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martes, 21 de septiembre de 2010

NO SE TRATA SOLO DE EXITO TERRENAL


Aborrezco la idea de enseñarles a cristianos como usar la fe para hacerse prospero o más exitosos.

Eso es contrario a la enseñanza del Nazareno humilde quien llamó a sus seguidores que vendieran todo y lo dieran a los pobres. Él advirtió contra construir graneros y deploraba el hambre consumidora por cosas mundanas. El no tuvo tiempo para aquellos que guardan tesoros aquí en la tierra. Él enseñó que sus hijos no deben estar envueltos en el engaño de las riquezas, sino que la fe debe causarnos a poner nuestro afecto en las cosas de arriba.
¿Cómo puede ser que con toda la enseñanza que tenemos hoy acerca de la fe, Jesús debe decir, “… Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lucas 18:8). ¿Será que Jesús no considera el tipo de fe moderno como si no fuera fe en absoluto? ¿Es nuestra llamada fe tan egoísta, que se esta convirtiendo en una abominación al Señor? No importa cuantas escrituras son citadas para apoyarla, una fe que se complace a sí misma es una perversión de la verdad.

¡Compara una cantidad de fe materialista tan frecuente hoy día con la fe descrita en Hebreos 11! Las cosas esperadas por estos grandes hombres y mujeres de Dios no podían medirse por ningún estándar mundano. La sustancia que ellos buscaban no era dinero, casas, éxito o una vida libre de dolor. Ellos ejercitaron su fe para obtener la aprobación de Dios para sus vidas.

La fe de Abel solo se enfoco en la rectitud, y Dios le premio por eso. La fe de Enoc estaba tan centrada en Dios, que fue trasladado. Su fe tuvo una sola motivación – conocer y agradar a Dios. Para Noe la fe significaba “moverse con temor” para prepararse para el juicio venidero. Como gemiría ese hombre si pudiera ser testigo de la locura de materialismo que domina a nuestra generación.

Abraham ejercitó su fe para recordarse a sí mismo que era un forastero en esta tierra. Su pacto de bendición en esta tierra sólo produce tiendas donde vivir, porque él puso toda su fe en esa ciudad de quien el arquitecto y hacedor es Dios.

Algunos que tuvieron una reputación de tener una gran fe “… ninguno de ellos,… recibió lo prometido,” (Hebreos 11:39). Aquellos que “obtuvieron las promesas” usaron su fe para obrar justicia, para obtener fortaleza en tiempos de debilidad y para poner al enemigo a huir.

Usa tu fe para agradar a Dios y no a tu porpio corazón, pon tu mirada y esperanza en Dios y no en deleites temporales, buscalo por lo que es "tu padre" y no por cosas que el pueda darte. La fe sin obras es una fe muerta, si decimos tener fe pero no hacemos lo que nos dice, nuestra fe es muerta. La fe sin obediencia a la palabra de Dios no es fe, es solo el reflejo de nuestra lejania de corazón y nuestra reprobación. Busca agradarle y deleitate en él. Todo vendra por añadidura.

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