SAL DE ELLA PUEBLO MIO

Salid de ella, pueblo mío, para que no seis participes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas (Apocalipsis 18:4).

Salgan de las iglesias durmientes y moribundas. Salgan de los cultos a la codicia y prosperidad. Salgan de las congregaciones tibias y sociables quienes han perdido la gloria del Señor. Salgan de los templos liberales, de compromiso y cargados de pecado. Salgan de la iglesia Católica adoradora de Maria. Salgan de cualquiera y toda iglesia y grupos donde no hay fuego del Espritu Santo, donde no hay convicción que golpee, donde no hay hambre por santidad. Salgan de las iglesias legalistas donde predican salvación por obras. Huid de en medio de Babilonia, y librad cada uno su vida, para que no perezcáis a causa de su maldad; porque el tiempo es de venganza de Jehová; le dará su pago. Copa de oro fue Babilonia en la mano de Jehová, que embriago a toda la tierra; de su vino bebieron los pueblos; se aturdieron, por tanto, las naciones. En un momento cayo Babilonia, y se despedazo; gemid sobre ella; tomad bálsamo para su dolor, quizá sane (Jeremas 51:6-8).

Salgan de las enseñanzas que anima la lujuria por el dinero, fama y éxito. Salgan de todas las instituciones religiosas centradas en el hombre que están doblemente muertas y sacadas de raíz. Salid de en medio de ella, pueblo mío, y salvad cada uno su vida del ardor de la ira de Jehová. (51:45).

Salgan y abandonen a los falsos profetas cuyos ojos estn en el oro y la gloria. Salgan y abandonen a cualquier ministerio o evangelista que te acomoda en Sion y quien consuela a los cristianos con seguridad falsa. Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda; salid de en medio de ella; purificaos los que lleváis los utensilios de Jehová. (Isaas 52:11).

Porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades. (Apocalipsis 18:5). Los pecados de quien? Los pecados de la iglesia tibia y deslizada y los pecados en general de una nación cuya copa de iniquidad esta llena. Como nos atrevemos a creer que Dios no ha visto nuestra maldad incurable! Los hombres de Nínive y Sodoma gritan por justicia. Ellos son nuestros acusadores. Nínive se arrepintió con un sermón. América ha rechazado una avalancha de llamados y advertencias evangelísticos. Sodoma no tuvo evangelio; no tuvo ejércitos de predicadores; ni tampoco estuvieron inundadas sus ondas del aire con juicios inminentes. Como lo fue con Sodoma, con Nínive, como lo fue con Jerusalé y Judá, nuestros pecados han alcanzado el cielo y Dios ha impuesto sus juicios. Todos se han ido, y ahora nosotros estamos ante Su juicio.

Quién despertara, atenderá al llamado del Señor a salir y separarse, y limpiarse de todas las iniquidades de la iglesia y la sociedad? No hagas como Israel y pienses que los días del juicio están lejanos. Hijo de hombre, he aquí que los de la casa de Israel dicen: La visión que este ve es para de aquí a muchos días, para lejanos tiempos profetiza este. Diles, por tanto: As ha dicho Jehová el Señor: No se tardara mas ninguna de mis palabras, sino que la palabra que yo hable se cumplirá, dice Jehová el Señor. (Ezequiel 12:27-28).