Le pregunto a usted - ¿Qué está usted buscando
en una iglesia?
en una iglesia?
Tal vez usted está buscando una iglesia que instruya a sus hijos los
domingos en la mañana. O, tal vez usted está buscando por un
compañerismo verdadero. Tal vez está usted hambriento por buena
alabanza y adoración. O usted está tratando de satisfacer alguna otra
profunda necesidad en su vida.
Si alguna de esas preocupaciones le aplica a usted, tengo una pregunta
difícil para usted: Para satisfacer estas necesidades, ¿pondría a usted
y a su familia al cuidado de un sacerdocio como el de Abiatar - un
ministerio que Dios ha rechazado? ¿Se sometería a la predicación de un
pastor "asignado" por Dios para ministrar a la idolatría de la gente?
Déjeme darle esta palabra sobre la verdadera iglesia de Dios: ¡La
Biblia dice que usted ha sido designado como un real sacerdote para
Dios! ¡Claro que sí!- usted debe ser un pastor, un ministro, un
sacerdote. ¡Y la iglesia verdadera debe comenzar en su casa!
La Biblia dice que cada creyente ha sido llamado para formar parte del
sacerdocio santo de Sadoc: "Mas los sacerdotes levitas hijos de Sadoc,
que guardaron el ordenamiento del santuario cuando los hijos de Israel
se apartaron de mí, ellos se acercarán para ministrar ante mí, y
delante de mí estarán para ofrecerme la grosura y la sangre, dice
Jehová el Señor. Ellos entrarán en mi santuario, y se acercarán a mi
mesa para servirme, y guardarán mis ordenanzas." (Ezequiel 44:15-16).
Usted no tiene que ir al instituto bíblico para ser parte del real
sacerdocio de Dios. No tiene que tener un certificado de ordenación
colgado en la pared. ¡Cada uno que ha sido lavado en la sangre de
Cristo ha sido levantado como un sacerdote para el Señor!
Como me ubiera gustado crecer en una familia que practicara "el altar
familiar." En mi familia no sabían lo que el versículo del libro de Hebreos
manda a los cristianos a no dejar de congregarse, también era para las
familias. Por lo tanto, no debíamos faltar al altar familiar.
Pocos hogares esperan esa hora, cuando llega la hora del altar familiar en sus
hogar, Es dejar de hacer lo que estamos haciendo en ese momento por estar un tiempo con Dios en familia. Debemos llamarlo: "¡Tiempo de
orar!" todo el mundo en tu vecindario sabra que tu familia pasa tiempo en el altar de Dios.
Hay algo que pienso iniciar tan pronto nazca mi primer hijo, tomaré el papel de sacerdote y pastor en mi propia
casa. Siempre lo soy para la congregación, pero llegó el tiempo de serlo en casa con mis hijos. Pero, ¿y qué de usted? ¿Ha examinado su corazón con respecto a
convertirse en sacerdote para su familia? Usted argumenta que no ha
encontrado una iglesia buena - una que le avive y le provoque, una que
ministre a sus niños. Pero, ¿ha hecho usted el trabajo sacerdotal de
interceder ante el Señor por las personas que ama?
Ya hemos visto en las Escrituras que la verdadera iglesia de Dios está
dondequiera que haya creyentes que le ministren al Señor. Y eso tiene
que estar ocurriendo en su hogar. El apóstol Pablo dice sobre Priscila
y Aquilas: "... a la iglesia de su casa." (Romanos 16:5).
Sin embargo, muchos cristianos llegan a la casa a una deslumbrante
televisión. Compran hasta que se caen. Y dedican poco tiempo, si
alguno, a ministrar al Señor. Nunca oran. Nunca se encierran en el
cuarto secreto para buscar al Señor o interceder por sus esposos e
hijos. Sin embargo, ¡se quejan de que no pueden encontrar una iglesia!
No importa si no hay un esposo o padre en su hogar que pueda asumir el
papel de sacerdote. Usted puede ser una madre soltera o un hombre o
mujer soltera. Sin embargo, sin importar quién usted sea, Dios dice que
usted es un sacerdote real - ¡y usted está llamado a ministrarle a él!
Tal vez usted pueda decir: "Pero es que ya encontré la iglesia
correcta. Me encuentro con el Señor allí cada semana. Escucho
predicación santa y entro en una adoración maravillosa. Estoy
satisfecho con mi iglesia."
Me alegro con usted por esto. Pero si usted ve la iglesia como un grupo
local con el que usted se reúne, entonces usted todavía no ha
encontrado la verdadera iglesia. La iglesia recta, bendecida de Dios
está donde usted vive - en su hogar, en su trabajo, en el camino al
trabajo. ¡Está dondequiera que usted le busque a él, le adore y le
ministre!
Y si usted no está ministrando al Señor en su hogar, usted se ha
convertido en un sacerdote Abiatar. Usted se ha enfocado tan solamente
en sus necesidades personales. Y usted no encontrará la iglesia
correcta hasta que usted vaya a su cuarto secreto. Usted la encontrará
cuando le dé a Jesús tiempo de calidad - ¡al servir el deseo de Jesús
de tener comunión con usted!
Cuando su hogar se convierta en una iglesia, todas sus necesidades más
profundas serán satisfechas - no por medios humanos, sino por su Padre
celestial de una manera sobrenatural. Y las necesidades de sus hijos
serán satisfechas también - ¡todo porque el Espíritu Santo tiene
comunión contigo en tu cuarto secreto!
Entonces podrás ir a cualquier iglesia, sin importar cuán muerta
parezca estar. ¿Por qué? ¡Lo harás para tener comunión allí con otros
buscadores Sadoc! Él tiene siervos hambrientos en todas partes - y él
sobrenaturalmente te traerá a aquellos con quienes podrás compartir tu
hambre para ministrar al Señor.
Recientemente leí sobre un ministro que tuvo el privilegio de predicar a pastores en varios
países de Europa oriental. Durante los años de dominio comunista no se
les permitía a las iglesias congregarse. Así que con frecuencia los
creyentes caminaban en grupos pequeños hasta 10 millas para ir a los
bosques para compartir juntos. No había pastores oficiales o ancianos
en estos grupos. Ellos sabían que todos eran sacerdotes ante el Señor.
También he oído historias de creyentes encarcelados que por años tan
sólo han podido tener compañerismo con el Señor. Un cristiano pasó
veinticinco años sin tener contacto con otro creyente. Pero cada hora
la pasó en la iglesia porque él ministraba al deseo de Jesús de tener
comunión con él.
Amados, el sacerdocio que Jeremías profetizó está en todas partes. Está
formado por multitudes de personas hambrientas de Dios, que creen las
promesas del pacto del Padre para ellos. Esas promesas les han afirmado
en abundante paz y verdad. Y responden siendo fieles para ministrarle
al Señor ellos mismos - ¡comenzando en sus propias casas!
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