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jueves, 6 de noviembre de 2014

CUANDO VENGA, ¿ENCONTRARÁ FE?


La fe que no se produce en el lugar secreto con Dios, no es verdadera fe

Siempre quedo pensativo por la pregunta que Jesús hace en Lucas 18:8: “…No obstante, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?” ¿A que se refería el Señor con esto? Mientras observo la iglesia de Jesucristo hoy en día, pienso que ninguna otra generación ha estado tan centrada en la fe como la nuestra.

Todos el mundo parece estar hablando de la fe. Abundan los sermones sobre el tema. Clases y conferencias toman lugar por todo el mundo acerca de la fe. Libros sobre el tema llenan los libreros de las librerías cristianas. Multitudes de cristianos a tropel asisten reuniones para ser levantados y entusiasmados por un mensaje acerca de la fe.

En la actualidad, existen predicadores de fe, maestros de fe, movimientos de fe, hasta iglesias de fe. Claramente, si existe un tipo de especialización de temas tomando lugar hoy en la iglesia, es sobre el asunto de la fe.

No obstante, tristemente, lo que la mayoría de las personas consideran como fe en la actualidad no es fe en absoluto. En efecto, Dios rechazara mucho de lo que es llamado y practicado como fe. Simplemente no lo aceptara. ¿Por que? Es una fe corrompida.

En la actualidad, muchos predicadores totalmente humanizan el tópico de la fe. Ellos describen la fe como si tan solo existiera para ganancia personal o para llenar necesidades propias. He escuchado a algunos pastores decir, “La fe no es acerca de pedirle a Dios lo que necesitas. Es acerca de pedirle lo que sueñas. Si lo puedes soñar, lo puedes tener.”

La fe que estos hombres predican esta atado a la tierra, arraigado en este mundo, materialista. Anima a los creyentes a orar, “Señor, bendíceme, prospérame, dame.” No consideran las necesidades de un mundo perdido. No puedo enfatizarlo lo suficiente: esta clase de fe no es la que Dios esta deseando de nosotros. No puedo ser acerca de ganancia sin santidad.

Existe una doctrina de fe particularmente peligrosa que esta siendo defendida hoy en día. Esta afirma que los creyentes más santos son aquellos que han “trabajado su fe” para obtener una vida cómoda para sí mismos. Según esta doctrina, las personas que debemos emular son aquellas que conducen los autos más grandes y caros, y son dueños de las casas más grandes y lujosas.

Esto es una herejía absoluta. Si fuera así, entonces los creyentes más santos fueran aquellos que estafan a los demás en sus finanzas. Significaría que nuestra concentración diaria seria buscar cada oportunidad para ganancia propia. Eso simplemente no es el evangelio de Jesucristo.

“…No obstante, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?” (Lucas 18:8).

Sin embargo, mi enfoque en este mensaje no es acerca de predicadores de prosperidad ni doctrinas de ganancia personal. Es acerca de aquellos que verdaderamente aman a Jesús, y quieren vivir por fe en una forma que le agrada a él. Mi mensaje a tales creyentes es este: toda fe verdadera nace de intimidad con Cristo. En efecto, si tu fe no sale de esa intimidad, no es fe a su vista.

Las escrituras nos hablan de una fe viva, y una fe muerta. Muéstrame tu fe sin obra y yo te mostraré mi fe por sus obras, la fe verdadera obra. Es decir, transforma al creyente, lo lleva a vivir piadosamente y esto hermanos se consigue en el lugar secreto, en la intimidad con Dios. Me dirás: "Siervo Israel, otra vez con lo mismo? Que acaso todo surge de ello?...." Yo les respondo: Si y no sólo surge de ello, se sostiene de creer, depende de ello. De  cuanta hambre tengamos de satisfacer los deseos de Dios, de agradarle y servirle, esa fe en obediencia y santidad. Esa es la fe que Él quiere encontrar cuando vuelva por nosotros. La fe que nos lleva a anhelar más estar con El, que seguir en este mundo materialista y vacío.

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