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martes, 7 de febrero de 2012

SALVAR AL PERDIDO

  Foto: Av.C-20 Talara Tiempo de Cosecha Febrero 2012

¡Jesús nos dijo que su misión en
la tierra era salvar al perdido!

 
"Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido." (Lucas 19:10).  Cristo dijo: "¡vine a este mundo por una razón -- alcanzar y salvar las almas perdidas!"  Pero esta no era sólo la misión de Jesús.  El lo hizo nuestra misión también: "Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura." (San Marcos 16:15).

Jesús hablaba aquí a un grupo pequeño de creyentes -- cerca de 120 personas que se habían reunido en el aposento alto.  ¡Y que imposible tarea colocó ante ellos!  Piénselo: en aquel tiempo, Roma gobernaba el mundo. Y él estaba ordenando a sus seguidores: "Vayan a Roma y díganle al orgulloso, egoísta César que no puede haber rey ante mí.  ¡Yo reino sobre toda la creación! Vayan a Atenas, donde reina el paganismo y prediquen que soy el único camino.  Vayan por todas partes donde las filosofías, las religiones antiguas, dioses falsos y supersticiones reinan -- y prediquen mi cruz y mi resurrección.

"Vayan a naciones extranjeras, vivan con la gente y estudien sus idiomas.  Pongan sus manos sobre los enfermos, expulsen demonios, proclamen las buenas nuevas.  ¡Vayan al mismo asiento de Satanás, y prediquen el poder y la victoria del Salvador resucitado!"

Tenemos que darnos cuenta -- que Jesús hablaba a hombres y mujeres ordinarios, insignificantes e ignorantes.  El estaba colocando el mismo futuro de su iglesia en sus hombros.  Ese grupo pequeño de creyentes tuvo que sentirse abrumado.  ¿Puede imaginarse la conversación que tuvo lugar una vez que su maestro había subido al cielo?

"¿Lo oí correctamente?  ¿Cómo puede gente pobre y ordinaria como nosotros comenzar una revolución mundial?  Estamos sin un centavo -- somos lo más bajo de la sociedad. ¿ Cómo nos pueden tratarnos sino con algo menos que desdén?  Los romanos nos están golpeando y matando.  ¿Y si nos tratan de esa manera aquí en Jerusalén, cómo nos tratarán cuando lleguemos a Roma, testificando y predicando?

"¿Cómo podremos llevar el evangelio a un mundo que odió tanto a Jesús que lo mataron?  El fue despreciado, rechazado, fue hecho canción de borrachos.  ¡Sin embargo, hemos sido ordenados a predicarlo como Señor y Rey!

"¿Y cómo espera nuestro Señor que vayamos por todo el mundo con el evangelio, cuando no tenemos aún suficiente dinero ni para ir a Jericó?  ¿Cómo vamos aprender otros idiomas, cuando nosotros no fuimos educados ni fuimos preparados para hacerlo?  ¿Espera él realmente que vayamos a la gente pagana en las naciones del norte -- las muchedumbres furiosas de Europa cuyos ejércitos saquean y matan sin misericordia?  ¡Todo esto es imposible!"

Era verdaderamente una misión imposible.  ¡Sin embargo, nuestro desafío hoy es igual de aterrador!  La Biblia nos dice que cada generación posterior crece peor y peor.  Y cuando pienso en la Roma antigua, Atenas y Nínive, me doy cuenta que esas sociedades no tuvieron todas las lujurias y las tentaciones exóticas y pecadoras con las que nuestra generación se enfrenta hoy.  Ellos no tuvieron la televisión impía, películas sucias, revistas de porno, el sexo en la computadora.

También enfrentamos otras probabilidades imposibles: Nuestro gobierno ha tratado esencialmente de prohibir a Dios.  Nuestros medios de comunicación son liberales al punto de ser ateos.  Los ricos crecen cada vez más codiciosos por más dinero.  Hay una ola gigante de homosexualidad.  ¡Y ahora vemos un surgimiento de una generación que maldice al Cristo que predicamos!

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