Pablo escribe a los Gálatas, "Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer la verdad?" (Gálatas 5:7)" ...¿quién os embrujó, para no obedecer la verdad?" (3:1) El apóstol estaba preguntando a su rebaño, ¿qué les pasó a ustedes? Estaban tan bien. ¡Pero ahora les han lavado el cerebro!"
A lo largo de la Escritura, Dios nos da un cuadro claro de cuán importante es para nosotros obedecer su palabra. Nosotros vemos tal ejemplo en la vida del Rey Saúl. Dios le dio a Saúl, órdenes claras y específicas a través del profeta Samuel. Él instruyó a Saúl, "Ve y golpea con violencia Amalec, y destruye completamente todo lo que tienen, y no perdones; sino mata hombres y mujeres, infantes y lactantes, bueyes y ovejas, camellos y asnos" (1 Samuel 15:3)
¿Obedeció Saúl esta orden del Señor? La Escritura nos dice, "Saúl golpeó con violencia a los Amalecitas...y tomó a Agag el rey del Amalecitas vivo...Saúl y las personas perdonaron a Agag, y lo mejor de las ovejas, y de los bueyes, y de lo gordo, y los corderos, y todo lo que era bueno, y no los destruyó completamente... " (versículos 7-9)
Dios le había dado su palabra a Saúl en términos claros como el cristal. Pero después que Saúl entró en la batalla, sólo obedeció al Señor en parte. En lugar de destruír a todos y todo, perdonó al rey Agag - e incluso guardó algunos de los despojos de batalla.
Samuel estaba apesadumbrado por esto. Le dijo a Saúl, "El Señor te envió en una jornada, y dijo, "Ve y destruye completamente a los pecadores amalecitas, y pelea contra ellos hasta que sean consumidos. ¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová, sino que vuelto al botín, has hecho lo malo ante los ojos del Señor? " (versículos 18-19)
A estas alturas, la Escritura nos da una dolorosa, escalofriante palabra: "Entonces vino la palabra del Señor hacia Samuel, diciendo, Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mi palabra...." (versículos 10-11)
¿Describe esto su vida? ¿Le ha dicho Dios en algún término claro que trate con cierto hábito lujurioso en su vida - pero sigue aferrándose a él, negándose a cortarlo?
Ahora mismo, su Espíritu puede estar hablándole con bondad, con voz galante, diciendo, "Tu lujuria está entre nosotros, interrumpiendo nuestra comunión. Ya no puedo bendecirte mientras persistes en ella. Confía en mi Espíritu para ayudarte. Rindela ahora, mi hijo". Pero pronto Dios puede hablarte en su ira, diciendo, "Si no sacas tu lujuria, la expondré - y destruirá tu vida!"
Dios rechazó a Saúl por su desobediencia. Samuel le dijo a Saúl, "La rebelión es como el pecado de hechicería, y la obstinación es como la iniquidad e idolatría. Porque has rechazado la palabra del Señor, él te ha rechazado también de ser rey" (versículo 23)
Eso es cuando el Espíritu de Dios dejó a Saúl. La obediencia desganada del rey lo había abierto a la influencia de Satanás. ¡Pronto un espíritu malo atribuló a Saúl - y terminó buscando el consejo de una bruja!
Quizás mientras lee el recuento de la vida de Saúl, pensará, "Pero Saúl trató de hacer lo mejor. El no lo hizo tan mal. ¿Por qué Dios fue tan severo con él? ¿Por qué no perdonó a Saúl?"
¡Dios está diciéndonos a través de este pasaje que él es firme en lo que dice! Él está diciendo, "Estoy mostrándote cómo me siento acerca de su obediencia hacia mí. Quiero todo tu corazón, todo tu amor - no sólo una obediencia desganada!"
Ahora bien, si el mensaje del Señor a Saúl hubiese sido brumoso o incierto, seríamos justificados al decir que él debería haber hecho una concesión para Saúl. Pero su dirección a Saúl fue tan clara; no había ninguna duda de lo que ordenó. Igualmente hoy, no tenemos duda de lo que Dios nos ha hablado. Sabemos cuáles son sus mandamientos, porque él los ha revelado a nosotros por su palabra y por su Espíritu dentro de nuestros corazones.
Puede responder, "Pero lo que Dios hizo a Saúl pasó bajo el Antiguo Pacto, bajo la ley. Vivimos ahora en un día de gracia. Ciertamente el Señor no será tan severo con nosotros como cuando desobedecemos como fue con Saúl."
Aquí está la palabra de Dios en este asunto bajo el Nuevo Pacto, un pacto de gracia:
"(Dios) el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente, y también el griego,
pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; porque no hay acepción de personas para con Dios." (Romanos 2:6-11)
Permítame enumerarle la diferencia entre Saúl en el Antiguo Testamento y todos los creyentes bajo el Nuevo Pacto: siempre que una persona tenga el deseo de obedecer los mandamientos de Dios verdaderamente - cuando esa persona ama y respeta la palabra de Dios - el Espíritu Santo le proporciona todo el poder y habilidad de cumplir esos mandamientos. Ésa es la bendita provisión del Nuevo Pacto.
Saúl no tenía ese tipo de deseo santo. Pero cualquier creyente que de verdad ama al Señor y su palabra puede mortificar toda lujuria, derrumbando el dominio del pecado por el poder del Espíritu Santo dentro de él.
Pablo da esta fuerte palabra de advertencia al creyente: "¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios?" (Romanos 2:3) Él está diciendo, "Estás testificando que eres cristiano, diciéndole a todos que obedeces las leyes de Dios - ¿pero estás en pecado tú mismo?"
"¿O menosprecias las riquezas de su bondad, paciencia y longanimidad, ignorando que su bondad te guía al arrepentimiento?" (versículo 4). Pablo agrega, "Dios ha sido misericordioso contigo todo este tiempo, tratándote amable y amorosamente. No comprendes que toda su bondad, misericordia y gracia te llevan al arrepentimiento?"