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domingo, 1 de mayo de 2011

UN ESLABON AUSENTE

 


Creo que hay un eslabón ausente
en nuestra vida de oración! 




 
Existe un eslabón ausente en muchas vidas de oración. Y a menudo esta es la razón por la cual no recibimos contestación a muchas de nuestras oraciones por que nuestros seres queridos inconversos aun no vienen a Jesús, por que pasamos año tras año sin liberación o dirección.

Amados, ese eslabón ausente es la fe! Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que recompensa a los que le buscan. (Hebreos 11:6).

Santiago enseña: Pero pida con fe, no dudando nada, porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibir cosa alguna del Señor, (Santiago 1:6-7). Si la persona entretiene la duda, no importa cuantos ríos de lágrimas llore. Él no recibirá nada de Dios!

David fue escuchado y liberado por el Señor no solo porque se acerco a él con lágrimas. No fue porque David se acerco con un corazón lleno de confianza en Dios! Los Salmos abundan con el testimonio de la confianza total de este hombre: Bendito sea el Señor, que ha oído mi voz suplicante. El Señor es mi fuerza y mi escudo; mi corazón en él confía; de él recibo ayuda... (Salmo 28:6-7).

Por supuesto que Dios quiere que clamemos a él. Él nos manda a que lloremos a él con gemidos indecibles, desde lo mas profundo de nuestro ser. Sin embargo él no escucha tal clamor sino esta acompañado por fe! David dijo: ... Él es nuestro socorro y nuestro escudo. ... porque confiamos... (Salmo 33:20-21).

Jehová, roca mía y castillo mío, mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;... (Salmo 18:2). David esta diciendo aquí, Esperaré en el Señor él me va a libertar porque confío en su santo nombre!

David declara que todos los padres de Israel aquellos quienes fueron libertados desde el principio fueron escuchados por Dios porque confiaron en él: En ti confiaron nuestros padres; confiaron, y tú los libraste; a ti clamaron, y tú los salvaste; se apoyaron en ti, y no los defraudaste. (Salmo 22:4-5).

Casi todas las veces que David clama al Señor en oración, escuchamos su testimonio de confianza: Dios me escucha porque confío en él! Clamo a él con lágrimas desde el fundamento de la confianza que él ha puesto en mi corazón.

Amados, el Espíritu Santo hizo este asunto de fe muy real para mí durante un tiempo reciente de quebrantamiento en oración. Tuve una semana sólo la cual pasé en ayuno y oración buscando el rostro del Señor. Había ciertas cosas por las cuales quería orar necesidades físicas, más poder en mis predicas, las cargas de la iglesia, y un derramamiento del Espíritu Santo en la ciudad de Talara. Quería ser sincero con el Señor acerca de todas estas necesidades.

En esa semana, cite todas las Escrituras que hablan acerca de clamar al Señor y echar mano de los cuernos del altar. Sujeté mi carne; pase varios días ayunando; y fui al Señor con gran lloro con mi corazón puesto en él, queriendo tan solo agradarle. Me paseaba por una playa, gritando y llorando a Dios, O Señor, tienes que contestarme! Pasé muchas horas inútiles asegurándome que mis oraciones estaban prevaleciendo. Pero, finalmente, el Espíritu de Dios habló amorosamente pero firmemente a mi alma: Israel, basta! Límpiate la cara y deja de llorar.

El Espíritu siguió: Deja de llorar deja de pasearte por esta playa! Ve, siéntate. Tengo algo que decirte: Nunca más vuelvas a mi presencia con incredulidad! No escucharé tu gemir, lloro o ruego hasta que creas mi Palabra. Me estas rogando que haga lo que yo ya prometí. No estas confiando en mi Palabra!

Puedes llorar hasta que no queden lágrimas pero no te va a resultar. Ninguna oración, lágrima o ayuno que me ofrezcas sin fe pueden agradarme. Ningunas de tus luchas o forcejeos por una respuesta van a dar resultado, Israel hasta que vengas a mi en fe! Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que recompensa a los que lo buscan. (Hebreos 11:6).

Esto me lleva directamente al tema: cómo ir a Dios! Me siento impulsado por el Espíritu a compartir contigo varias cosas que no debes hacer cuando vas al Señor en oración, los veremos en los próximos días!

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