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sábado, 25 de octubre de 2014

LA NECESIDAD DE COMUNIÓN


La Biblia habla de la necesidad de comunión
del Hijo con el hombre desde el principio.


La escritura dice que Cristo fue engendrado antes que el mundo fuera creado: “Su Hijo; quien es el heredero de todas las cosas, por quien fueron hechas (Hebreos 1:2.). “Este era en el principio con Dios. Todas las cosas fueron por él hechas y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” (Juan 1:2-3).

Desde el principio, vemos al Señor buscando comunión con el hombre. Su Espíritu caminaba con Adán en el jardín del Edén, conversando en la frescura del día. Estos momentos íntimos eran comida para el Señor deleitándole y agradándole a él. Tal comunión era el plan desde el principio. Pero cuando Adán pecó, la comunión se rompió.

Mas tarde en Génesis, leemos de un hombre llamado Enoc quien fue llevado al cielo. “Camino, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevo Dios.” Enoc tuvo comunión con el Señor por 365 años. Sin embargo, el solo vivió la mitad de los años que se supone él viviera durante ese tiempo. Mientras reflexionaba sobre esto, sentí el Espíritu de Dios preguntando, “¿Por qué crees que traje a Enoc a la gloria tan pronto? Sus compañeros vivieron entre setecientos y ochocientos años. ¿Por qué lo tome durante la mitad de sus años de vida?”

No tuve respuesta. El Espíritu me susurró, “La comunión es mi comida, Israel. Mi Palabra dice que Enoc camino conmigo. Esto quiere decir que él tuvo comunión conmigo, me servia, conocía mi voz. Él escuchaba mientras yo abría mi corazón a él. Nuestra comunión se hizo tan intima, que deseaba que él estuviera conmigo en la eternidad en donde no hay noche. Así que me lo traje para que estuviera conmigo para conversar interminable e interrumpidamente.

El Señor me hizo la misma pregunta acerca de Moisés. “¿Por qué llame a mi siervo amado cuando estaba en las primicias de su vida? Tu pensarás, “¿Es porque Moisés no estaba supuesto a ir a la tierra prometida?” Pero el hecho es que, Israel no entró a Canaán rápidamente. Moisés pudo haber vivido mucho tiempo más.

Oigo al Señor decir, “Moisés conversaba conmigo como ningún hombre lo hizo. ¿Por qué piensas que el bajo del monte con un brillo sobrenatural en su cara?“ La ley no pudo producir ese brillo. Fue el efecto de estar en mi presencia, por cuarenta días y cuarenta noches. Cuando nos encontramos cara a cara, él me dio de comer. Si, le instruí durante ese tiempo. Pero también tuvimos dulce comunión. Hable con Moisés y él me escuchaba. Le mostré como el tabernáculo era una ilustración mía, lleno de gloria. Así, que finalmente, cuando me lleve a Moisés fue para que estuviera a mi lado así como ya estaba Enoc.”

Ahora había tres siervos íntimos con el Señor. Esto trae un significado completo a las palabras de Jesús: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20). En otras palabras: Dondequiera que hay dos o tres de ustedes en comunión, estoy allí con ustedes conversando y en comunión. Y eso me alimenta. Me deleita que ustedes estén esperando en mi presencia. Me ministras profundamente cuando esperas a escuchar mi voz. Están llevando a cabo el propósito del Padre desde el principio del mundo.”

Ahora déjame llevarte al Monte de la Transfiguración. Jesús había llevado a tres de sus discípulos: Pedro, Jacobo y Juan. De momento, delante de sus ojos, Cristo se transfiguró. “y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.” (17:2). Lo próximo que leemos es: “Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.” (17:3) La palabra griega para “hablando” es “soon” que significa unión, comunión, compañerismo. Moisés y Elías estaban comunicándose con Jesús, conversando entre ellos.

¿Qué significaba esta escena? No creo que tenia nada que ver con el ministerio de Jesús en la tierra. Ni tampoco tenia nada que ver con los discípulos. Después de todo, Cristo le instruyo, “No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos.” (17:9)


No, yo creo que Jesús en su cuerpo glorificado, estaba deseando alimentarse por ultima vez. El sabia lo que le esperaba y el ansiaba por la comida que el hombre “no conoce.” Él estaba a punto de ir a la cruz para pagar el precio que el ya había prometido, para redimir a la humanidad del pecado. Y ahora él deseaba tener una fiesta con sus amigos íntimos, para fortalecer su alma para la experiencia que le esperaba. En mi opinión, la reunión de Cristo con Moisés y Elías fue un regalo que le dio el Padre. Dios deseaba dar a su Hijo un recordatorio de su gloria, diciendo, “Aquí esta la comida celestial que te espera.”

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