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martes, 10 de abril de 2012

CUANDO EL AMOR MUERE

 
¡Tu amor por Cristo está muriendo
cuando te entregas a un pecado que te domina!



No me refiero a cristianos que aun están luchando con su pecado--quienes aun no están libres de él y continúan odiando ese pecado.  Tales creyentes claman a Dios fielmente, creyendo al Espíritu Santo por la autoridad para obtener la victoria sobre sus hábitos.

No, me refiero mas bien, a aquellos que creen que pueden continuar siendo un testigo para Cristo mientras llevan el pecado en su seno.  Se han dado por vencidos en la guerra espiritual con su codicia ¡se han rendido completamente a él!

Recientemente, leí una triste carta de un pastor.  Su esposa había observado como sus relaciones empeoraban y su ministerio fallaba.  Finalmente, un día mientras ella limpiaba, ella encontró unos videos pornográficos.  Ella confrontó a su esposo con ellos y los botó.

Pero este hombre salió más tarde y los sacó de la basura.  ¡Él admitió que no podía deshacerse de ello!  Ahora el escribía, diciendo: Por favor oren por mí.  Dejé el ministerio y estoy enseñando en la escuela, pero ninguno de los maestros compañeros míos me respetan.

¿Por qué es que este hombre no recibe respeto?  ¡Es porque su candelero ha sido quitado!  Él no podía ser un testigo para Cristo en el trabajo, porque el Señor ya no estaba con él.  No importa cuantas lágrimas el derrame o cuantas confesiones haga, él permanecerá entre los vivos como muerto mientras él continúe en su pecado.

Sin embargo, cun diferente fue cuando un joven se acerco a mí, llorando y confesando: Pastor Israel, ¡caí en pecado!  Mientras estaba a la orilla del infierno, vi que mi pecado le hacia daño a Jesús.  ¡No puedo hacerle esto más a Él!  Mientras oraba por él, él clamó con gran tristeza: Señor, ¡siento mucho haberte hecho daño!

El candelero de ese joven no le será quitado.  ¡Su luz brillará de nuevo! Verás, Jesús promete en este mismo pasaje, ...arrepientete, y haz las primeras obras... Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios. (Ap. 2:5,7).  ¡Dios le promete el paraíso a todos los que se arrepienten!

¿Es tu amor por Jesús exclusivo?  ¿Tomas tiempo regularmente para estar con él?  ¿O has dejado que otras cosas entren en tu corazón, tomando tus pensamientos y afectos?

Jesús te está pidiendo ahora mismo que te arrepientas y empieces de nuevo.  Él quiere que te detengas y te des cuenta: Espera un minuto, yo veo como esta cosa a entrado a mi vida.  ¡Y está robando mi amor exclusivo para Jesús!  No puedo permitir que esto continúe. Tengo que volver a mi afecto por Él.  Señor, ¡perdóname! ¡Enciende mi candelero de nuevo! 

Regresa a tu primer amor hoy.  ¡Pídele gracia y fortaleza a él para comenzar otra vez a guardar tu afecto por Cristo!

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