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miércoles, 18 de enero de 2012

TROPEZADERO DE INIQUIDAD

Un tropezadero de iniquidad es cualquier mal
que impide tu progreso espiritual - ¡cualquier
cosa que esté entre tú y Dios! 




Un tropezadero es cualquier tentación maligna que te roba de un caminar firme con Dios. Es cualquier pecado acosador que causa vacilación en tu fe… cualquier deseo que causa vergüenza a tu corazón y al nombre de Cristo… cualquier cosa secreta que te excita, te da falsas esperanzas… cualquier pecado que se pega a ti cuando vienes al Señor buscando su guía. Tú puedes venir a la casa de Dios, levantar tus manos, alabarle ruidosamente -- ¡y tener un tropezadero de iniquidad en tu corazón! 

“(Ellos) han puesto sus ídolos en su corazón, y han establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro…” (Ezequiel 14:3). Dios le está diciendo a Ezequiel: “Estos hombres han sido cautivados en sus corazones por un pecado secreto. Y su pecado está frente a sus mismos ojos. Es algo conocido por ellos. Ellos saben claramente que es lo que tiene atrapado su corazón, porque yo he tratado con ellos al respecto. Yo los he convencido con mi Espíritu - y ellos saben exactamente lo que está impidiendo su comunión conmigo. 

“Estas son personas escogidas por mí, ancianos en mi iglesia - ¡y ellos saben mejor que eso! Ellos no necesitan tener una palabra tuya para entenderlo todo. Ellos saben que yo aborrezco la idolatría. Y saben la advertencia de David: “Si consiento la iniquidad en mi corazón, el Señor no me oirá.” Pero estos hombres no están listos para abandonar su adicción pecaminosa. Ellos no están listos para admitir que están engañados y enfrentar la corrección. Aún así, ¡todavía esperan que les hable!” 

El libro de Malaquías nos dice que los sacerdotes lloraron en la casa de Dios noche y día, cubriendo el altar con sus lágrimas. Pero esos hombres tenían engaño en su corazón contra sus esposas; ellos estaban divorciándose de sus esposas por todas partes. Y por esta razón Dios no oía sus lamentos. Amado, tú puedes llorar ríos de lágrimas - ¡pero si retienes un ídolo en tu corazón, el Señor no te oirá! 

Dios preguntó a Ezequiel: “¿He de ser yo en modo alguno consultado por ellos?” (mismo versículo). En otras palabras: “¿Estos ancianos realmente creen que pueden consultarme, mientras retienen firmemente un ídolo secreto? ¿Esperan ellos que yo ignore lo que hay en sus corazones, y responda a sus peticiones en verdad y justicia? Estos idólatras no están preparados para oír mi palabra. No están listos para hacer lo que yo les diga. ¿Por qué les hablaría yo a ellos?

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