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viernes, 26 de noviembre de 2010

SALID Y EDIFIQUEN MI CASA


La historia de Hageo es vital para nosotros porque el Señor nos ha despertado y nos ha hablado las mismas palabras: “¡Salid de Babilona - y edifiquen mi casa¡”

Dios nos ha dado una carga por los desamparados, los pobres y los necesitados. Él no quiere que simplemente nos sentemos aquí y comamos nuestro bocado solos ¡Él nos esta diciendo que pongamos Su casa y Sus intereses primero!

Él esta diciendo, “Yo no solo te llame para estar separado, solo para ser santo, solo para alabarme. Sí; esas cosas son buenas. Pero yo te llame de Babilona por un propósito mayor. Quiero prepararte - ¡usarte para levantar Mi testimonio!”

Amado, hay un testimonio que yace en una ruina total. Yo te pregunto: ¿Qué ha mostrado la iglesia de Jesucristo en los últimos quince años? ¡Un Cristo de riquezas, de prosperidad, de ruego y suplicas para apoyar los imperios y sueños de los hombres!

¡Sin embargo, todo el tiempo el verdadero testimonio de Cristo esta desecho! ¡Y Dios esta llamando a un pueblo en estos tiempos a reedificar el verdadero testimonio de quien Cristo es! Él es aquel que oye el clamor profundo del pobre. Él es un Cristo amoroso que se interesa. ¡Él se extiende para ayudar el necesitado, al desamparado!

¡Yo he estado predicando ese mismo mensaje por estos 6 años! ¡Babilonia representa a una sociedad, descarriada y malvada, en confabulación con una iglesia apostata y descarriada! ¡Para nosotros, Babilonia representa una vida de indiferencia espiritual, pereza y un compromiso mundano - una religión vacía de Dios y Su santidad!

Ahora mismo hay un creciente remanente de cristianos santos y separados cuyos corazones han sido inquietados. ¡Esto es una obra soberana de Dios! Estos creyentes ya no pueden tolerar la maldad y el compromiso en sus iglesias. ¡Ellos oyeron al Espíritu Santo llamándolos a una vida de santidad y separación del mundo!

Ahora ellos han salido de Babilonia, fuera del entumecimiento y corrupción de la apostasía. Ellos ya no doblan sus rodillas a los ídolos de esta era. Ellos son un pueblo santo, verdaderamente separados - un pueblo hambriento de ir mas profundo en el Señor.

¡Pero salir de Babilonia no es suficiente! No es suficiente decir, “¡Dios me ha limpiado y he dejado mis antiguos caminos atrás! ¡Yo he cambiado verdaderamente! ¡Estoy fuera de aquel antiguo cementerio religioso babilónico!

Dios esta tratando de decirnos algo más. Y yo creo que aquí es donde el evangelio de la fe y de la prosperidad perdió su curso.

Ves, ese evangelio particular comenzó con varios hombres piadosos y santos. Ellos estaban hambrientos de Dios, inquietados, creyendo que había algo mas para servir a Dios que lo que ellos habían visto en el sistema religioso muerto a su alrededor. Ellos comenzaron a ver que Dios quería bendecir a su pueblo, poner recursos en sus manos para un propósito. Y, como Israel, estas personas salieron de Babilonia y descubrieron que Dios bendice a aquellos que verdaderamente confían en Él.

Vemos esto en el Antiguo Testamento. Dios prometió bendecir a los judíos que disponían sus corazones hacia Jerusalén Pero él proveyó todas aquellas bendiciones con la intención de que el pueblo edificara Su casa primero - ¡qué restaurar un testimonio que estado arruinado¡

Hoy debemos usar los recursos dados por Dios para alimentar a los pobres, vestir al desnudo, hospedar y mantener a las viudas y rescatar al huérfano y al desamparado. Esa es la razón por la cual Dios quiere derramar sus bendiciones sobre nosotros – ¡para qué nosotros la demos a otros! El pueblo de Dios siempre ha orado, “¡Oh Dios, bendíceme de manera que pueda bendecir al necesitado! Prospérame de manera que tenga mas para bendecir tus obras” Esto aparece en la literatura de todos los maestros de la prosperidad también: “El Señor quiere enriquecerte de manera que tengas mas para la causa del Señor.”

