La oración a menudo es una de las áreas más egoístas en la vida del cristiano. Cuando lo piensas bien, la mayor parte de nuestras oraciones se enfocan en nuestras necesidades. Los dos temas centrales de nuestra intercesión son nuestro crecimiento espiritual y las necesidades de nuestra familia y amistades.
Ocasionalmente, puede que alcancemos mas allá de nuestros intereses y oremos por los demás Sin embargo, usualmente cuando decimos, Orar por ti, no lo hacemos. O si no, oramos por ellos una vez y luego nos olvidamos rápidamente de su necesidad.
Recientemente, he estado examinando mi vida de oración a la luz de las escrituras. Fui redargüido por la estrechez y limitaciones de mis propias oraciones. Como muchos creyentes, paso gran parte de mi tiempo buscando el rostro del Señor acerca de mi caminar con él. Clamo a él por santidad, por dominio sobre el pecado, para ser más como él, para recibir dirección para la vida, para tener su unción en mi ministerio. Y disfruto de dulce comunión con él, adorándole calladamente y siendo refrescado en su presencia.
También intercedo diariamente por mi familia. Pido al Señor que proteja a mi esposa de las acechanzas del diablo que haga a mis hijos (futuros) como árboles plantados a los ríos de Dios, que haga a mi Noa como piedras pulida en su palacio, y que haga de toda mi familia amantes de Jesús. También oro por los asuntos y preocupaciones del cuerpo de Cristo en nuestra iglesia. Intercedo por individuos que están en crisis y por los tantos ministerios que apoyamos en campañas evangelísticas.
Dirás, Eso es de elogiar, hermano Israel. Nos conforta saber que está separado con el Señor, en comunión con él y orando por todas esas necesidades.
Pero según la palabra de Dios, dulce comunión no es suficiente. Sí, es el secreto para el crecimiento espiritual; y no podemos tener mayor experiencia en la tierra; pero si vamos al trono solo para nuestra edificación y necesidades personales, somos egoístas. Sencillamente, no podemos descuidar de orar seriamente por las grandes necesidades a nuestro alrededor.
Recientemente, me enteré de un precioso anciano. Este amado santo dijo que Dios le había puesto que orara por mi diariamente, y me pidió si poda añadir mi nombre a su lista de oración. Aparentemente, los que reciben la intercesión de este hombre incluye una larga lista de viudas, personas pobres, ministros y los inconversos. Y él ha orado por años por ellos.
Este hombre es un cartero retirado, y lleva una vida sencilla, viviendo de una sola comida al día. El se pasa el tiempo haciendo buenas obras por los demás y en comunión con el Seor todo el día. Él maneja su auto por la ciudad recojiendo muebles viejos y otros artículos que son tirados como basura, y los repara y se los da a las viudas y a los pobres. También hace compras y diligencias para los inválidos y ayuda en otras necesidades.
Todo el tiempo que este hombre hace estas buenas obras, ora sin cesar, intercediendo fielmente por todos en su lista. En efecto, el solamente borra sus nombres cuando mueren.
Ahora bien, yo he sido un hombre de oración desde que fui llamado a predicar a los 23 años de edad. Pero aún con todas las oraciones fervientes que he hecho a través de los años, este hombre santo me pone en vergüenza Yo no tengo una lista de personas necesitadas por quienes oro diariamente, como él. Usualmente, oro por alguien una o dos veces y sigo adelante. Pero él sigue orando.
Creo que el premio en gloria de este hombre será más grande que el mio. Él es como la viuda que dio lo poco que tenía, pero su ofrenda valía más que las ofrendas de los demás. Mientras pienso en todas las almas que Dios ha permitido que los evangelistas sieguen al reino, inmediatamente pienso en la increíble ayuda de las oraciones de personas como este hombre.
Este mensaje se trata acerca de cómo desarrollar esa clase de vida de oración bendecida para realmente ser un compañero en oración.
0 comentarios:
Publicar un comentario