Sabe lo que es estar descalzo y tener que caminar en el lodo? La suciedad que se pega en los pies puede ser verdaderamente de mucha molestia. Se siente mucho mejor cuando los pies son lavados y limpiados.
Cuando Jesús lavó la suciedad de los pies de sus discípulos, ellos fueron consolados. Pero, espiritualmente hablando, Jesús estaba enseñando el reposo de tener las transgresiones quitadas!
En 1 Corintios 5, leemos de un hombre en la iglesia que cayó en terrible pecado de incesto. Evidentemente el hombre no se había arrepentido, y Pablo se dirigió a la iglesia para entregarlo a Satanás para muerte de la carne (eso es, la salvación de su espíritu). Pablo no estaba diciendo que el hombre estaba perdido y que ira al infierno. No - él solamente quería aislarlo de la comunión y de ser dado a los ataques de Satanás, para que el regresara a sus sentidos y fuera conducido al arrepentimiento.
Luego, en 2 Corintios 2, Pablo se dio cuenta que el mismo hombre se había arrepentido y que la iglesia lo había perdonado. Satanás lo había llevado a la desesperación, y la lujuria en su carne había sido destruida. El hombre había regresado arrepentido. Y ahora Pablo escribe a los Corintios:
"... Al contrario, vosotros mas bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza. Por lo cual os ruego que confirmáis el amor para con el"(2 Corintios 2:7-8).
Pablo supo que este hombre estaba absolutamente abrumado con tristeza y dolor. Los miembros de la iglesia habían visto su quebrantamiento y humildad, y se llenaron de un espíritu de perdón. Lo animaron, fueron nobles de corazón hacia él y le lavaron sus pies. Ahora el estaba limpio - y estaba siendo restaurado para el cuerpo de Jesucristo. Que escena tan maravillosa!
Hay muchos Cristianos hoy en día que están en la misma condición como este hombre, después de ser tomados por un pecado. Se dicen a sí mismos, "Yo he reprochado a mi Salvador. Traje vergenza a su nombre!" No obstante, lo que ellos experimentan no es nada comparado a lo que 2 Corintios describe.
Quiero mostrarle un pasaje de un libro que leí en la internet recientemente. Fue escrito por la hija de un pastor quien fue tomado en pecado hace varios años. Y por todos esos años la familia ha soportado un infierno de pesadillas. Escribe:
"...(La prensa) nos siguió a nuestros hogares. Recibimos llamadas telefónicas de famosos periódicos sensacionalistas y de chismografía ofreciéndonos sumas grandes de dinero por la historia. Finalmente conseguimos sacar a Papá fuera de la casa hacia un restaurante, solamente para encontrarnos como tema de conversación. Fue horrible."
"Pero el Reverendo----- nunca estaba avergonzado de identificarse con nosotros. Papá literalmente se sentaba por el teléfono a espera la llamada de ese hombre. Estaba superado con culpa y vergüenza... Papá se había hundido en depresión... Personas a quienes dio tanto de el fueron los que duramente se volvieron contra el."
"Nuevos rumores se extendían diariamente. Ministros se escribían el uno al otro, extendiendo esos rumores... Sólo unos cuantos probaron verdad mostrando amor cristiano y restauración, llamándonos y recordándonos en sus oraciones."
Alguien dijo en una entrevista: "Yo conozco al hombre al cual esta hija describe. Es un hombre dedicado a Dios, un buen padre y un cuidadoso pastor. Su corazón todavía esta pasionalmente enamorado de Jesús. De hecho, ha sido restaurado y esta pastoreando una iglesia en crecimiento ".
Pueden imaginarse cómo se sintió todos esos años? Todo el mundo al que el ministró por años se volvió contra él - incluyendo a esos que el se ganó para Cristo! El estaba devastado, abrumado de dolor. A un punto su hija sugirió a su esposo que sacaran el arma fuera de la casa del hombre, temiendo que en su depresión el pudiera ser superado por pensamientos de suicidio.
Este desesperado hombre solitario esperaba por el teléfono una llamada de su fiel amigo pastor. El compasivo amigo ministro fue la única persona dispuesta a traer una toalla a su amigo - un pequeño consuelo, una palabra de aliento, un momento breve de risa.
Puede usted culpar al pastor desalentado, en querer simplemente un poco de alivio por tantos años de dolor infligido por el pueblo de Dios y otros ministros?
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