Una de las necesidades más grandes en
el cuerpo de Cristo hoy en día es este
ministerio de compañeros en oración.
Como devotos siervos del Señor, estamos en peligro constante del enemigo. Nuestro amor no comprometido por Jesús es una amenaza a todo el infierno. No podemos tomar ninguna obra santa sin que Satanás ponga toda clase de lazos y trampas para nosotros.
Uno de estos peligros es tomado a la ligera en la iglesia. Ese peligro es la separación o divorcio de parejas cristianas. Estoy absolutamente asombrado por el sin número de testimonios acerca de matrimonios en ruinas.
Recientemente, una consejera matrimonial escribió en su blog consternada. Ella dijo: Dondequiera que miro en nuestra iglesia, las parejas se están separando. Casi todas mis amistades se están divorciando o lo están considerando. Literalmente, es una plaga en el cuerpo de Cristo ahora mismo.
Escucho toda clase de razonas por el desorden en hogares cristianos: incompatibilidad, falta de comunicación pérdida de afecto, infidelidad. Pero en realidad, se trata de algo mas que eso. Detrás de todo, esta un ataque del infierno contra los santos de Dios.
Hogares rotos entre inconversos no es un misterio. Pero entre los justos, tal desorden tiene una causa. Piénsalo cómo puede que cristianos dedicados que han estado escuchando predicación santa por años pierdan la autoridad en sus hogares? Ellos conocen muy bien el juramento de Dios en su pacto de ser su fortaleza. Ellos saben que él promete destruir cada poder satánico que venga contra ellos. Asi que, por qué el diablo esta prevaleciendo? Por qué su matrimonio esta bajo constante amenaza?
Creo que es porque uno o ambos en la pareja han abierto la puerta al engaño satánico. Han permitido algún compromiso en sus vidas, o están espiritualmente vagos. Y ahora un demonio enfurecido ha obtenido una fortaleza en sus corazones y hogar.
Si estas bajo ataque como este, debes preguntar lo que los discípulos preguntaron: Maestro, por qué no pudimos echar fuera a esos demonios? Jesús contestó que ciertas ataduras satánicas no responderán a la imposición de manos o una oración a medias. Estas fortalezas están arraigadas tan profundamente, que la única forma de echarlas fuera es a través de oración y ayuno prolongado.
Sin embargo, la iglesia de hoy esta en un estupor con relación al poder de la oración Un velo a caído sobre los ojos de miles. Y ahora, cada vez que confrontan problemas, el último a quien van es a Jesús Han abandonado la habitación secreta. Y en cambio se vuelven a la psicología consejeros, libros, amigos a todo, menos al Señor.
Si dices que tu matrimonio esta arruinado y quieres que sea sanado, tengo que preguntarte cuanto tiempo pasas a solas con Dios? Cuántas veces has apagado el televisor por una hora para sentarte ante Jesús y descargar tu alma? Cuántas comidas has dejado para ayunar por tu matrimonio? Cuántas veces has clamado, Padre, no puedo con esto? Tu tienes que obrar por nosotros. Haz lo que tengas que hacer para sanarnos.
Algunos maestros Bíblicos dicen que es incredulidad hacer el mismo pedido una y otra vez ante Dios. No esa es una herejía infame. Y ha debilitado la fe de multitudes. Dios nos manda a pedir, buscar, ayunar a que clames en suplicaciones eficaces y fervorosas.
Desde el mismo principio, siervos verdaderos han cambiado las promesas de Dios en oraciones:
- Jesús sabía que su padre le había prometido todas las cosas antes de la fundación del mundo aún así Cristo pasó horas orando para que la voluntad de Dios se cumpliera en la tierra. Él hasta hizo una parábola ilustrando la persistencia en la oración Se trataba de la viuda inoportuna la cual seguía demandando justicia de un juez hasta que la consiguió.
- Dios le dio maravillosas profecías a Ezequiel acerca de la restauración de Israel, prometiendo que las ruinas de la nación serían como el Jardín del Eden. Aún as el Señor dijo que su palabra no se cumplirá sin oración Aún seré solicitado de la casa de Israel, para hacerles esto (Ezequiel 36:37). En otras palabras: Te hice una promesa pero quiero que ores por su cumplimiento. Búscame con todo tu corazón hasta que la veas cumplida. Yo lo haré pero primero tienes que pedir.
- Dios le prometió a Daniel que después de setenta años Israel sería restaurada. Y cuando Daniel vio que el año señalado había llegado, el pudo haber esperado en fe para que Dios cumpliera su palabra. Pero al contrario, ese santo hombre cayó sobre su rostro y oró por dos semanas hasta ver al Señor cumplir todo lo que había prometido.