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martes, 2 de julio de 2013

¿QUE ESTA DESTRUYENDO LA JUVENTUD?



Los niños y jóvenes en la actualidad son una generación perdida. Ninguna otra generación en la historia ha sido tan saturada por el sexo, drogas, alcohol, codicia y asesinato a tan temprana edad. Mi pregunta es, ¿a quién culpamos?
El mundo sabe que algo terrible ha ocurrido en las escuelas de las naciones más desarrolladas como los Estados Unidos. El crimen y la violencia son tan comunes que ahora muchos edificios escolares tienen detectores de metal. Muchachos pueden conseguir pistolas y arrazar con sus compañeros de clases sin pena alguna.

Nuestro sistema educativo mismo es vil y pervertido. Los maestros están introduciendo a los estudiantes al ateísmo, la evolución, homosexualidad, actitudes sexuales libres, intolerancia anti-religiosa. Un maestro no puede poner una Biblia sobre su escritorio-pero puede mostrar literatura de temas como el comunismo hasta la pornografía.

Desde que el sistema judicial de norteamérica echó a Dios de las escuelas, Satanás se ha apoderado de ellas. Sin embargo estoy convencido que no es el corrupto sistema en las escuelas que ha maldecido a la niñez en esa y otras naciones.

Nuestra sociedad entera está experimentando un colapso moral. Programas culturales y exposiciones de arte son sucias y vulgares, haciendo común lo profano. Hasta respetados líderes gubernamentales y negociantes usan un lenguage vil con toda libertad. Maldicen a Cristo y a Dios casi sin pensarlo.

El colapso moral de latinoamérica es tan urgente, que hasta los ateos liberales reconocen que nuestros fundamentos son amenazados. Sin embargo no es nuestra sociedad corrupta que está maldiciendo a nuestra niñez.

Los medios de comunicación parecen ser controlados por demonios. MTV es la red privada del diablo, con Satanás mismo presidiendo como consejero delegado. Los videos musicales no son nada más que pornografía lujuriosa con letras malas y desmoralizantes. Debes preguntarte qué clase de mentes poseídas por demonios pueden empujar tal perversión a una generación entera de jóvenes. Los vendedores de esta suciedad infernal obviamente han arruinado sus propias vidas, y ahora se conforman con nada menos que arruinar la generación futura. Sin embargo ni siquiera la mala escena musical es responsable por maldecir nuestra niñez.

En el mundo de la publicidad, el sexo todo lo vende. Ningún acto sexual es considerado pecaminoso. Cualquier cosa es aceptable, de manera que con el paso de cada hora el mundo se hunde más profundo en el libertinaje. Y todo es promovido por los medios noticiosos en combinación con el libertinaje y los poderes del infierno. Sin embargo, tan malas como son las compañías publicitarias, no pueden ser culpadas por la maldición de nuestra niñez.

Pensarás acerca de la influencia de iglesias muertas que llevan la suciedad mundana a la casa de Dios. Muchos pastores con frecuencia niegan la existencia del cielo, del infierno y el nacimiento virginal. Sus iglesias se han convertido en cascarones vacíos, teniendo forma de santidad pero sin poder. Y sus servicios son tan desabridos que los jóvenes se alejan en manadas. Los jóvenes se quedan pensando que la cristiandad es irrelevante a sus vidas.

Muchos líderes de adoración han reemplazado los himnos con música al estilo rock de MTV que sólo menciona a Jesús de paso. En vez de ofrecer adoración santa, las iglesias ahora tienen conciertos de rock donde estrellan sus cuerpos y los instrumentos, donde amenazantes, tatuados, y agujerados miembros de banda mueven sus cuerpos violentamente, contaminando la casa de Dios con música de rebelión.Mas tan secas y mundanas como se han convertido estas iglesias, no es la fuerza primordial que está maldiciendo nuestra niñez.

Muchos padres-incluyendo cristianos-culpan todas estas cosas por la pérdida de la juventud. Cuando sus hijos se alejan, volviéndose a las drogas o el alcohol, estos padres tienen rabia contra las escuelas, el gobierno, los medios publicitarios, la iglesia y los compañeros de sus hijos. Algunos terminan sacando a sus hijos de las escuelas públicas y los matriculan en escuelas cristianas. Pero a menudo la rebelión de sus hijos empeora.

Hasta los padres inconversos toman esa misma acción con sus hijos. No quieren nada con la religión-pero mandan a sus hijos a la escuela dominical esperando que ponga en ellos principios positivos. Ellos esperan que en una hora a la semana las maestras, en forma mágica, transformen en ángeles a sus jóvenes rebeldes. Pero cuando no sucede, esos padres culpan a la iglesia por el caos que sus hijos llevan al hogar. 

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