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sábado, 29 de enero de 2011

 
Estos nueve leprosos habían sido verdaderamente
tocados por el poder de Jesús -
¡Se habían convertido en testigos de su poder!
 
“Vayan... al sacerdote... para testimonio a ellos” (Lucas 5:14). En los años por venir, estos leprosos tendrían un testimonio poderoso. Podrían pasar el resto de sus vidas hablando de cómo Jesús simplemente habló la palabra, y fueron sanados: 

“¡Una vez fui un leproso! Estaba totalmente solo sin esperanza - un hombre muerto, sucio, impuro, perdido. Entonces Jesús vino y me limpió. He sido sanado ahora por veinticinco años – ¡alabado sea su nombre!” 

Todo eso suena maravilloso. Pero el problema era, que estaban hablando de un hombre que no conocían - ¡testificando del poder de un Salvador del que no sabían nada! Sólo lo ven a lo lejos. Podían decirte cómo era él, cómo hablaba, cómo caminaba – pero ¡nunca se acercaron a él y a su corazón! 

Uno de mis más grandes pesares en todos mis años de ministerio ha sido ser testigo del agotamiento de antiguos adictos y alcohólicos que habían sido liberados milagrosamente de vidas de terrible pecado y crimen. Muchos de ellos fueron llamados por Dios para predicar. Pero las iglesias y los pastores seguían pidiéndoles que vinieran y dieran sus testimonios espectaculares. Eran persuadidos y animados a dar detalles sangrientos de su pasado. 

Ahora, años después, muchos de estos antiguos adictos están contando la misma historia: “Hace quince años era un chulo. Viví con prostitutas y fui a la cárcel veinte veces. Un día alguien me dijo sobre Jesús - y fui limpiado y sanado!” 

Amado, ¡cientos de tales preciosos convertidos están ahora agotados, apartados y náufragos! No tienen nada del carácter de Cristo, ninguna relación con Dios, porque están viviendo en una sola experiencia del pasado. Nunca volvieron a Jesús - ¡nunca llegaron a conocerle! 

Muchas personas han preguntado por qué la Iglesia no tiene convertidos que vengan y testifiquen cada semana. De hecho, estos hombres y mujeres tienen algunos de los testimonios más increíbles que hayas oído. 

Pero ¡queremos más para ellos a que terminen con un viejo, testimonio estropeado! Queremos que sigan con Jesús - ¡poder estar de pie y contar de un caminar fresco, a diario con él, de lo que él ha hecho por ellos hoy! 

¡Queremos que tengan más de Cristo!

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