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jueves, 21 de febrero de 2013

LO QUE DEBES ENTENDER


Usted tiene que entender que Dios
no está jugando el papel de un monstruo divino,
tratando de asustar a su propio pueblo.


Esta gran escena de estremecimiento y temblor no era un espectáculo de espanto para aterrorizar a Israel a la obediencia.  Eso no era lo que nuestro Dios de amor estaba haciendo.  Moisés explicó al pueblo los propósitos de Dios: "Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis." (Ex. 20:20).  "Andad en todo el camino que Jehová vuestro Dios os ha mandado, para que viváis, y os vaya bien, y tengáis largos días en la tierra que habéis de poseer." (Deut. 5:33).

Moisés dijo en esencia: Dios no esta furioso con ustedes, esta majestuosa experiencia no se trata de eso. No.  Él quiere daros poder con su asombroso temor.  Él está tratando de hacer en ustedes un arma poderosa que los proteja en contra del enemigo.  Y él está haciendo esto de manera que ustedes puedan vivir victoriosamente todos los días de su vida.

En este punto, sin embargo, el increíble fuego había desaparecido, los poderosos truenos y rayos supernaturales se habían ido, y la indescriptible voz de Dios estaba en silencio, así que ahora los líderes vinieron a Moisés con sus "temores".  Superficialmente, sus palabras sonaban muy religiosas: "Nosotros hemos visto cuán grande y glorioso es el Señor.  Y tuvimos el privilegio de escuchar la voz audible de Dios.  "Ahora sabemos que es posible escuchar su divina voz y vivir.  Hasta ahora todo iba bien.

Sin embargo, después vino la lógica más extraña de la Biblia.  Estos líderes dijeron a Moisés: "...hoy hemos visto que Jehová habla al hombre, y éste an vive.  Ahora, pues, ¿por qué vamos a morir, por qué este gran fuego nos consumirá si oyéremos otra vez la voz de Jehová nuestro Dios, moriremos, porque, ¿Qué es el hombre para que oiga la voz del Dios viviente, que habla de en medio del fuego, como nosotros lo oímos y an viva?" (Deut. 5:24-26).  Ellos habían oído la voz de Dios y habían sobrevivido.  ¿Qué extraña lógica es ésta?.

Ellos dijeron a Moisés: Nosotros sabemos que podemos oír hablar a Dios de en medio del fuego y sobrevivir.  Sin embargo, si tenemos que sentarnos bajo su directa, pura, y santa voz seremos consumidos.  ¿Por qué tendríamos que morir?  De toda la gente en el mundo, nosotros somos los que hemos oído la voz de Dios y vivimos.

Pero el Señor sabia lo que había en sus corazones.  Dijo a Moisés: He oído la voz de las palabras de este pueblo, que ellos te han hablado; es correcto todo lo que han dicho (versículo 28).  Dios estaba diciendo, en otras palabras: Las palabras de la gente suenan bien porque ellos conocen el vocabulario religioso correcto.  Es el lenguaje de gente humilde y obediente como si ellos tuvieran un genuino temor de mí.

El Señor luego nos da una clave acerca de lo que realmente estaba pasando: ¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre! (versículo 29).

Ellos estaban dando honor a Dios con sus labios - pero sus corazones estaban lejos de él.  Para citar a Isaías: ...este pueblo se acerco a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón esta lejos de mí, y su temor de mi no es mas que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado. (Isaias 29:13).

Los israelitas eran tan devotos a sus pequeñas imágenes de oro, que nada los podía alejar de su alabanza idólatra.  Ni siquiera una montaña de fuego, un terremoto sobrenatural o un trueno destrozador podía desatarlos de su idolatría.  Ellos finalmente ignoraron la voz audible de Dios, en toda su santidad y majestad.

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