Isaías habló poderosamente a los hijos de
Israel cubiertos por la sangre.
Israel cubiertos por la sangre.
El profeta Isaías advirtió a Israel que no había posibilidad de victoria para ellos si trataban de pelear con su adversario en su propia fuerza. Isaías 31 describe un cuadro perfecto de la futilidad de tratar de batallar con el enemigo en nuestra habilidad humana. Yo creo que este capítulo es tipo y sombra de la ineficiencia de nuestros esfuerzos en la actualidad para derrotar la lujuria, hábitos y pecados dominantes, confiando en ideas y ayudas humanas.
Cuando Isaías escribió este mensaje de admonición, el rey Senaquerib y el ejército asirio ya habían marchado a través de Judá. Habían capturado la mayor parte de las ciudades a su paso, y planeaban sitiar a Jerusalén. En Hebreo, la palabra Senaquerib significa "exitoso". Y Asiria significa "pecado en aumento". En conjunto, estas palabras proveen una imagen del enemigo malvado que estaba siendo exitoso en contra del pueblo de Dios.
De hecho, Asiria representa todo espíritu demoníaco pecaminoso y lujurioso que nos ataca. Y Senaquerib es el mismo diablo convencido que tendrá éxito en derrotarnos e infligirnos desesperación. Creo que Dios quiere demostrarnos por medio de este capítulo cómo el diablo y sus huestes de maldad están trayendo innumerables e intensas tentaciones en contra de la iglesia - ¡con intensidad y mucho éxito!
Este capítulo es también un ejemplo para nosotros de como el pecado aumentará en los últimos días. Las Escrituras nos dice como la sociedad irá de mal en peor, y como la iglesia será inundada con engaños y doctrinas de demonios. Creo que lo estamos viendo en la actualidad. Huestes demoníacas se han infiltrado en todos los medios de comunicación y toda forma de tecnología, abarrotando nuestra cultura con sensualidad, nudismo y perversión de toda clase. Como fue profetizado en Apocalipsis 12:15, Satán: "...echó de su boca agua como un río, tras la mujer..."
Ezequías era el rey de Israel cuando Senaquerib y los asirios llegaron. Y mientras miraba al enorme ejército que rodeaba la ciudad, su viejo hombre de "yo puedo" salió a relucir en él. El rey pensó que con un poco de tiempo, estrategia y ayuda del exterior, los israelitas podrían librarse ellos mismos de esta terrible situación. Él pensó: "Estamos enfrentando una situación muy opresiva. Asiria es un poderoso enemigo. Pero creo que todo lo que necesitamos es un poco de ayuda militar.
Probablemente podamos aguantar ese ejército hasta que consigamos que alguien nos ayude."
De manera que Ezequías envió una delegación de emisarios a Egipto llevando regalos de oro y plata con el propósito de contratar su ejército para ayudar a combatir los asirios. Él pensó que con la caballería egipcia, sus carruajes y su infantería, Israel podía hacer retirar a los asirios.
Ahora bien, puedes pensar que sencillamente a Israel le faltaba fe en medio de esta situación. ¡Pero Dios catalogó sus acciones como una rebelión! Isaías escribe: "¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda! Buscan apoyo en los caballos; confían en los carros de guerra, por ser numerosos y en los jinetes, por ser muy poderosos. Pero no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová!" (Is. 31:1). Dios estaba diciendo: "¡Te has rebelado en mi contra! Tú sabes que yo soy tu única fuente de victoria. ¡Sin embargo, has rehusado venir a mí!
Israel representa al creyente que deposita toda su fe en la carne. Isaías escribe: "Los egipcios son hombres, no dioses. Sus caballos son carne, no espíritu..." (Is. 31:3). El profeta dice en esencia: "Tú crees que puedes liberarte por ti mismo del enemigo por tu propio poder. Crees que la victoria está en tu propia fuerza, intelecto y habilidad. ¡Sin embargo, estás confiando en la carne! Regresa ahora a tu Señor. ¡Él es tu única esperanza de liberación!
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