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martes, 20 de marzo de 2012

LOT, TIPO DE CRISTIANO ESFORZADO


 
Yo veo a Lot como un tipo del creyente
del Antiguo Testamento 


 
Lot representa un tipo de cristiano esforzado de hoy. Este creyente ha recibido por fe la justicia imputada de Cristo. Todavía su alma es molestada por el pecado que él ve en la sociedad y en su propio corazón. Él sabe que ama a Dios, pero algo permanece en su alma tal vez un hábito o persistentes malos pensamientos.

La ley de Dios le dice: Despójate de todo peso y del pecado que te asedia. La paga del pecado es muerte. De hecho, la ley continía demandando obediencia de este creyente. Sin embargo, también continuamente condena su corazón. Cada vez que él falla, este le grita: Culpable!

Este cristiano sabe que él es impotente para alejarse de su pecado. Él ha prometido a Dios una y otra vez que mejorara. Pero él siempre cede ante su iniquidad, y termina llorando y lamentando: Estoy totalmente atado. No tengo poder para vencer esto. Él no puede sacarse a si mismo de Sodoma!

Bajo el Antiguo Testamento, se requería obediencia absoluta. La ley de Dios no daba permiso para la más mínima desobediencia. Simplemente, que el alma que pecaba moría.

Esos mandamientos fueron puestos claramente, describiendo la perfecta obediencia que un Dios santo requiere. Pero la ley no proveía nada en la carne para tal obediencia. Y el hombre se encontraba absolutamente incapaz de guardar las demandas de la ley. Pablo dice de la ley ...el yugo sobre el cuello...que ni nosotros ni nuestros padres han podido llevar (Hechos 15:10).

Aún Pablo también describe la ley como un ...ayo para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe (Gálatas 3:24). La ley expone nuestros corazones, y nos enseña que somos débiles de voluntad, desvalidos como bebés, necesitados de un salvador.

A estas alturas, tu puedes estar preguntándote, Por qué Dios estaría demandando perfecta obediencia de nosotros, y no nos proveería del poder para cumplir? La Biblia hace la aclaración: Dios tenía que traernos al lugar donde no tuviramos poder para escapar de nuestros pecados!

A Israel le tomó cuatrocientos años de aflicción para aprender que ellos no podían proporcionarse su propia liberación. Ellos no podían liberarse del dominio de esclavitud por sus propias fuerzas. Ellos necesitaban tener un libertador un Dios que descendiera y los sacara de su esclavitud.

Y tardó siglos hasta el tiempo de Zacarías para que Israel reconociera su necesidad de un redentor. Ellos finalmente se convencieron de que necesitaban un salvador que pudiera ser ...muro de fuego en derredor, y para gloria estar en medio de ella. (Zacaras 2:5). Dios mismo sería el fuego alrededor de ellos y la gloria dentro de ellos!

Aún muchos cristianos hoy día no han aprendido esta lección. Ellos viven bajo la ley esforzándose en su carne, haciendo promesas a Dios, tratando de conseguir libertad de sus pecados. Ellos despiertan cada día diciendo: Este es el día, Señor! Voy a encontrar el poder y la fuerza de voluntad para romper estas cadenas. Con solo un poco de esfuerzo más, seré libre!

No nunca sucederá! Solo terminará en más culpa. La ley es para conducirlos a la cruz para reconocer su incapacidad, su necesidad de un redentor!

Quizás tu estés descansando cómodamente, pensando: Este mensaje no es aplicable a mi. Yo no tengo ningún pecado que me asedie. No estoy envuelto en fornicación o adulterio, no soy un bebedor o fumador. Alabo sea el Señor, no hay nada de Sodoma en mí.

Tú no puedes estar más equivocado! Santiago escribe: cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. (Santiago 1:14). Todos somos incitados por muestras concupiscencias cada uno de nosotros, sin excepción!

Santiago entonces agrega: ...Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado... (Verso 15). Él está hablando aquí del proceso del nacimiento. En cada uno de nuestros corazones hay una matriz de concupiscencias y cada pecado que cometemos nace de esa matriz. Así como no hay dos bebés iguales, no hay dos pecados iguales. Cada persona produce sus propios tipos de pecados. Y, a través de los años, muchos cristianos se acostumbran con su pecado secreto. Como Lot, se ciegan al pecado y comienzan a tomarlo con liviandad.

Pienso en muchos ejemplos de esto en el cuerpo de Cristo. Nosotros le guiamos el ojo al pecado de buscar alabanzas de otros. Le guiamos al pecado de codiciar una posición. Guiamos al pecado de enorgullecernos sobre nuestras raíces espirituales, nuestro conocimiento bíblico, nuestra consistente vida de oración. Podemos vernos como humildes, amables, capaces de ser enseñados - pero no lo somos!

Dios no toma ligeramente ninguno de nuestros pecados. Yo aprendí esto a la manera difícil. Hoy, cuando miro atrás a casi siete años de ministerio, tiemblo por esas veces en que fui engañado por el pecado del orgullo.

Recuerdo ser el conferencista destacado en una particular conferencia de ministros cuando era muy joven. Me ofrecieron llevarme a Canada y darme una congregación. Yo pensé; El Señor me ha bendecido con una gran revelación. Yo no me impresiono con las personas de renombre que hay aquí. Dios me aparto desde el nacimiento como un predicador ungido!

No mucho tiempo después, terminé bajo la luz examinadora del Espíritu Santo y alumbró directo a mi orgullo. Si yo no me hubiera aferrado a la exhortacin de Pablo a dejar las cosas pasadas atrás, yo habría caído en la desesperación, pero Dios mostró su misericordia en mi. Yo agradezco al Señor por su gracia y paciencia hacia mí, entonces y ahora.

Hoy, la petición de mi corazón es; Señor, yo sé que no soy el ministro humilde y modesto que siempre he pensado que soy. He sido arrogante, seguro de mi mismo, manejado. Ahora yo comprendo que cualquier unción que tenga es por tu amorosa bondad!

Mis concupiscencias pueden no ser tus concupiscencias, pero yo creo que hay tres cosas que todos debemos hacer, si seremos liberados de Sodoma, las veremos en el transcurso de la semana.

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