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lunes, 30 de enero de 2012

DIOS NO QUIERE DESTRUIRTE

 
¡Si vamos a resistir las mentiras del diablo, tenemos
que aceptar que Dios no quiere destruirnos!
 

¡Debemos comenzar con esta verdad! Dios no está para destruirnos permitiendo las tentaciones en nuestra vida. No -- él nos amó aún cuando todavía estábamos en pecado, lejos de él. él no está contra nosotros, sino por nosotros. ¡él sólo quiere hacernos bien! 

Sé lo que estoy hablando. Años atrás, tuve que combatir las mentiras de satanás sobre mi propio llamado al ministerio. Sucedió durante los primeros días del ministerio de Tiempo de Cosecha en Talara. Nuestro trabajo con jóvenes y evangelismo me mantuvo muy ocupado, y tuve que trabajar para levantar frecuentemente los fondos para apenas mantener el ministerio. 

Durante ese tiempo muchas veces tenia que predicar en las calles obediente a mi llamado. Antes de salir tenia discuciones con una chica con la que salia en esos días, no era creyente.

En el camino, tuve un espíritu de inquietud. Estaba fatigado y acabado, con sentimiento de culpabilidad muchas veces por no tener el valor de terminar con esa relación de años.

¡Esa noche, cuando me paré a predicar delante de muchas personas, la voz de Satanás literalmente gritaba en mi cabeza: "Tú eres el falso más grande! ¿Cómo puedes pararte aquí, actuando tan santo? ¿Cómo puedes predicar a esta muchedumbre, cuándo te irritaste con tu pareja y la dejaste llorando? Tu no eres victorioso -- tú eres un comprometedor. ¡Tú eres un falso!" 

Me congelé por un momento. La voz acusadora era tan fuerte en mi cabeza, que no podía evadirla. Era todo lo que podía oír. ¡De hecho, casi pronuncié la palabra yo mismo: "¡Falso!"
Estuve parado allí como un tonto. Yo no podía predicar. Giré y miré a la gente, que me miraba confundida. Oré silenciosamente, "Dios, ayúdame. ¿Qué pasa?" 

Finalmente, cerré mi Biblia -- y me sente por un momento. ¡Cuando fui a la parte de atrás, la voz continuaba con sus mentiras: " ¡Eres indigno de hablar! Tu no tienes derecho de predicar el evangelio hasta que pongas tu vida en orden." 

Una hermana que estaba escuchando me preguntó," ¿Siervo, qué pasa?" Contesté, "perdóneme -- yo no puedo predicar. ¡Soy un falso! Yo no sé si seré digno de predicar otra vez."

En el camino volviendo a casa, me sentía aún más abatido e indigno. Todo lo que podía pensar eran las áreas de mi vida donde yo aún estaba luchado -- como mis sentimiento. Supe que el Señor había estado tratando conmigo respecto a estas cosas -- mas yo nunca parecía obtener la victoria sobre ellas. Pensé que nunca tendría la capacidad. Antes que el camino a casa terminara, creí que era totalmente indigno del ministerio. 

Satanás había triunfado en hacerme sentir indigno a los ojos de Dios. Había creído a sus acusaciones -- las mentiras que habían venido directamente de los hoyos del infierno. Pero gracias a Dios -- después que fui a casa y hable con mamá, y pasé tiempo en oración, el Señor comenzó a hablar suavemente a mi alma asegurándome de Su amor por mí. 

Volví a las calles a ministrar, Dios restauró mi confianza en su misericordia y amor. Comencé a confiar en el poder de la sangre limpiadora de Jesús -- y reconocí todas las mentiras y acusaciones del diablo contra mí. ¡Cada vez que llegaban a mí, las ponía a un lado! Pasó el tiempo y esa muchacha se alejo de mi, Dios lo hizo, él lo arregló todo. Hoy esto felizmente casado con una buena creyente cristiana.

Entonces -- ¿Ha estado escuchando las mentiras de Satanás acerca de su caminar con Jesús? ¿Ha estado pensando que usted es indigno -- que no puede adorar a Dios hasta que usted haga todo perfecto? ¡Tengo buenas noticias para usted: Usted sabe ya que Satanás es un mentiroso -- pero puedo probar que Jesús lo ha hecho ha usted digno! él lo ha hecho limpio -- apto para presentarse ante él y servirle en fidelidad. 

Usted se preguntará: ¿Cómo soy hecho digno? ¡Usted ha sido hecho digno por el sacrificio de Cristo en la cruz! Y eso le da el derecho a adorar y servir al Señor. 

"Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados" (Colosenses 1: 10-14) 

Este pasaje se traduce: "El Padre nos ha hecho justos, dignos, calificados en carácter,  suficientemente buenos en ser participantes en la herencia de los santos en luz." 

¡Lo qué Jesús hizo en la cruz lo califica para la herencia eterna! Y si Dios lo ha calificado para vida eterna, entonces él lo ha ajustado en carácter también. Usted puede "apartarse" un mes del ministerio, un año, una vida entera -- tratando de ajustarse para él, para trabajar en su carácter, para llegar a ser suficientemente bueno para ser usado por Dios. ¡Pero usted nunca puede capacitarse por sí mismo! 

Aunque usted fuera capaz de ganar victorias sobre cada cosa injusta que haya hecho, cada mal pensamiento que haya tenido, todavía no estaría calificado a la vista de Dios. Es imposible. ¿Por qué? ¡Dios no aceptará justificación de nadie -- a menos que no sea la de Su propio Hijo, Jesucristo! 

Usted no puede obtener la justificación de Cristo por obras. La única manera de obtener la justificación es creyendo y confiando en Dios. Viene a usted por la fe. Usted ve, no sólo es salvo por fe -- sino que también es santificado por la fe, justificado por la fe, sanado por la fe, mantenido por la fe. ¡Todo acontece por la fe en lo qué Jesús ha hecho!

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