Pero hay algo torcido en la naturaleza humana. Una vez que tenemos el recurso en nuestras manos, inmediatamente comenzamos a ponernos metas en vez de dar esas bendiciones. Esto es lo que ha sucedido con el evangelio de la prosperidad en esta ultima hora.

Yo creo que Dios estaba tratando de levantar un testimonio. Él quería una iglesia que, por medio de su Hijo, Jesús, permanecería en pie en los días venideros más oscuros - una iglesia que creyera a Dios por sus recursos y por su unción. ¡Dios quería un pueblo en el que pudiera confiar! ¡Personas que no gastaran dinero en ellos mismos, sino que lo repartirían - de manera que otros en los últimos días vieran a un Cristo que puede hacer lo que el gobierno no podría!

¿Pero que ocurrió? En vez de alcanzar al pobre y al necesitado, los cristianos que han sido bendecidos financieramente gastan sus recursos en si mismos. ¡Ellos compran hasta desmayar!

Pocos han puesto el corazón del Señor en sus dadivas. Ellos dan cuando es conveniente, o porque se sienten culpables. En vez de vivir por fe y dar lo que el Señor les ha dado a ellos, ellos compran más y más para si mismos y solamente dan lo que les sobra.

Si, es bueno decir, “¡Señor, bendíceme de manera que pueda bendecir a otros! ¡Pero aparte de aquellos con corazones quebrantados delante del Señor, el pueblo de Dios nunca da seguimiento a lo dicho!

Esto sucedió con Israel. Eventualmente, el pueblo ceso de construir la casa de Dios. Por dieciséis años ellos dijeron, “No ha llegado aun el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada” (Hageo1:2). Ellos solamente habían puesto el fundamento - ¡y hallaron miles de excusas por la cual no podían ejecutar lo que Dios les había llamado a hacer!

La tarea era muy costosa y la economía estaba debilitándose. Ellos dijeron, “No es el tiempo indicado. Esperaremos hasta que las condiciones mejoren.” Pero el futuro luce mal. La cosecha estaba decayendo, los negocios están yéndose abajo, los asalariados estaban perdiendo dinero tan rápido como lo ganaban: “El que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto.” (Hageo1:6).

Esta claro que ellos querían edificar la casa de Dios. Ellos vieron esto como una verdadera visión de Dios. Pero dijeron que no era el tiempo apropiado: “Apenas tenemos suficiente para nuestras propias familias. ¿Cómo podemos emprender tan enorme proyecto cuando la mayoría no puede con lo que tiene? Ni aun Salomón cargaba tanto a la gente.”

Así que ninguna otra piedra fue puesta por dieciséis años ¡Sin embargo, en ese periodo el pueblo hallo todo el dinero, tiempo y recursos que necesitaban para construir sus propias casas y asegurar sus propios intereses!

¡Ellos construyeron buenas casas, costosos muebles, entablado de madera de cedro, techos esculpidos! Ellos no abandonaron el altar ni los sacrificios - pero se preocuparon con las necesidades de sus propias familias: “Seguramente Dios espera que cuide a mi familia. Él es un Dios bueno, y lo amamos. ¡Tan pronto satisfagamos nuestras necesidades, daremos todo por Dios!”

Finalmente el Señor: “¿Es acaso para vosotros tiempo de habitar en vuestras casas artesonadas, mientras esta Casa está en ruinas?” (Hageo1:4).

En otras palabras, “Por dieciséis años tu has dicho, ‘no es tiempo para que la casa Dios sea construida, no es tiempo para Sus intereses pero ustedes salieron y obtuvieron cualquier cosa que USTEDES desearon.” “¿No es tiempo ahora de que caminen en fe y hagan lo que yo les he mandado?” “Sin embargo, ustedes van a sus hogares bellos, con muebles finos y dicen, ‘Dios entiende.’” “Ustedes salen y comen lo que desean, hacen lo que desean, compran lo que desean; ¡pero cuando consideran las necesidades del pobre, ustedes dicen, ‘es demasiado costoso, muy caro!’”

Hageo dijo al pueblo “¡Quiero mostrarles lo que ocurre cuando se pospone el obedecer el mandato de Dios!”

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