Los cristianos que no oran no se dan cuenta del peligro
en que se encuentran.
Podrás argumentar: "Bueno, y ¿qué si algunos cristianos no oran? Todavía siguen siendo creyentes: han sido lavados por la sangre, han sido perdonados y van para el cielo. ¿Dónde esta el peligro si se entibian un poco?"
Yo creo que el Señor se da cuenta que vivimos en una era muy ocupada, con muchas cosas que nos demandan tiempo y energía. Y los cristianos están también atrapados en el ajetreo y las actividades como los demás. Sin embargo, no puedo creer que Dios toma ligeramente nuestro rechazo al acceso a su presencia, que le costa la vida a su Único Hijo.
Dios ha hecho a Cristo nuestra torre fuerte. Pero solo aquellos que "corren a él" están seguros (vea Prov. 18:10). Si no vas a él, entonces todavía estas afuera de la puerta. Estas parado donde Israel se paro. Pero Dios ya no se encuentra con nadie en la puerta. Toda la provisión que necesitamos esta adentro: Perdón de pecados, misericordia en el tiempo de necesidad, poder para vencer.
Imagínate el dolor que sienten el Padre y el Hijo por el rechazo. Yo me imagino esta conversación entre ellos:
"Hijo, fuiste golpeado, burlado, crucificado y enterrado. Me dolió tanto verte, que cerré mis ojos. Sin embargo, cumpliste el pacto eterno. Proveíste aceptación y acceso para todos aquellos que confían en ti. Por ti, el pueblo de los últimos días podrá venir a mí. Y crecerán poderosos en mi fuerza, construyendo reservas de fe contra el diablo que les tentará y les probará como no lo ha hecho en ningún otro tiempo."
"Sin embargo, ¿dónde están nuestros amados hijos? Pasa el lunes y nunca les vemos. Llega el martes y todavía no les vemos. Llega el miércoles sin verlos. Pasan el jueves, viernes y sábado y no les vemos. Solo se acercan a nosotros el domingo mientras están en la iglesia. ¿Por que no vienen? ¿No nos aman?"
Dios le hizo a Adán la misma pregunta cuando Adán se escondió de Dios en el jardín del Edén: “¿Dónde estas tu?" (Gn. 3:9). El Señor supo todo el tiempo donde estaba Adán. Él en realidad le estaba preguntando a Adán por que había rechazado su compañía. Y le estaba mostrando a Adán que era peligroso esconderse de su presencia.
De hecho, muchos cristianos que no se apropian del acceso al Padre terminan en la misma condición de Sardis. El Señor instruyó a Juan: "Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios… Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estas muerto." (Ap. 3:1).
Jesús esta diciendo: "Puede que seas una buena persona, alguien que podría hacer cualquier cosa por otra persona. Tienes una buena reputación tanto en la iglesia como en el mundo. Se te conoce como que estas verdaderamente vivo en Cristo, bendito de Dios. Pero ha entrado en tu vida un elemento de muerte. Algo del mundo te ha contaminado."
"Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras." (3:4). ¿A qué mancha se refiere aquí? Se refiera a la falta de oración. Y aquí es que Jesús nos advierte: "Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están por morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios." (3:2).
Los creyentes en Sardis no habían estado vigilantes. No habían estado en oración, esperando en el Señor, buscándole como lo habían hecho antes. En vez de esto, se habían descuidado, no estaban viniendo al Señor diariamente para que les ayudara. Ahora estaban manchados. La palabra que el Señor Jesús usa aquí para "manchado" significa una mancha de pecado, una mancha negra en una vestidura blanca. El Señor nos esta diciendo: "Si no oras, no tienes defensa contra el enemigo. Tu negligencia permite que se manchen tus vestiduras."
Sin embargo, Jesús dice sobre unos pocos: "Pero tienes una pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas." (3:4). Él esta diciendo: "Todavía tienes una llamita de deseo por mí. No quieres perderte mi presencia, no quieres darte a la soledad. Ahora, rápidamente, aviva nuevamente tu hambre. Ve nuevamente a tu cuarto secreto y llámame. Dispón tu corazón como un pedernal. Aviva la llama de la fe antes de que muera, antes que llegue la muerte a tu alma, como le ha pasado a muchos a tu alrededor."
No ignores el gran regalo del acceso a la presencia. Tu futuro eterno depende de este acceso. Ora y busca al Señor. Él te ha provisto este acceso. Y él te promete satisfacer cada necesidad.
0 comentarios:
Publicar un comentario