Creo que cuando forzamos a Dios a castigarnos y a juzgarnos por
los pecados que cometemos, le causamos a Dios "Doble Dolor."
los pecados que cometemos, le causamos a Dios "Doble Dolor."
La primera parte del terrible "doble dolor" de Dios es cuando pecamos en su presencia, contra su luz y amor.
Sin embargo no es solo el pecado lo que apena a Dios. Sino que él sabe que las consecuencias de nuestro pecado pronto acontecerán. Dios sabe el precio que pagaremos: Nuestro pecado nos conducirá a la pena y la miseria! Y esto hiere el corazón de Dios profundamente.
La segunda parte del "doble dolor" de Dios es que nuestro pecado causa que El mantenga Su Palabra al juzgarnos. El tiene que estar presente como Padre amoroso y escucha nuestros gritos de angustia mientra nos castiga - todo con el propósito de producir un carácter santo en nosotros.
No hace mucho tiempo, enfrenté una crisis - al límite de mi paciencia. Había estado oyendo comentarios calumniadores acerca de mi. Era un chisme atroz e hiriente. Yo no podía creer que la gente estaba diciendo alguna de las cosas que decían. Todo esto me hirió mucho.
Después que esto estaba sucediendo por algún tiempo, le comencé a recordar a Dios su Palabra:
"El testigo falso no quedar sin castigo; Y el que habla mentiras, perecerá." (Proverbios 19:9). "El malo esta atento al labio inicuo; Y el mentiroso escucha a la lengua detractora." (17:4).
"El que anda en chismes descubre el secreto; Mas el de espíritu fiel lo guarda todo." (11:13). "Aunque su odio se cubra con disimulo, Su maldad será descubierta en la congregación." (26:26).
Después de algún tiempo, grité en desesperación: "Oh Dios, por cuanto tiempo permitirás que esto siga? Las mentiras cambian tanto, que ya no se lo que son de día a día. No puedo luchar en contra de esto. Tu eres mi defensor, Señor - y tu dices que vengaras a Tu pueblo. Pero no veo que Tu justicia sea manifestada. Por favor, Señor - cuanto mas tengo que soportar antes de que te muevas?"
Mientras pensaba en toda la calumnia que venía contra mi, comencé a pensar en otros sirvientes y pastores que también son atormentados. Hay tantos santos hoy - gente santa y justa - que tiene que atravesar pruebas atroces porque palabras malvadas son habladas en contra de ellos por sus compañeros de trabajo, familia, aún amigos.
"Por qué, Señor?" Oré. "Dónde están tus juicios justos? Por qué sigues permitiendo que Tu pueblo sea lastimado? Por qué esperas tanto para manifestar justicia?"
El Señor contestó, "Israel, yo soy misericordioso, paciente y lento para la ira porque me causa dolor el impartir Mi justicia. Si pudieras sentir Mi dolor, nunca jamás desearas ver la caída de mi juicio. Entenderás por qué espero por tanto tiempo antes de impartirlo!"
Luego Dios me mostró una imagen espantosa de los juicios que él tiene que enviar sobre los que pecan en contra de Su Palabra. Verdaderamente, cosas atroces acontecerán a aquellos que continúen en su pecado del chisme y calumnia.
Mas la imagen del castigo divino - del juicio cayendo sobre cualquiera - me sobrecogió. Grité, "Oh, Señor, no juzgues por mi! Por favor, no hagas esto, aún a los que me han lastimado. No lo hagas para justificarme!"
Estaba sintiendo el dolor de Dios - Su renuencia para juzgar! Y ese dolor continuó en mi corazón por quizás quince minutos.
Entonces el Señor me habló: "Israel, tu sabes cuán doloroso es para un padre el disciplinar a sus hijos, porque los ama. Es lo mismo para Mi. Me hiere el tener que impartir Mi juicio y castigo sobre los que amo! Pero por amor debo castigar, a los que he recibido como hijos, para que sean perfectos como yo lo soy".
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