Eliseo regresó a las mismas dos ciudades, volviendo a trazar
sus pasos con Elías.
Ahora, después de recibir un toque de Dios, Eliseo se iba adelante con su propia fe. Y su primera parada fue Jericó. La facultad de los cincuenta profetas inmediatamente reconoció el toque de Dios sobre él, diciendo, "El mismo espíritu que reposó sobre Elías es ahora sobre Eliseo." Fue obvio a todos estos, que este retirado siervo, se estaba moviendo en una autoridad y poder más profunda del espíritu.
Los jóvenes profetas dijeron a Eliseo, "…He aquí, el lugar en donde está colocada esta ciudad es bueno, como mi señor ve; mas las aguas son malas, y la tierra es estéril" (2° Reyes 2:19). Ellos estaban diciendo, "Hay veneno en el agua, y está matando a todo." Pero, aparentemente, estos cincuenta hombres de Dios estaban impotentes de parar el veneno, a traer muerte a Jericó.
Acuerdo a Isaías, este "lugar grato" representa el ministerio: "Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya…" (Isaías 5:7). Además, el agua aquí representa la palabra de Dios.
¿Ve usted el significado? El agua envenenada de Jericó significa la palabra contaminada, predicado desde los púlpitos de las ciudades. Estos hombres de Dios nunca han tratado con sus propios pecados, así que sus sermones estaban llenos del veneno de corazones corruptos. Y sus sermones sin vida y carne-orientados, estaban causando muerte espiritual entre el pueblo.
Muéstrame un predicador en el púlpito que no cree mas que la palabra de Dios es infalible - que ha rechazado el nacimiento virginal, que es adicto a un pecado secreto, que no llora mas sobre el pecado que ve en la casa de Dios - y yo le mostraré una iglesia que se esta muriendo por el veneno que brota de su corazón.
¿Cuál fue la cura para el veneno en Jericó? Se tenía que purificar el suministro del agua. Y esto fue justamente lo que hizo Eliseo. Él tomó una vasija limpia, la llenó con sal y la vertió en el manantial del agua de la ciudad. Pronto todas las aguas estaban limpiadas, y vida empezó a brotar en todo el alrededor.
Por su puesto, la sal que usó Eliseo representa el evangelio de pureza y santidad. Y la vasija limpia que él usó representa ministros que han sido limpiados por la sangre de Cristo y santificados por el fuego purificante del espíritu, preparados para predicar el evangelio puro. Amados, solamente estas cosas pueden contraponerse a la corriente maligna en la casa de Dios: vasijas limpias, puras, que caminan en santidad y predican la palabra pura con unción fresca.
Ahora Eliseo regresó a Bet-el - la corrupta sociedad con una generación de juventud perdida. Y tan pronto que arribó, fue mofado:
"Después subió de allí a Bet-el; y subiendo por el camino, salieron unos muchachos de la ciudad, y se burlaban de él, diciendo: ¡Calvo, sube! ¡calvo, sube! Y mirando él atrás, los vio, y los maldijo en el nombre de Jehová. Y salieron dos osos del monte, y despedazaron de ellos a cuarenta y dos muchachos" (2° Reyes 2:23-24).
Que terrible escena. Usted pensará, "Que cruel que Dios permite que niños pequeños sean atacados por osos." Pero la palabra "muchacho" aquí, es una mala traducción. En el original hebreo esta frase se lee "jóvenes hombres".
¿Causó Eliseo sus muertes en una egoísta reacción colérica por haber sido ofendido? No. Este hombre devoto se estaba moviendo bajo el poder y la autoridad del Espíritu Santo. El hecho es, estos jóvenes hombres burladores habían cometido un pecado atroz.
Sin duda, los muchachos habían escuchado sobre la translación de Elías al cielo. Pero ahora, con provocar a Eliseo con el grito, "Sube, calvo," ellos estaban ridiculizando la obra del espíritu. Ellos escucharon la verdad sobre la obra santa del espíritu, pero no la aceptaron. Sus acciones hacía Eliseo eran un acto de burla contra el ministerio del Espíritu Santo - un pecado imperdonable.
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