Ezequiel se enfrentó solo contra todos los falsos profetas de Israel. Estos profetas no tenian nada que ver con el mensaje de justicia y de juicio inminente. En vez de esto, ellos profetizaron una era de paz, comodidad y prosperidad.
Ezequiel 13 es la pura palabra de Jehová contra predicadores y profetas quienes acomodan a las personas con palabras carnales agradables que, decían, eran del Señor. Sus palabras fueron diseñadas para hacer al pueblo de Dios sentirse cómodo frente a un juicio inminente de parte de Dios.
De hecho, ellos no estaban satisfechos con sólo profetizar buenos tiempos por venir desde sus grandes casas y sus cómodas camas hechas de marfil – ellos buscaron proveer una almohada para cada codo (Ez. 13:18). “Ay de aquellos que ponen almohadillas debajo de todos los codos…” (Original hebreo por Spurrell). “…He aquí yo estoy contra vuestras almohadillas, con que cazáis (seducen) las almas…” (Ez. 13:20).
Ezequiel estaba horrorizado al ver a los profetas que habían desarrollado un arte de hacer al pueblo de Dios sentirse cómodo. El Señor dijo, “Mi pueblo ha puesto sus ídolos en sus corazones; ellos descaradamente han establecido piedras de tropiezo en iniquidad; ya que se han apartado de mi todos ellos por sus ídolos” (Ez. 14:1-5).
La verdadera palabra del Señor fue, “Jehová dice:– come tu pan con temblor, y bebe tu agua con aflicción y con desfallecimiento – y dile al pueblo, su tierra será despojada de su plenitud, por la maldad – ciudades habitadas quedarán desiertas, y la tierra será asolada -- no habrá más visiones vanas, ni profecías de lisonjeros... ” (Ez. 12:17-24).
Mientras Ezequiel iba de un lado a otro llamando al pueblo a la humildad y arrepentimiento, tratando de preparar al pueblo de Dios para los juicios que pronto vendrían, estos profetas de almohadilla profetizaban los sueños e imaginaciones de sus propios corazones. Dios no les había hablado, aunque ellos introducían sus profecías con, “Escuchad la palabra del Señor.” Dios dijo, “Yo no los envié. Ellos no hablan por mi.”
Cargaban con ellos almohadas elegantes para ponerlas bajo cada codo de todos aquellos que les seguían para oír sus falsas profecías. Ellos ponían pañuelos sobre las cabezas de cada uno de sus discípulos, esto significaba que ellos les estaban declarando a otros, “Muy buenos tiempos están por delante. No vemos sino paz y lujo en el futuro.” Ellos caminaban entre el pobre y el enfermo con un pañuelo de encajes en la cabeza, como una señal de su confianza en el mensaje de los profetas de excesos y comodidad.
Ezequiel les habló fuertemente la Palabra de Dios cuando las masas se congregaban a oír sus palabras placenteras.
“Ven para el pueblo de Dios una visión de prosperidad, cuando no hay prosperidad, dice Jehová el Señor…” (Ez. 13:16. Spurrell, hebreo original).
“Andan en pos de su propia imaginación -cuando realmente no han visto nada…-” (Ez. 13:3).
¡Los profetas de almohadilla están todavía entre nosotros! Ellos hablan acerca de la Palabra de Dios, acerca de profecía, y sazonan sus suaves mensajes con mucha Escritura. Pero hay una falsedad en lo que ellos predican. No están predicando la cruz o la santidad y la separación. No hacen demandas a los que los escuchan. Muy pocas veces hablan de pecado y juicio. Aborrecen el solo mencionar sufrimiento y dolor. Para ellos, los héroes del libro de los Hebreos fueron cobardes sin fe y perdedores sin dinero, quienes tenían miedo a reclamar sus derechos.
Tal como los profetas de almohadilla de Israel, su único deseo supremo es promover estilos de vida lujosas y hacer a las personas sentirse cómodas en su búsqueda de la buena vida. Ellos no están hablando de parte de Dios. Todo lo que ellos están haciendo es pasando almohadas. Una para cada codo de cada seguidor. Con razón las multitudes se congregan para sentarse a escuchar sus mensajes – sin ninguna demanda. Estos mensajes no son el llamado de Cristo para negarse a sí mismo y tomar la cruz.
¿Cuál es la diferencia ente los profetas de almohadilla y los verdaderos profetas de Jehová? El predicador o creyente que no conoce la diferencia está en un terreno peligroso. Con tantos que andan por ahí reuniendo enormes congregaciones, es imperativo tener discernimiento del Espíritu Santo. Los profetas que están confundiendo a la gente deberán ser confrontados y expuestos por la verdad. La mayoría de ellos se ven y se oyen sinceros, hombres de Dios amantes de la Biblia. Pero el Señor ha dado a su pueblo pruebas infalibles para probar lo que es verdadero y lo que es falso. Debemos probar cada hombre y cada mensaje – a través de toda la Palabra de Dios.
Mañana veremos tres características de un verdadero profeta de Dios.
0 comentarios:
Publicar un comentario