Tengo Tres Preguntas que quiero formularle
Primera pregunta: ¿Fue capaz Satanás de detenerle de abrir esta carta? ¿Trataron sus usuales acusaciones de evitar que usted leyera mi mensaje? Evidentemente no, si usted lo está leyendo ahora mismo.
Segunda pregunta: ¿Ha sido el diablo capaz de detenerlo a medio camino hacia la iglesia, llenar su cabeza con acusaciones, hacerlo dar la vuelta y mandarlo de regreso a su casa? ¿Le ha inundado con pensamientos como: "Tu no puedes ir a la iglesia hoy -- no puedes cantar en el coro, enseñar en la escuela dominical, servir la santa cena, sentarte con la congregación a adorar -- ¡Porque todavía no tienes las cosas en orden! Tu tienes todavía inconsistencias, deseos pecaminosos en tu vida. ¡Tu corazón no está listo para oír la palabra predicada!"
Aunque usted no fuera a la congregación ese día en particular, estoy seguro de que el diablo no fue capaz de mantenerlo lejos por largo tiempo. Pregunta: ¿Después de que usted llegó a la iglesia, saludó a unos pocos santos y se preparó para entrar al santuario, le impidió el diablo entrar? Le llenó la cabeza con pensamientos como, "No soy digno de adorar al Señor hoy. Tengo todavía muchas batallas, demasiadas luchas no resueltas. ¡No puedo levantar mis manos en adoración mientras estas cosas pasan dentro de mí!"
Tercera pregunta: ¿Reunió a su familia y se fue a su casa? Probablemente no. Muy probable, Satanás lo dejó tranquilo en ese momento. Usted simplemente tomó su asiento y se decidió a adorar, sin ser molestado por nada.
Pero después de poco tiempo, el acusador comenzó a moverse. ¡él esperó hasta la alabanza de apertura -- cuando usted abrió su boca para alabar al Señor -- y lo golpeó con sus mentiras más fuertes!
Usted ve, Satanás sabe que él no puede impedirle salir de su cama. él sabe que no puede detenerle de ir a la iglesia. Y él sabe que no puede regresarle una vez que usted llega a allí. ¡Así que él reserva todo su veneno de serpiente para el momento en que usted está parado ante otros, cantando, "Santo, santo, santo... Mi corazón te adora... mi corazón sabe decir.. santo eres tu"
Satanás sabe que nosotros nos deleitamos al alabar a Dios. Y él sabe que Dios tiene gran deleite con nuestra adoración. El Señor dice de Su pueblo: "Para los santos que están en la tierra, y para los íntegros, es toda mi complacencia." (Salmos 16:3). ¡El Señor se deleita en nuestra adoración!
Y eso es exactamente lo que el diablo busca en usted. él sabe que él no puede llevarlo a los brazos de algún rufián o una prostituta. él no puede seducirlo a ir a algún bar ni a un club nocturno. No -- él sabe que su gran delicia es adorar a Dios. ¡Y él quiere más que cualquier otra cosa destruir esa adoración!
Por eso es qué él manda su más violentas potestades y poderes a acusarlo en la propia casa de Dios. Creo que espíritus mentirosos están en actividad en contra de cada creyente fiel que asiste a una iglesia donde el evangelio se predica sin compromisos.
Los espíritus mentirosos tratan de todo para sabotear su adoración. Sus acusaciones nunca cesan: "Tu no tienes derecho de alabar a un Dios santo. Tu todavía no tienes la victoria total, aún después de estos años. Tu gozo es falso. ¡Tu estás fingiendo -- es todo un acto! Mírate, cantando y alabando a Dios, actuando tan piadoso. ¡Tú falso, indigno y pecador! Siéntate y cállate. Si la gente solamente supiese como eres realmente -- los chistes que escuchas en tu trabajo, las cosas malas que dices a tu pareja, la forma en que gritas a tus hijos. ¡Tienes a Jesús en tus labios, pero a Judas en tu corazón!"
Usted es sacudido por esta voz que silba. Luego el sermón comienza -- y con todo lo que el predicador dice, viene el sonido que silba otra vez:
¡"Ahá! él esta hablando acerca de ti otra vez, exponiéndote. Tu no puedes serle fiel a Dios ni por una semana. Cuando obtienes una victoria, dura por unos pocos días -- pero luego regresas a tus viejos caminos otra vez. Nunca cambiarás. Eres un estorbo a este cuerpo de creyentes. ¡Tu destruirás la unción aquí!"
¡Usted es condenado por estas mentiras! El diablo ha triunfado al hacerle creer que Dios está enojado con usted -- que usted ha entristecido al Espíritu Santo. ¡Y eso es exactamente lo qué Satanás quiere que acontezca!
Recientemente leí la historia de un hombre, un evangelista. Este ministro fue falsamente acusado de un crimen. él era totalmente inocente -- de hecho, eventualmente fue disculpado. Pero antes que esto aconteciera, pasó tres años en la prisión.
Hable acerca de sentirse indigno: Este hombre fue humillado. él había sido un predicador bien considerado, un profeta, un ganador de almas -- pero ahora todos lo vieron como un ladrón. Fue burlado y ridiculizado aún por sus compañeros de celda. Cuando caminaba por el jardín de la prisión, pensaba, "Debo haber hecho algo terrible -- algo que yo no sé -- que enojó al Señor para hacerme esto a mí. él ha hecho un espectáculo de mí ante el mundo entero. ¡No entiendo!", él se sentía tan indigno, tan abatido, que consideró el suicidio. Luego, en su punto más bajo -- sintiéndose totalmente inútil, abandonado por Dios -- el Espíritu Santo vino a él a su celda de la cárcel. El Espíritu le recordó esta escritura: "Porque el Hijo de hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas... " (Lucas 9:56). El Señor habló suavemente a este hombre fatigado, "Mi hijo, yo no te mandé aquí para destruirte. Yo te traje aquí para salvarte."
Repentinamente, el Espíritu cayó sobre el ministro y lo incitó a orar por los enfermos. él comenzó a orar todos los días por sus compañeros de cárcel -- y ellos comenzaron a pedir oración. Pronto aún los oficiales de la prisión lo visitaban para que él orara por los miembros de sus familias. Rápidamente llegó a ser un preso ejemplar -- uno de los presos más admirados en la historia del sistema de esa prisión.
Luego, otra cosa asombrosa sucedió. Este ministro se había salido de la escuela a una edad temprana, y nunca aprendió a leer. Todo lo que él sabia leer era ciertas porciones de la Biblia. Ahora, cuando estudiaba las escrituras en su celda, las palabras comenzaron a abrirse para él -- y aprendió a leer. Comenzó a estudiar la Palabra de Dios, y el Espíritu le abrió la Biblia en forma milagrosa.
Este hombre surgió de la prisión como un héroe. Tuvo un toque de Dios en su vida que nunca había experimentado antes. Hoy predica a multitudes por todas partes del mundo. ¡Y pensar -- que Satanás trató de destruir a este maravilloso siervo diciéndole que él era indigno!
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