Ezequiel profetizó de un sacerdocio de Sadoc en estos últimos días
"Mas los sacerdotes levitas hijos de Sadoc, que guardaron el ordenamiento del santuario cuando los hijos de Israel se apartaron de mí, ellos se acercarán para ministrar ante mí… Ellos entrarán en mi santuario, y guardarán mis ordenanzas" (Ezequiel 44:15-16). En esencia, Dios está diciendo, "En los últimos días, tendré un ministerio de Sadoc, hecho de siervos según mi propio corazón. Y al contrario del sacerdocio de Elí, se acercarán a mí y me servirán."
Pablo escribe, "Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio [de manifestar a Cristo] renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad" (2 Corintios 4:1-2). Pablo dice que manifestar a Cristo involucra renunciar a toda deshonestidad y pecado oculto. Para abreviar, estas cosas reflejan la profecía de Ezequiel: Los ministros Sadoc de Dios rechazarán los caminos de Elí, renunciarán a todos los ídolos, se volverán a Dios con pasión renovada, se apartarán para el Señor, y determinarán reflejar su gloria.
Puede preguntarse: ¿Dónde encuentran los sacerdotes de Sadoc el poder para hacer estas cosas? ¿Cómo convocan la habilidad de librar sus vidas completamente de abominaciones, mientras los sacerdotes de Elí beben libremente tal veneno? ¿Qué debe pasarles a estos verdaderos siervos, que les hace apegarse a Jesús en medio de tal compromiso?
Puesto simplemente, los sacerdotes de Sadoc son cambiados y llenos de poder al estar encerrados con Cristo. Pasan tiempo de calidad en su presencia. Como resultado, han encontrado su llamado: acercarse a Jesús, y ministrarle en su presencia. ¿Cómo ministran al Señor? La palabra que Ezequiel usa para ministrar es sharath (vea Ezequiel 44:15-16). Quiere decir esperar o servir, y adorar. Para abreviar, habla de una devoción celosa.
Leí recientemente de tal devoción. Un reportero fue enviado a un nuevo templo hindú en EE.UU. El templo fue construido para el dios Vishnú que es adorado por muchos inmigrantes asiáticos. El reportero describió como un sacerdote hindú ministraba a este dios. Primero, el sacerdote entró en el santuario interno, o lugar santo. Entonces se arrodilló durante horas ante una imagen de granito de Vishnú. El dios está reclinado en los rollos de una cobra de cinco cabezas, donde está protegida por las capuchas de las serpientes. El reportero escribió, "El sacerdote salió de ese lugar santo horas después, agotado y dichoso, como un guerrero victorioso. Estaba cubierto de sudor, y llevaba una guirnalda de flores marchitas bajo su brazo."
A menudo me pregunto si Dios se pone celoso por este tipo de devoción. Mientras los sacerdotes en otras religiones ministran a ídolos inanimados, multitudes del pueblo de Dios están preocupadas con las cosas de este mundo. Le damos sólo trozos de nuestro tiempo, en nuestro apuro, momentos sobrantes.
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