Dolor que tuvo que soportar cada
vez que ha tenido que castigarme!
vez que ha tenido que castigarme!
Puedo recordar vívidamente cuatro o cinco ocasiones de castigo muy severo de parte del Señor. En aquellos tiempos yo decía, "Oh, Dios, esto es doloroso! No quiero atravesar jamás nada como esto otra vez."
Y ahora Dios me decía, "Israel, yo no quería atravesarlo otra vez tampoco. Me hirió el observar y permitir tu dolor. Yo lo hice todo no deseándolo. No sentí placer en esto. Causó una gran pena en mi corazón. Sin embargo, tuve que hacerlo - porque te amo!"
Dios me ha demostrado, de una manera firme, que nunca debo regocijarme sobre el castigo de nadie. Sino, que el Señor tenga misericordia de esos cristianos que se regocijan en el castigo de otro: "Cuando cayere tu enemigo, no te regocijes; Y cuando tropezare, no se alegre tu corazón." (Proverbios 24:17).
No sólo usted nunca debe alegrarse cuando ve a Dios impartiendo sus juicios. Usted debe sentir el dolor de Dios mientras lo imparte! Simplemente no puede regocijarse en la presencia de un Señor que llora mientras azota, en la presencia de un Cristo con el corazón destruido.
Los juicios de Dios sobre otros deben romper su corazón. Lo deben hacer gritar, "Oh Dios, suficiente! Por favor - haz que Tu ángel guarde su espada."
"Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados." (Hebreos 12:11). Dios habla en este pasaje tanto de su propio corazón como del nuestro. Sus castigos no son un gozo para él, sino tristes y dolorosos!
Mas cuando Dios se mueve para juzgar, él se cierne sobre sus hijos mientras los castiga. Mientras él imparte latigazo tras latigazo, él espera para ver si el último latigazo trajo alguna lágrima. Él observa aún la señal mas leve de pena o arrepentimiento. Y se detiene ante la primera señal vista! Él desea decir, "Suficiente - no más! Me hiere demasiado."
Amado, usted debe entender este tema del dolor de Dios. Usted tiene que humillarse - poner sus pensamientos en cautividad, y decir," Oh, Señor, permita que ore por mis enemigos - por aquellos que tratan de lastimarme!"
Dios ama al pecador mas malvado y vil en la calle. Y si él ama a esa persona, cuánto más él ama al cristiano que lo lastima a usted y se ha hecho su enemigo?
Quizás ahora usted tiene una idea de cuán lejos estamos del corazón de Dios. Hay tanto mas que aprender de su corazón. No, él no se deleita en el juicio. Él no disfruta la destrucción del malvado, ni en el castigo de sus hijos. Por el contrario, esto lo lastima terriblemente.
Permitame decirle en lo que el Señor se deleita:
"Que Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados." (Miqueas 7:18-19).
Gracias a Dios por Su gran compasión, disponible para todos. Él se deleita en la misericordia. Aleluya!
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