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martes, 26 de febrero de 2013

ISRAEL RECIBIÓ LO QUE PIDIÓ



Dios respondió inmediatamente al pedido
de Israel de escuchar a un hombre.

El Espíritu del Señor vino sobre Moisés, y él profetizo lo siguiente:


"Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios: a él oiréis: Conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oir la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, porque no muera.


Y Jehová me dijo: Bien han dicho. Profeta les suscitaré de en medio de sus hermanos, como t; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare. Mas será, que cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le residenciaré. (Deut. 18:15-19).

Simplemente Dios cumpliría la petición de Israel de dos maneras:

1.  Primero, Él hablaría a su pueblo a través de un hombre por los siguientes 1,500 años. él usaría profetas, jueces y reyes como sus santos representantes.  En efecto, por cuarenta años Dios puso su palabra en la boca de Moisés para que hablara a esa generación.  Esteban testificó que Moisés recibió oráculos vivientes de Dios en el monte (Hch. 7:38).

Sin embargo, a través de los siglos, Israel rehusó a escuchar al Señor.  Al cual nuestros padres no quisieron obedecer; antes le desecharon, y se apartaron de corazón á Egipto, (versículo 39).  Se convirtieron en "...generación contumaz y rebelde, generación que no dispuso su corazón, ni fue fiel para con Dios su espíritu. (Salmo 78:8).

Generación tras generación, Dios hizo lo que la gente le había pedido, él habló a través de un hombre.  Sin embargo, Dios dijo a través de Isaías a la generación siguiente: ...hablé, y no oísteis; sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que a mí desagrada. (Is. 65:12).  Dios dijo lo mismo a través de Jeremías:

Desde el día que vuestros padres salieron de la tierra de Egipto hasta hoy.  Y os envié a todos los profetas mis siervos, cada día madrugando y enviándolos: Mas no me oyeron ni inclinaron su oído; antes endurecieron su cerviz, e hicieron peor que sus padres.

Tú pues les dirás todas estas palabras, mas no te oirán; aun los llamarás, y no te responderán.  Les dirás por tanto: Esta es la gente que no escuchó la voz de Jehová su Dios, ni tomó corrección; perdióse la fe, y de la boca de ellos fué cortada. (Jer. 7:25-28).

En su misericordia, Dios habló a su pueblo en toda manera posible- advirtiendo, cortejando, amando, amenazando.  Y habló tan claramente que no había forma de errar a sus deseos.  Sin embargo, la gente continuamente hacía oídos sordos a él.

2.  Dios también habló a Israel de otra manera.  Él prometió enviarles un profeta.  Y pasarían 1,500 años después de lo ocurrido en el monte Sinaí, antes que este hombre apareciera.  Ese profeta es Cristo.  Este es el Moisés, el cual dijo a los hijos de Israel: Profeta os levantará el Señor Dios vuestro de vuestros hermanos, como yo; a él oiréis. (Hch. 7:37).

Bajo este Nuevo Pacto: Dios, habiendo hablado muchas veces y en muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, al cual constituyó heredero de todo, por el cual asimismo hizo el universo. (He. 1:1-2).

Entonces, ¿por qué Dios esperó 1,500 años para cumplir la profecía de Moisés a Israel?  Él lo hizo porque estaba esperando con gran paciencia todos esos años para ver la obediencia de su pueblo.  Su retraso fue un acto de misericordia.

Jesús se refirió a la paciencia de Dios en su parábola del dueño de la viña.  El dueño siguió enviando sus sirvientes pidiendo a los obreros los frutos. E
l envío un mensajero tras otro, pero sin resultado.  Finalmente el dueño pensó: Enviaré a mi propio hijo.  Quizás lo respetarán lo suficiente para obedecerme y reverenciarme.  Pero aún así rehusaron responder.  Y en su ira, hasta mataron al hijo del dueño de la viña.


Esto es lo mismo que le pasó a Israel.  Generación a generación, Dios les envío representantes al pueblo pero ellos continuamente rehusaron escuchar.  En efecto, ellos estaban tan determinados a aferrarse a su pecado, que ellos mataron a Su Hijo-portavoz, Jesús.

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