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lunes, 10 de noviembre de 2014

LA VERDADERA FE ANTE DIOS

FOTO OBRA CASA GRANDE TRUJILLO

Sin intimidad, tu fe no es una fe verdadera a los ojos de Dios

Marcos 4 relata una historia con Jesús y sus discípulos en un barco, sacudidos por una tormenta en el mar. Al entrar en la escena, Cristo ha calmado las olas con una sola orden. Ahora el se vuelve a sus discípulos y les pregunta, “¿Cómo no tenéis fe?” (Marcos 4:40).

Quizás pienses que esto suena severo. Era humano tener temor en una tormenta como esa. Pero Jesús no los reprendía por esa razón. Mas bien, el les estaba diciendo, “Después de todo este tiempo conmigo, aun no saben quien soy. ¿Cómo es posible que caminen conmigo por tanto tiempo, y que no me conozcan íntimamente?”

En realidad, los discípulos estaban pasmados por el extraordinario milagro que Jesús acababa de hacer. Las Escrituras dicen, “Ellos estaban espantados y se decían unos a otros: --¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?” (4:41).

¿Puedes imaginártelo? Los mismos discípulos de Jesús no le conocían. Él había llamado personalmente a cada uno de estos hombres para que le siguiera. Y ellos habían ministrado a su lado, a multitudes de gentes. Ellos habían hecho milagros de sanidad, y habían alimentado una concentración grande de gente hambrienta. Pero aun eran extraños acerca de quien realmente era su Maestro.

Trágicamente, lo mismo es cierto hoy. Multitudes de cristianos han viajado en el barco con Jesús, han ministrado a su lado, y han alcanzado multitudes en su nombre. Pero realmente no conocen a su Maestro. No han pasado un tiempo de intimidad con él. Nunca se han sentado calladamente en su presencia, abriendo su corazón a él, esperando y escuchando para comprender lo que él quiere decirles.

Vemos otra escena acerca de la fe de los discípulos en Lucas 17. Los discípulos fueron a Jesús, pidiendo, “¡Auméntanos la fe!” (Lucas 17:5).

Muchos cristianos hacen la misma pregunta en la actualidad: “¿Cómo puedo aumentar mi fe?” Pero no buscan al Señor por sí mismos por su respuesta. Al contrario, se apresuran a seminarios que afirman enseñarles a creyentes como aumentar su fe. O, compran un montón de libros que ofrecen diez pasos rápidos para aumentar la fe. O, viajan cientos de millas para escuchar conferencias acerca de la fe por evangelistas y maestros prominentes.

Te puedo decir sin lugar a dudas, que nunca aumentaras tu fe en estas formas. Si quieres que tu fe aumente, tienes que hacer lo mismo que Jesús le dijo a sus discípulos en este pasaje. ¿Cómo contestó él a su pedido por fe? “…vístete adecuadamente, y sírveme hasta que haya comido y bebido;…” (17:8).

Jesús estaba diciendo, en esencia, “Ponte tu vestidura de paciencia. Entonces ven a mi mesa y come conmigo. Quiero que me alimentes allí. Tú felizmente trabajas para mí todo el día. Ahora quiero que tengas comunión conmigo. Siéntate conmigo, abre tu corazón, y aprende de mí. Hay tantas cosas que deseo hablar a tu vida.”


No te conformes con más explicaciones teológicas de la fe. No busques más pasos para obtenerla. Vete a solas con Jesús, y permite que el comparta su corazón contigo. La fe verdadera nace en la habitación secreta de oración intima. Así que, ve a Jesús y aprende de él. Sí pasas tiempo de calidad en su presencia, seguro que la fe vendrá. Él hará nacer la fe en tu alma como nunca la conociste. Créemelo, cuando escuches su voz queda, la fe explotara dentro de ti.

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