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miércoles, 26 de diciembre de 2012

¿DONDE ESTAS LOS PASTORES SANTOS?

 
¿Y qué de los pastores santos y los rebaños
que poblarán las ciudades?

 
Usted podría estar preguntándose: "¿Usted está diciendo que Dios quitará de la iglesia todas las falsas doctrinas de prosperidad y los falsos pastores asalariados?" No, no es eso lo que estoy diciendo. De hecho, de acuerdo a una profecía del Antiguo Testamento, siempre habrá en la iglesia un ministerio de Elí holgazán y descuidado. Se llama el ministerio de Abiatar, llamado así por el sacerdote que abandonó a David - ¡es un ministerio completamente de la carne!

Usted también se podría preguntar: "¿Dónde están esos pastores santos que el Señor nos prometió? ¿Dónde están pastoreando? ¿Está usted diciendo que podemos encontrar iglesias rectas en cada ciudad, pueblo o villa?

"No veo cómo Dios podría encontrar suficientes ministros santos, separados para "hacerlos una morada" en cada lugar. No hay suficientes institutos bíblicos y seminarios en el mundo para tan siquiera comenzar el cumplimiento de esta increíble profecía. Sé que el Señor está levantando un ejército de ministros jóvenes, santos. Pero seguramente son pocos y están lejos entre sí. Entonces, ¿dónde está este sacerdocio numeroso?"

Encontramos la respuesta a esta pregunta en el resto del relato de Jeremías. Dios le dijo al profeta: "Como no puede ser contado el ejército del cielo, ni la arena del mar se puede medir, así multiplicaré la descendencia de David mi siervo, y los levitas que me sirven." (Jeremías 33:22). Él estaba diciendo: "Te doy esta promesa del pacto. ¡Voy a aumentar el sacerdocio santo que pastoreará a mis rebaños que se están multiplicando!"

¿Cómo Dios hará esto? Encontramos la respuesta en el libro de Apocalipsis: "...Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre..." (Apocalipsis 1:5-6). ¡Dios nos ha hecho sacerdotes a todos! Todos los que han sido lavados en la sangre de Cristo son miembros de su real sacerdocio.

El apóstol Pedro se hizo eco de esto en I Pedro 2:5: "Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo." (1 Pedro 2:5). ¡Dios nos ha llamado a ser sacerdotes que le ministren a él!

El concepto del Señor sobre "la iglesia" es muy diferente al nuestro. Pensamos que la iglesia es un ministerio para la gente. Es un lugar donde se satisfacen todas las necesidades espirituales, físicas y emocionales del pueblo de Dios. Por supuesto, esto es parte de lo que forma a la iglesia. Pero la verdadera iglesia, de acuerdo a las Escrituras, comienza con el ministerio a Jesucristo. ¡El concepto de Dios sobre la iglesia es cualquier lugar en el que se ministra al Señor!

Vemos esta distinción ilustrada en Ezequiel 44. En el siguiente pasaje, el Señor describe al ministerio que está centralizado en el hombre: "Y servirán en mi santuario como porteros a las puertas de la casa y sirvientes en la casa; ellos matarán el holocausto y la víctima para el pueblo, y estarán ante él para servirle...Les pondré, pues, por guardas encargados de la custodia de la casa, para todo el servicio de ella, y para todo lo que en ella haya de hacerse." (Ezequiel 44:11,14).

De acuerdo a este pasaje, los sacerdotes estaban haciendo todo lo que debiera hacer un pastor. Estaban predicando, aconsejando, ministrando a las necesidades del pueblo. De hecho, a los ojos de las personas no espirituales, probablemente sus ministerios lucían como una iglesia buena, sólida.

Pero en realidad estos ministros le estaban dando al pueblo lo que su carne quería: "Por cuanto les sirvieron delante de sus ídolos, y fueron a la casa de Israel por tropezadero de maldad; por tanto, he alzado mi mano y jurado, dice Jehová el Señor, que ellos llevarán su iniquidad." (44:12).

Estos falsos pastores no tenían palabra de Dios. De hecho, ¡Dios dijo que él era enemigo de ellos! "No se acercarán a mí para servirme como sacerdotes, ni se acercarán a ninguna de mis cosas santas, en el lugar santísimo, sino que llevarán su vergüenza y las abominaciones que hicieron." (44:13).

Simplemente Dios nos está diciendo: "¡Mi pueblo desea pastores falsos! No quieren escuchar el mensaje del evangelio y que sus pecados sean expuestos. Así que les voy a dar la clase de pastores que quieren. ¡Les asignaré pastores que les ministrarán a sus deseos idólatras y a sus concupiscencias!

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