La primera lección que aprendemos del
Antiguo Testamento es: ¡Cuán seguro está
el hijo de Dios cuando éste confía en la sangre!
Antiguo Testamento es: ¡Cuán seguro está
el hijo de Dios cuando éste confía en la sangre!
En la noche de la Pascua, ni un solo israelita estuvo en peligro de muerte cuando el ángel de la muerte arrasó a Egipto. Todo hombre, mujer y niño de Dios descansó seguro y sin riesgo bajo la cubierta de la sangre que cubría los portales de las puertas de sus hogares. Este cuadro de seguridad del Antiguo Testamento representa el poder de protección de la sangre de nuestro Señor sobre sus hijos hoy en día. Como cristianos, tenemos que creer y confiar que tenemos la sangre de Cristo derramada en los portales de nuestros corazones.
La confianza de Israel en la sangre del cordero sacrificado cumplió muchas cosas en sus vidas. No sólo los protegió del ángel de la muerte, sino que también los sacó de Egipto y los libró de la esclavitud del Faraón. Sin embargo, había otros enemigos de los cuales Israel tenía que librarse. Y hoy de igual manera, nuestra confianza en la sangre de Cristo va más allá que el obtener la salvación para la eternidad. También concierne descansar en el poder de Dios para librarnos de toda la fortaleza del enemigo.
Por favor, no me mal interpreten. Si tú eres salvo - viviendo bajo la cubierta de la sangre de Cristo, confiando por fe en su sacrificio en la cruz por ti - eso es absolutamente maravilloso. Pero, ¿qué hay de tu batalla constante con el poder del pecado que hay dentro de ti? ¿Qué hay de tu vicio oculto, habitual y dominante? ¿Qué hay del león rugiente que busca devorarte? ¿Qué poder tienes para batallar con estos enemigos de tu alma?
El hecho es, que aunque hayamos sido salvos y asegurados por la sangre de Cristo, aún estamos enfrascados en una batalla contra principados, poderes satánicos y huestes de maldad. Y tenemos que clamar el poder que está disponible a nosotros a través del Nuevo Pacto. ¡Pero ese poder sólo viene por fe!
La confianza de Israel en la sangre del cordero sacrificado cumplió muchas cosas en sus vidas. No sólo los protegió del ángel de la muerte, sino que también los sacó de Egipto y los libró de la esclavitud del Faraón. Sin embargo, había otros enemigos de los cuales Israel tenía que librarse. Y hoy de igual manera, nuestra confianza en la sangre de Cristo va más allá que el obtener la salvación para la eternidad. También concierne descansar en el poder de Dios para librarnos de toda la fortaleza del enemigo.
Por favor, no me mal interpreten. Si tú eres salvo - viviendo bajo la cubierta de la sangre de Cristo, confiando por fe en su sacrificio en la cruz por ti - eso es absolutamente maravilloso. Pero, ¿qué hay de tu batalla constante con el poder del pecado que hay dentro de ti? ¿Qué hay de tu vicio oculto, habitual y dominante? ¿Qué hay del león rugiente que busca devorarte? ¿Qué poder tienes para batallar con estos enemigos de tu alma?
El hecho es, que aunque hayamos sido salvos y asegurados por la sangre de Cristo, aún estamos enfrascados en una batalla contra principados, poderes satánicos y huestes de maldad. Y tenemos que clamar el poder que está disponible a nosotros a través del Nuevo Pacto. ¡Pero ese poder sólo viene por fe!
0 comentarios:
Publicar un comentario