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martes, 18 de enero de 2011

PONIENDO LIMITES


  He sido culpable de poner límites
al poder y las promesas de Dios.
 
La Escritura dice de Israel "Y volvían, y tentaban a Dios, y provocaban al Santo de Israel." (Salmo 78:41). Israel se volvió de Dios en incredulidad. E igualmente, ¡creo que limitamos a Dios hoy con nuestra duda e incredulidad! 

Confiamos en Dios en la mayoría de las áreas de nuestras vidas – pero nuestra fe siempre tiene linderos y límites. Tenemos por lo menos una pequeña área que bloqueamos, donde realmente no creemos que Dios va a encargarse de nosotros. 

Por ejemplo, muchos lectores han orado por la sanidad de alguien. Pero a menudo, cuando se trata de la sanidad de su propio marido, esposa, hijo o hija, ¡limitan a Dios! 

Limito a Dios la mayormente en el área de la sanidad. He orado por la sanidad física de muchos, y he visto a Dios realizar milagro tras milagro. Pero cuando se trata de mi propio cuerpo, ¡limito a Dios! Tengo miedo de permitirle ser Dios para mí. ¡Me rocío con medicina o corro a un doctor antes de orar por mí mismo! No estoy diciendo que es malo ir al doctor, pero a veces encajo en la descripción de aquellos que “no buscaron al Señor, sino a los médicos" (2 Crónicas 16:12). 

Te pregunto: ¿Oras para que Dios derribe las paredes en China o Cuba - pero cuando se trata de la salvación de tu propia familia, no tienes una onza de fe? Piensas, "Dios no debe querer hacer esto, mi ser amado es un caso duro. Dios no parece estar oyéndome en este asunto." 

Si esto es verdad, ¡no estás viéndole como Dios! ¡Eres ignorante de sus caminos! El deseo de Dios es "hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros" (Efesios 3:20). 

Dios me dijo, "Hijo, has atado mis manos, ¡me tienes puesto grilletes! ¿Cómo puedo sanarte cuando realmente no crees que lo haré? Tu duda me impide ser Dios para ti. ¡Te digo, no me conoces a menos que sepas que estoy más deseoso de dar que lo que tú quieres recibir!" 

Israel murmuró continuamente, "¿Puede Dios?… Seguro, él hizo un camino para nosotros a través del Mar Rojo. Pero - ¿puede darnos pan?" Dios les dio pan - de hecho, extendió una mesa para ellos en el desierto. "Pero ¿puede darnos agua?", preguntaron. Les dio agua de una Roca. "Pero ¿puede darnos carne?" Les dio carne del cielo. "Pero ¿puede librarnos de nuestros enemigos?" Vez tras vez, Dios proveyó y liberó en cada área. Todavía el pueblo pasó cuarenta años diciendo, "¿Puede Dios? ¿Puede Dios?" 

Amado, debemos estar diciendo, "¡Dios puede! ¡Dios puede!” ¡Él lo hizo - y lo hará! Dios puede y hará todo lo que pidamos y creamos que puede hacer.

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