Aquí están las buenas noticias
Si se ha arrepentido y está confiando en Jesús - creyendo en su
sangre limpiadora, sometiéndose diariamente a su señorío - va a estar de
pie ante su trono sin falta o temor. De hecho, ¡va a ser reconocido
ante todos los presentes - cada humano, cada ángel y cada demonio del
infierno - como la preciosa novia de Cristo!
Espero probarle que no tendrá que enfrentar un solo pecado contra usted, ni ser expuesto a ningún fracaso - sino que podrá estar de pie sin falta o mancha.
En el día del juicio, todas sus malas obras ya se habrán quitado. Ni un solo pecado suyo será mencionado. En cambio, sólo sus buenas obras - incluyendo su fe en Jesucristo - será expresada a las multitudes reunidas ante el gran trono blanco.
Ahora, no quiero entrar en discusión de cómo va a ser el juicio exactamente – de sí habrá uno o dos juicios, un tema que los estudiosos bíblicos continúan debatiendo. Algunos dicen que habrá un juicio, mientras otros afirman que habrá dos - uno para los creyentes, y uno para todos los demás.
Los puritanos y otros teólogos a lo largo de la historia han enseñado que habrá un juicio general, y que el trono del juicio de Cristo y el gran juicio del trono blanco son lo mismo. Basta decir que, todos tendremos que dar cuenta de nuestros hechos, hayan sido buenos o malos. La Escritura nos dice que: "Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda obra encubierta, sea buena, o sea mala" (Eclesiastés 12:14)
Puede preguntarse: "Pero, Hermano Israel - usted acaba de decir que no se mencionarán los pecados de los santos. ¿Cómo puede ser esto, si la Biblia dice que cada obra, buena o mala, va a ser traído al juicio? ¿Cómo podemos pararnos ante Dios sin temor si nuestras malas obras van a ser traídas a la luz?"
Tenga presente que habrá dos grupos en el juicio - las ovejas y cabras. Y estos dos grupos se pondrán de pies ante el Señor por separado en ese día, un grupo a la derecha y otro a la izquierda: santos y pecadores, hijos y esclavos, fieles e infieles, sabios y tontos, creyentes e incrédulos. Y las malas obras a que se refiriere, las que se expondrán en ese día, son sólo las de aquéllos las de los malos.
Las Escrituras dicen que todas las obras malas de las cabras impías serán traídas a la luz y expuestas. Cada mal pensamiento, cada deseo oculto, cada lujuria, cada vil imaginación, cada rechazo a Cristo, cada palabra obscena - todo será proclamado y juzgado. Y después que estas obras ocultas sean hechas públicas, proseguirán a sus perpetradores a la condenación eterna.
Por otra parte, ninguna mala obra de los justos se mencionará en ese día. En cambio, toda cosa buena sobre sus vidas será traída a la luz - todo pensamiento santo, todo acto caritativo, toda obra de sacrificio.
Eso es correcto - nuestro Señor va a dar a conocer a todos los que están presentes cada oración, cada lamento del corazón, cada lágrima, cada ayuno, cada gemido del espíritu, cada prueba y sufrimiento, cada palabra de alabanza y acción de gracias de los justos mientras vivieron en la tierra. Él recordará cada vaso de agua fría dada al sediento, cada trozo de pan dado al hambriento, cada pieza de ropa dada al que tenía frío y al desnudo. Él sacará todo lo bueno a lo abierto - ¡y ése será un momento glorioso!
El hecho es que, cuando estemos de pie ante nuestro Señor en el juicio, estaremos completos en él. Significa que todo lo que alguna vez hemos hecho, incluso cualquier pecado que alguna vez hemos cometido, ya estará cubierto bajo su sangre y nunca será mencionado de nuevo. En resumen, no hay ninguna condenación para los justos - ninguna en lo absoluto.
Jesús nos dice: "De cierto, de cierto, os digo, el que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación; mas ha pasado de muerte a vida." (Juan 5:24). La palabra griega que Jesús usó para "condenación" aquí es "juicio." Está diciendo: "Si crees en mí, no entrarás en el juicio, sino que pasarás de muerte a vida."
Ciertamente, la Escritura nos dice de tapa a tapa que una vez que el Señor perdona nuestros pecados, los borra de la memoria:
Espero probarle que no tendrá que enfrentar un solo pecado contra usted, ni ser expuesto a ningún fracaso - sino que podrá estar de pie sin falta o mancha.
En el día del juicio, todas sus malas obras ya se habrán quitado. Ni un solo pecado suyo será mencionado. En cambio, sólo sus buenas obras - incluyendo su fe en Jesucristo - será expresada a las multitudes reunidas ante el gran trono blanco.
Ahora, no quiero entrar en discusión de cómo va a ser el juicio exactamente – de sí habrá uno o dos juicios, un tema que los estudiosos bíblicos continúan debatiendo. Algunos dicen que habrá un juicio, mientras otros afirman que habrá dos - uno para los creyentes, y uno para todos los demás.
