Un joven pastor me escribió hace algún tiempo listo para dejar el ministerio. El Señor estaba usando a este joven en una forma maravillosa. Pero él estaba desanimado sintiéndose indigno, inútil, y que le servia a Dios para nada.
Veras, el y su esposa tenían problemas maritales. Tenían discusiones terribles y se ponía peor. Él dijo que haba orado por meses pidiéndole a Dios que sanara su relación, pero la cosa solo se ponía peor. Él me dijo que pasaba la mayor parte del tiempo orando por eso que por cualquier otra cosa en su vida y ministerio.
Entonces una noche, después de una discusión aplastante, salió de la casa. Inmediatamente, dejó escapar su ira contra Dios. Él gritó: Por qué no nos ayudas, Señor?
En su ira y desesperación, volvió a un viejo vicio del cual fue liberado el alcohol. Él dijo, Perdí el control por completo. Salí y comencé a beber. El regreso a casa en la madrugada, casi borracho. Su esposa se aterrorizo al verlo así; de repente parecía como que todo se había convertido en una pesadilla imposible.
En vez de arrepentirse después de su borrachera, el joven hizo lo mismo que Adán en el Jardín: El se escondió de Dios!
Le dijo a su esposa, No vale la pena tratar. Mejor será que abandone el ministerio y busque trabajo en una gasolinera. No puedo darte el frente a ti ni nadie mas acerca de esto.
Cuando me habló estaba destrozado. Él dijo, Hermano Israel, siento deseos de darme por vencido. No puedo confrontar esta situación. Bebí, pero odie cada minuto de esto. Me dije a mí mismo, Por qué estoy haciendo esto? Yo sabía que era porque estaba enojado con Dios. Por qué el no había escuchado mis oraciones?
Él sonaba tan quebrantado, tan azotado; que no sentí juzgar a este hombre. Por el contrario solo sentí el amor y la compasión de Dios por él.
Ahora bien, lo que él hizo fue terrible. Cuando un predicador tiene una discusión con su esposa, el no tiene que salir a beber. No él corre a Dios, a su cuarto secreto. Efectivamente, todos nosotros debemos confiar en el Señor en tiempos como estos. Debemos clamar a él, Padre, quita esta carga de mí!
No le di un discurso a este joven pastor ni lo reprendí. En vez de eso, comencé a orar silenciosamente: Querido Señor, qué puedo decirle a este hombre que pueda sanar su alma? Qué tienes tú para él, qué consuelo de tu Espíritu, de tu Palabra?
De repente, una impresión del Señor cayo sobre mí, Mándalo al Salmo 107! Así que le dije al pastor, el secreto para tu problema se encuentra en el Salmo 107. Ve ahora, búscalo y pídele al Señor que te ministre a través de su Palabra. Ese joven tomo esa palabra y ahora esta experimentando la sanidad y el amor libertador de Dios.
Después descubrí que a este Salmo se le ha llamado, la fiesta de amor del Antiguo Testamento. Es uno de los pasajes más alentadores en toda la Palabra de Dios y su propósito es especialmente para aquellos que necesitan perdón, liberación y restauración. El ultimo versículo le promete al lector un entendimiento de quien Dios es realmente:
Quien sea sabio y guarde estas cosas, entenderá las misericordias de Jehova. (Salmo 107:43).
Dios esta diciendo, Observa, lee y estudia este salmo y se te dará entendimiento y comprensión de mi paciencia y misericordias! Yo creo que si estudias este Salmo recibirás una revelación del gran amor y misericordia de Dios, hasta hacia los rebeldes y desobedientes. Ves, es una promesa prueba que Dios nunca abandonara a ningunos de sus hijos, sin importar cuan bajo han caído!
Recuerdo la noche que el Espíritu Santo me hablo personalmente acerca de la misericordia del Señor. Yo estaba bajo una carga en ese tiempo, paseándome de un lado a otro en mi sala, clamando, Oh Dios, necesito saber mas acerca de tu corazón amante!
El Espíritu me dijo esa noche, Israel, nunca acuses a tu Padre celestial de ser menos bondadoso y misericordioso que tu padre terrenal. Piensa por un momento no hay pecado, ni circunstancia, ni acto de rebelión de parte de tus hijos que te obligue a abandonarlos. Aunque te griten desde la prisión, tu sabes que estarás allí con amor y compasión. Así que ni siquiera pienses que tu Padre celestial pudiera ser menos considerado y tenga menos cuidado de ti.
Eso me sacudió. Entonces el Señor me mostró una imagen vivida de mí mismo. En esta visión, estoy parado en una esquina cerca del centro cívico a punto de comenzar una reunión en la calle. Entonces veo a uno de mis hijos espirituales que ha pecado terriblemente contra mí. Este hijo ha rechazado todo mi consejo, ha desatendido todas mis advertencias, y termino en serios problemas.
Ahora él esta abrumado con la desesperación. Y él viene hacia mí, llorando arrepentido, rogándome por mi amor y ayuda. Sin embargo, le doy la espalda diciendo, Lo siento te llame muchas veces antes, pero nunca escuchaste. Has rechazado mis advertencias demasiadas veces. Ahora simplemente estas pagando por tu pecado. No puedo hacer mas nada por ti. Arréglate como puedas!
Mi hijo se queda en la esquina, y comienza la reunión en la calle. Pronto comienzo a predicar usando un micrófono, gritando, Todos los asesinos, violadores, ladrones, hijos del diablo vengan a Dios, y encuentren misericordia y sanidad para su alma! Todos los pecadores viles comienzan a rodearme. Pero entonces mi hijo da un paso hacia delante el cual yo he rechazado. Él dice, y yo?
Te pregunto, Que clase de padre seria yo si dejo a esa criatura desesperada y herida parada allí, gritando, lo siento esto esta mas allá de mi alcance. Por favor, haz lo que puedas para ayudarme? Tu tienes el poder y la autoridad. Por favor, haz algo! Me atrevería a decir, Lo siento tengo que ir a otra reunión en la calle? No nunca!
Aun así, cuanto más misericordia y compasión tiene nuestro Padre celestial hacia nosotros? El no ignorara nuestro clamor si también extiende su amor y perdón a cada pecador burlón.
Ese es el maravilloso mensaje del Salmo 107! Descubrimos en este Salmo que hay cuatro calificaciones del pueblo de Dios que terminan en problema y aflicción por sus propios hechos. Pero el Señor no abandona a ningunos de ellos ni siquiera a uno. Aun los necios, quienes acumulan problemas sobre si mismos por su propia estupidez, se les muestra misericordia y son liberados cuando claman a Dios por ayuda.
Miremos en el transcurso de los días estas cuatro categorías de creyentes en problemas. Mira a ver si te encuentras a ti mismo en algunos de ellos.
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