Creo que Salomón representa el espíritu y la naturaleza de la iglesia moderna, del tipo de la iglesia de Laodicea de los últimos días. La iglesia en los Estados Unidos de América como a través del mundo, va camino a la misma ruina que Salomón enfrentó.
Las Escrituras nos dicen:
"Salomón hijo de David fue afirmado en su reino, y Jehová su Dios estaba con él, y lo engrandeció sobremanera." (2 Crn. 1:1).
La iglesia de Jesucristo hoy ha sido fortalecida y bendecida poderosamente por Dios. Tiene provisión para toda clase de obras. Considere los grandes y hermosos edificios que se construyen en la tierra. Una gran iglesia Pentecostal fue construida recientemente a un costo de 28 millones de dólares. Existen otros complejos de iglesias valorizados en 40 a 50 millones de dólares en los Estados Unidos. En nuestro país hay grandes edificios que aunque no tan costosos no dejan de ser ostentosos.
Considere también la grande bendición financiera de la iglesia. Millones de dólares son gastados en evangelismo televisivo, libros, discos y casetes, misiones, instituciones, colegios y ministerios para evangelización. Piense en todas las enormes convenciones, los bien asistidos seminarios, la pompa religiosa y la atención ceremonial en servicios y programas de mega-iglesias.
Cuando todas estas obras comenzaron, cada una tenía algo de la unción de Dios. Verdaderamente, la mayoría empezó con la misma bendición que Dios derramó sobre Salomón. Piense en esto: Salomón fue bien organizado. Fue mucho más educado que su padre David. Y él hizo cosas más grandes y mejores que cualquier generación anterior pudiera concebir. Las habilidades organizacionales de Salomón fueron tan grandes--su pompa y ceremonia tan suntuosas y admirables--que cuando la reina de Saba lo vio simplemente subir al templo, casi se desmayó.
Sin embargo, la fuerza gobernante en Salomón fue sabiduría y conocimiento. Este fue su clamor profundo a Dios: "Dame ahora sabiduría y ciencia, para presentarme delante de este pueblo; porque quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande?" (2 Crn. 1:10).
No es esta una oración maravillosa? Suena muy bien y Dios se agradó que él no pidió para sí ganancia personal. Aunque hay un problema: fue totalmente centrada en el hombre! Este talentoso y confiado rey estaba diciendo en esencia: "Tan sólo dame las herramientas, Dios, y yo haré el trabajo. Dame la sabiduría y el conocimiento y yo pondré todo en orden entre tu pueblo. Lo lograré todo!"
La oración de Salomón no fue la de su padre David, un hombre que agradó al corazón de Dios. No, la oración de Salomón fue de una nueva generación--un pueblo educado con nuevas ideas y habilidades. Y su clamor fue: "necesito sabiduría y conocimiento!"
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