El Espíritu de Dios también derramara
un Espíritu de suplica!
un Espíritu de suplica!
La palabra suplica nunca es usada en la Biblia excepto para indicar un clamor u oración que es vocalizada. En otras palabras, no es privada o simplemente una meditación. Suplica tiene que ver con la voz!
La palabra hebrea para suplica significa una rama de olivo envuelta en lana, o algún tipo de tela, agitada por un suplicante buscando paz o entrega. Estas eran llamadas ramas de suplicas u oración. Sencillamente, eran banderas de rendimiento. Tenían como significado un clamor o grito de rendimiento total e incondicional.
Imagínate a un soldado cansado por la batalla, andrajoso y gastado, cansado y abrumado; atrapado en un hoyo de voluntad propia. Él esta solo, cansado y demacrado y ha llegado al final de sí mismo. Así que rompe una rama de un árbol; amarra su camiseta interior blanca en la punta de la misma, la levanta, la agita y sale a gatas del hoyo, gritando, Me rindo me doy por vencido!
Eso es suplica! Dice, Me rindo ya no puedo pelear esta batalla. Estoy perdido y desesperado.
Ves, suplicas no es solamente clamando a Dios para que haga lo que tu quieres. No es pidiendo o rogándole que te ayude en tus planes. Al contrario, es una entrega total de tu voluntad y tus caminos!
Por siglos los cristianos han clamado a Dios mientras están llenos de voluntad propia, rogando y llorando, Oh Dios, mándame aquí, mándame allá, dame esto, dame aquello Ministros han orado y rogado, Oh Dios, bendice mi ministerio, bendice mis proyectos. Manda dinero y obreros para mi programa!
Pero en los últimos días el Espíritu Santo caerá con gran poder para producir un sentir de bancarrota espiritual. Despertaremos al hecho de que con todo nuestro dinero, cerebro, programas, ministerios y planes, ni siquiera hemos tocado al mundo. (La verdad es que hemos perdido terreno. La iglesia se ha puesto débil y lastimosa!)
Una vez predique, Todo lo que Dios requiere es un clamor del corazón, un clamor desesperado a Su nombre. Pero el Espíritu Santo me ha mostrado que toma mas que eso para tocar Su corazón.
Malaquías habla del pueblo de Dios haréis cubrir el altar de Jehova de lagrimas, de llanto, y de clamor (Malaquías 2:13). Sin embargo, el Señor no recibió ni escucho su clamor porque los hombres de Israel estaban tratando mal a sus mujeres. Ellos se estaban divorciando de ellas y perseguían a otras mujeres.
Esta gente no venía ante el Señor con una bandera de rendimiento en sus manos, gimiendo y llorando, Oh Dios, mi pecado me abruma! Estoy cansado de luchar solo, cansado de resistir al Espíritu Santo. Libértame! Si ellos hubieran hecho esto, Dios les hubiera escuchado y los hubiera libertado.
Debe haber un rendimiento; una entrega! Nuestro clamor debe estar acompañado por una buena disposición a dejar nuestro pecado dejar todo en nuestra vida que no es como Jesucristo.
La oración de Daniel demuestra de lo que se trata la suplica:
Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos; y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor. Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, y la ciudad sobre la cual es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias. (Daniel 9:17-18).
Este es un clamor de rendimiento de absoluta impotencia! Daniel estaba diciendo, Oh Dios, hemos pecado contra ti y no podemos hacer nada! Somos impotentes y sin esperanzas. Te hemos rechazado y herido. Y ahora apelamos a Tu misericordia. Nos rendimos. Te lo entregamos todo a ti. Escucha nuestra suplica!
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