Foto: Evangelismo Centro Cívico Talara, jueves y viernes 8:00pm
La palabra de Dios nos muestra por qué él tiene que tomar una acción tan drástica - ¡por qué él debe responder tan severamente a los idólatras!
“Y llevarán ambos el castigo de su maldad; como la maldad del que consultare, así será la maldad del profeta, para que la casa de Israel no se desvíe más de en pos de mí, ni se contamine más en todas sus rebeliones; y me sean por pueblo, y yo les sea por Dios, dice Jehová el Señor.” (Ezequiel 14 10-11).
Dios está diciendo en términos tiernos: “Cualquier cosa que te aleje de la contaminación de tus ídolos, yo la haré. No te permitiré caer en engaño y destrucción. ¡Yo te perseguiré para traerte de vuelta a mí!”
“Si eso no funciona, yo traeré castigo si debo hacerlo. Yo traeré el martillo de mi palabra sobre ti. Te castigaré y te juzgaré. ¡Y todo lo haré porque te amo y no quiero perderte! Yo he venido a darte una vida más abundante. ¡Pero tu no puedes tener esa abundancia mientras retengas ese ídolo en tu corazón!”
“Cuando viereis su camino y sus hechos, y conoceréis que no sin causa hice todo lo que he hecho en ella, dice Jehová el Señor” (verso 23). El Señor está diciendo, en otras palabras: “Tu sabrás muy bien que mis duros tratos contigo no fueron sin razón. ¡Yo simplemente no permitiré que te vayas!”
Yo te pregunto: ¿Tienes un tropezadero de iniquidad en tu corazón? ¿Estás bajo el dominio de un pecado acosador? ¿Estás engañado por una atadura que podría destruirte? Si es así, y te encuentras bajo convicción con este mensaje, hay esperanza para ti.
No importa cuál sea tu ídolo - codicia, pecado sexual, pornografía, alcohol, drogas, rencor, incredulidad o falta de perdón. Dios dice que está frente a tu rostro ahora - y tú sabes lo que es. Pídele que abra tus ojos a eso; búscale por una revelación de tu pecado. Pide al Espíritu Santo que ponga temor de Dios en ti - para ablandar tu corazón a su palabra de convicción y su voz. Tú tienes que odiar tu pecado - ¡para determinarte a nunca hacer paz con él!
Clama a él ahora: “Señor, ¡no me dejes cegado! Si hay engaño en mí, expónlo. Trae el martillo de tu palabra para derribar todas mis murallas de engaño. Llega a mí. Yo no quiero creer más mentiras. Yo sólo quiero oír tu voz ahora. ¡Quiero que tu poder y autoridad gobiernen mi vida!”
Hay liberación para ti, si realmente la quieres. Pero Dios esperará que te vuelvas de tus ídolos. Él te fortalecerá por su Espíritu en el momento en que estés listo para renunciar a ellos.
Amado santo, escúchame bien: Si tú renuncias a tus ídolos hoy, Dios comenzará a revelarse a ti en una manera especial. Y un día cercano mirarás a tus pies y verás esos ídolos sin vida debajo de ti vueltos polvo y ceniza. Entonces comprenderás que has caminado en la maravillosa presencia de Jesús - ¡no como un esclavo a la atadura, sino como un hijo de Dios hecho libre por la verdad!
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