El apóstol Pablo les asegura a los tesalonicenses que ellos han aprendido a caminar agradando a Dios. Les dijo: "Que de la manera que aprendisteis de nosotros como os conviene conduciros y agradar a Dios." (I Tes. 4:1). Pablo entonces le añadió esta exhortación: "Así abundéis más y más." (I Tes. 4:1).
Abundar significa aumentar. Pablo les estaba diciendo: "Han estado escuchando un evangelio puro. Así que ahora tienen un buen fundamento. Por lo tanto, debieras estar creciendo en gracia en todos sentidos - en tu fe, en conocimiento, en amor.
Pablo también habló de esta abundancia a los corintios: "Por tanto, como en todo abundéis, en fe, en palabra, en ciencia, en toda solicitud, y en vuestro amor para con nosotros, abundad también en esta gracia." (2 Cor. 8:7). En otras palabras, él dijo: "El Espíritu Santo ha cambiado tu vida. Por lo tanto, debieras dar mas de ti en todos los sentidos - tu tiempo, tus finanzas, tus talentos.
Estos pasajes clarifican que: se espera que todo el que ha sido alimentado con la Palabra de Dios crezca en gracia. Dios ha depositado dones a los pastores, maestros, profetas y evangelistas para que expresen su propósito; hacer que su iglesia crezca. No se supone que ningún creyente se quede como un bebé en Cristo. Se espera que crezcamos en él de manera que no seamos arrastrados por cualquier cosa falsa.
El mismo Jesús habla de este constante crecimiento en nuestras vidas: "Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia." (Juan 10:10). Cristo elogió a la iglesia de Tiatira por haber crecido en gracia: "Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras." (Ap. 2:19). En esencia, Jesús estaba diciendo: "Ahora eres más intenso que cuando empezaste. Has permitido que mi vida en ti crezca más abundantemente."
En Proverbios se hace eco de esto: "Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto." (Prov. 4:18). Job declara: "No obstante, proseguirá el justo su camino, y el limpio de manos aumentará la fuerza." (Job 17:9).
Vemos que en el cuerpo de Cristo no hay lugar para la vagancia, la pereza o el estancamiento. Así que, ¿cómo te sientes con relación a tu crecimiento en Cristo? ¿Notas un crecimiento constante de fe, esperanza, amor, de dar? Si es así, ¿cómo puedes medir tu crecimiento?
Trágicamente, muchos cristianos juzgan su crecimiento espiritual basándose en condiciones externas. Por supuesto, muchos creyentes reclaman que viven por fe y no por sentimientos. Pero en la práctica diaria, muchos miden sus vidas espirituales por la manera en que se sienten. Y están convencidos de que no están creciendo espiritualmente. Asisten a la iglesia regularmente, escuchan la predicación de la Palabra de Dios, leen sus Biblias, oran diligentemente. Pero sienten que no están progresando nada. Una vez un santo me dijo: "Yo debiera estar más quebrantado en el Señor. Acostumbraba llorar fácilmente delante de él, pero ahora mi corazón ya no es tan tierno. Simplemente, no estoy creciendo."
Otros se juzgan a sí mismo porque escuchan muchos sermones pero retienen poco de ellos. Se preocupan de que no son tan intensos o tan celosos por el Señor como antes.
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