Los puritanos y otros teólogos a lo largo de la historia han enseñado que habrá un juicio general, y que el trono del juicio de Cristo y el gran juicio del trono blanco son lo mismo. Basta decir que, todos tendremos que dar cuenta de nuestros hechos, hayan sido buenos o malos. La Escritura nos dice que: "Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda obra encubierta, sea buena, o sea mala" (Eclesiastés 12:14)
Puede preguntarse: "Pero, Hermano Israel - usted acaba de decir que no se mencionarán los pecados de los santos. ¿Cómo puede ser esto, si la Biblia dice que cada obra, buena o mala, va a ser traído al juicio? ¿Cómo podemos pararnos ante Dios sin temor si nuestras malas obras van a ser traídas a la luz?"
Tenga presente que habrá dos grupos en el juicio - las ovejas y cabras. Y estos dos grupos se pondrán de pies ante el Señor por separado en ese día, un grupo a la derecha y otro a la izquierda: santos y pecadores, hijos y esclavos, fieles e infieles, sabios y tontos, creyentes e incrédulos. Y las malas obras a que se refiriere, las que se expondrán en ese día, son sólo las de aquéllos las de los malos.
Las Escrituras dicen que todas las obras malas de las cabras impías serán traídas a la luz y expuestas. Cada mal pensamiento, cada deseo oculto, cada lujuria, cada vil imaginación, cada rechazo a Cristo, cada palabra obscena - todo será proclamado y juzgado. Y después que estas obras ocultas sean hechas públicas, proseguirán a sus perpetradores a la condenación eterna.
Por otra parte, ninguna mala obra de los justos se mencionará en ese día. En cambio, toda cosa buena sobre sus vidas será traída a la luz - todo pensamiento santo, todo acto caritativo, toda obra de sacrificio.
Eso es correcto - nuestro Señor va a dar a conocer a todos los que están presentes cada oración, cada lamento del corazón, cada lágrima, cada ayuno, cada gemido del espíritu, cada prueba y sufrimiento, cada palabra de alabanza y acción de gracias de los justos mientras vivieron en la tierra. Él recordará cada vaso de agua fría dada al sediento, cada trozo de pan dado al hambriento, cada pieza de ropa dada al que tenía frío y al desnudo. Él sacará todo lo bueno a lo abierto - ¡y ése será un momento glorioso!
El hecho es que, cuando estemos de pie ante nuestro Señor en el juicio, estaremos completos en él. Significa que todo lo que alguna vez hemos hecho, incluso cualquier pecado que alguna vez hemos cometido, ya estará cubierto bajo su sangre y nunca será mencionado de nuevo. En resumen, no hay ninguna condenación para los justos - ninguna en lo absoluto.
Jesús nos dice: "De cierto, de cierto, os digo, el que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación; mas ha pasado de muerte a vida." (Juan 5:24). La palabra griega que Jesús usó para "condenación" aquí es "juicio." Está diciendo: "Si crees en mí, no entrarás en el juicio, sino que pasarás de muerte a vida."
Ciertamente, la Escritura nos dice de tapa a tapa que una vez que el Señor perdona nuestros pecados, los borra de la memoria:
- “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.” (Isaías 43:25).
- “Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí.” (Isaías 44:22).
- “…Perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.” (Jeremías 31:34).
- “Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.” (Hebreos 8:12).
- “Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré, añade: Y nunca más me acordare de sus pecados y transgresiones.” (Hebreos 10:16-17).
- “Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.” (Miqueas 7:19).
Aquí están sus buenas noticias, reportadas en el libro de Miqueas: "¡Yo, el Señor, dominaré todas tus iniquidades!"
Dios nos ha presentado en estos pasajes cómo él limpia nuestros pecados de la memoria: él los cubre, él no los recuerda nunca más, él los entierra en el mar, él los "domina", quiere decir que, él los caza y los captura. Isaías nos dice que Dios toma nuestras transgresiones y las echa sobre sus espaldas: "… porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados." (Isaías 38:17). Esto significa que Dios nunca mirará nuestros pecados o los reconocerá de nuevo.
Ahora, permítame preguntarle: Si Dios olvida nuestros pecados, ¿por qué no lo hacemos usted y yo? ¿Por qué permitimos siempre al diablo excavar un poco de estiércol o lodo de nuestro pasado y ondearlo en nuestra cara, cuando todo nuestro pecado ya está cubierto por la sangre de Cristo? La limpieza, el poder perdonador de la sangre de Cristo está abarcándolo todo. ¡Cubre nuestra vida entera!
Dios nos ha presentado en estos pasajes cómo él limpia nuestros pecados de la memoria: él los cubre, él no los recuerda nunca más, él los entierra en el mar, él los "domina", quiere decir que, él los caza y los captura. Isaías nos dice que Dios toma nuestras transgresiones y las echa sobre sus espaldas: "… porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados." (Isaías 38:17). Esto significa que Dios nunca mirará nuestros pecados o los reconocerá de nuevo.
Ahora, permítame preguntarle: Si Dios olvida nuestros pecados, ¿por qué no lo hacemos usted y yo? ¿Por qué permitimos siempre al diablo excavar un poco de estiércol o lodo de nuestro pasado y ondearlo en nuestra cara, cuando todo nuestro pecado ya está cubierto por la sangre de Cristo? La limpieza, el poder perdonador de la sangre de Cristo está abarcándolo todo. ¡Cubre nuestra vida entera!
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