¿Esta Dios dispuesto a salir en mi ayuda?
¿Crees que Dios desea ir rápidamente hacia ti para resolver tu problema?
Aquí es donde muchos cristianos fallan. Saben que Dios tiene todo lo que necesitan - admiten que él se preocupa. Pero no están convencidos de que él está deseoso de ir rápidamente a ayudarles. Cuando Dios no responde a su clamor enseguida, imaginan estorbos y obstáculos internos.
Piensan en todo tipo de razones por qué el Señor no debe estar deseando venir en su ayuda.
No - ¡Eso es acusar a Dios de descuidar a su hijo!
En el Monte Carmelo, Elías acusó al dios pagano Baal de descuidar sus hijos: “Entonces... invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: Oh Baal, respóndenos. Pero no hubo voz ni nadie respondió...”
“Y sucedió que ya al mediodía, Elías se burlaba de ellos y decía: Clamad en voz alta, pues es un dios; tal vez estará meditando o se habrá desviado, o estará de viaje, quizá esté dormido y habrá que despertarlo.”
Y gritaban a grandes voces y se sajaban, según su costumbre... hasta que la sangre chorreaba sobre ellos...pero no hubo voz, ni nadie respondió ni nadie hizo caso.” (1 Reyes 18:26-29)
Escucha estas palabras de nuevo: “No hubo voz... ni nadie respondió... ni nadie hizo caso...”
¡Esto es exactamente como acusamos a Dios de descuidar a sus hijos! Oramos, clamamos a Dios - ¡pero seguimos nuestro camino creyendo que no nos escucha! Nos alejamos de la presencia de Dios - lejos de la iglesia, lejos de nuestra recámara secreta - ¡preguntando si alguna vez nos ha prestado atención!
¡No! El Señor está siempre listo para escuchar y responder nuestro clamor por ayuda. Me gusta lo que dijo David de él:
“Pues tú, Señor, eres bueno y perdonador, abundante en misericordia para con todos los que te invocan... En el día de la angustia te invocaré, porque tú me responderás.” (Salmo 86:5,7).
David dijo: “¡Mi Dios está listo y deseoso por responderme en todo momento que le clamo! No me detengo y contemplo mis problemas. No me aflijo por él o trato de resolverlo. Voy a mi Señor y clamo, ‘¡Ayuda!”
Eso es todo por lo que Dios está esperando - tu clamor acongojado, ¡proferido con la fe de un niño!
“Pero que pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, ese hombre, que recibirá cosa alguna del Señor.” (Santiago 1:6-7).
La Biblia dice que bajo la esclavitud en Egipto: “Israel gemía a causa de la servidumbre, y clamaron; y su clamor... subió a Dios... Oyó Dios su gemido, y se acordó... Y miró Dios a los hijos de Israel, y Dios los tuvo en cuenta.” (Éxodo 2:23-25).
Dios no respondió a Israel porque eran dignos. Por el contrario, el Señor tenía mucho que enseñarles. No - les escuchó porque clamaron seriamente - ¡y él los tuvo en cuenta y oyó su clamor!
Justo antes que Moisés muriera, le recordó al pueblo la fidelidad de Dios al acudir a su clamor:
"Y los egipcios nos maltrataron y nos afligieron y pusieron sobre nosotros dura servidumbre. Entonces clamamos al Señor, el Dios de nuestros padres, y el Señor oyó nuestra voz y vio nuestra aflicción, nuestro trabajo y nuestra opresión; “y el Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, con gran terror, con señales y milagros” (Deuteronomio 26:6-8).
Los israelitas, tan idólatras como eran, simplemente clamaron al Señor. Y Dios está diciendo a sus hijos amados hoy: "Pueden llamarme, pueden clamar a mí - y yo oiré!"
¿Estás afligido? ¿Atado? ¿Preocupado? ¿Necesitando liberación? ¡Clama fuerte - con fe! ¡Dios está listo para liberarte con maravillas por su brazo poderoso!
Puedes resumir la historia de Israel en estos pocos versículos:
“Y los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos del Señor, y olvidaron al Señor su Dios... [pero] cuando los hijos de Israel clamaron al Señor, el Señor levantó un libertador...” (Jueces 3:7,9).
El pueblo de Dios repetidamente se olvidó de él. ¡Pero cuando clamaron él vino!
De hecho, Samuel reprendió a Israel recordándole cómo sus padres habían clamado al Señor:
“Y clamaron al Señor, y dijeron: Hemos pecado porque hemos dejado al Señor... pero ahora, líbranos de la mano de nuestros enemigos... Entonces el Señor envió a Jerobaal, a Bedán, a Jefté y a Samuel, y os libró de la mano de vuestros enemigos en derredor, de manera que habitasteis con seguridad.” (1 Samuel 12:10,11).
¡Dios siempre envió la liberación! Sin importar cuán mal el pueblo había pecado contra el Señor, sin importar cuán terriblemente le abandonaron - en el mismo momento que clamaron a él, ¡Dios fue a obrar para salvarles y librarlos!
Amado santo, ¿crees que Dios se ha vuelto sordo a tus lamentos? ¿Crees que él estaba deseando oír el lamento de un terco, obstinado Israel que casi nunca confió totalmente en él - y que él no oirá el lamento sincero de un hijo creyente, bañado en la sangre?
¡Nunca! No importa lo que estés enfrentando, ¡Él no permitirá que Satanás te venza! Él ha puesto una pared de fuego alrededor de ti. ¡Él está listo para salir en tu ayuda en un momento!
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