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miércoles, 16 de febrero de 2011

EL PAGO POR DEJAR A DIOS AL FINAL


¡Dios te dice pagarás un alto precio por poner tus propios intereses primero!


Dios estaba diciendo al pueblo: “Ustedes corren por las cosas materiales - casas, tierras, dinero - ¡y ellas se comen todo su tiempo y energía! Cuando ustedes se consumían haciendo mi obra, tenían alegría y satisfacción. Pero ahora están vacíos, desilusionados, e insatisfechos. Y no importa lo que hagan, ¡nada los satisfará!”

“Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo, ¿Por qué? Dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa” (versículo 9).

Dios dijo, “Ustedes lo quisieron tan desesperadamente y trabajaron tan fuertemente para esto. ¡Pero me robaron para conseguirlo! Lo trajeron a casa, y no les satisfizo - ¡porque yo disipé toda satisfacción!”

¡Esto es lo que está pasando en el Perú hoy!  Compras las cosas que codiciaste y por las que trabajaste tan fuertemente - pero tan pronto las traes a casa, ¡toda la novedad se desgasta! No trae alegría, ni satisfacción. ¡Puedes sentir el vacío fluyendo dentro de ti!

Nuestra nación se consume consigo misma - orgullo propio, ambición propia, voluntad propia - ¡con cada persona por sus propios intereses! Con razón tantos están borrachos y aturdidos con las drogas, vagando en oscuridad y confusión. Dios ha soplado en nuestras posesiones materiales - ¡y nada de esto puede satisfacer!

Dios dice: “Y llamé la sequía [para ti]... sobre todo trabajo de [tus] manos” (versículo 11). Él está diciendo, “¡Si empiezas a descuidar tu alma y volverte a las cosas materiales, terminarás triste, descontento, vacío, seco! Traeré una sequedad espiritual - ¡y todo tu duro trabajo solo te hará sentir peor! Dirás, ‘¿Es esto todo lo que hay en la vida?”

Al cristiano carnal, Dios está diciendo: “¡Te he llamado para miseria, sequedad, para que no puedas encontrar ninguna satisfacción - para que esto te condujera hacia mí! ¡Quiero que pongas mis intereses primero, para poder bendecirte y favorecerte una vez más!”

¡Gracias a Dios, que hace eso! Cada uno de nosotros debe orar, “¡Señor, cuando comience a deslizarme de ti, hazme miserable!”



“Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto” (Hageo 1:6).

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