Hnos de Casa Grande
He conversado por facebook con un hermano de la fe, que está
sumamente débil; se encuentra en el valle de sombra de muerte, un cáncer atacó
su cuerpo. Él me dijo: “En estos días, Dios me ha traído a mi memoria muchas
escenas de mi vida, cosas que hice o dije de las que no me acordaba, para que
yo le pida perdón por cada una de ellas”. Le señalé que así es Dios y que él
debía aprovechar esa situación en la que se encontraba para limpiar su corazón,
porque el Señor lo estaba preparando y es así como Él prepara a la iglesia.
Porque si no confiesas tus pecados y le pides perdón a Dios por ellos, no puedes
entrar a su reino.
¡Qué favor de Dios, qué gracia y qué misericordia que Él te
lleve a ese punto del valle de sombra de muerte para que tú tengas tiempo de
orar, de hablar con Dios, de acordarte de aquello que habías olvidado o que
tenías escondido y pudieras escuchar la tierna voz del Señor haciéndote acuerdo
de todo aquello que hiciste o dijiste y tener la posibilidad de pedirle perdón! Me dijo que le ha pedido a Dios
que lo sane, pero si no quiere hacerlo, también está bien porque Él es dueño de
hacer lo que quiera.
En los detalles más pequeños, Dios busca siempre la manera de ayudarte y
de favorecerte. Quizás te quejas y es porque no conoces la verdad. Tú dices que
las circunstancias te son contrarias pero Dios las está usando para bendecirte.
¡Él, algo está haciendo a tu favor! Yo agradezco a Dios el haber podido hablar con este hermano porque la Biblia señala que uno aprende más en la casa de
luto que en la que está de fiesta (Eclesiastés 7:4).
Posiblemente estás en una encrucijada difícil pero tú tienes que tener
una visión de Dios acerca de lo que Él está haciendo en medio de tus
circunstancias, ¡Porque Dios siempre estará obrando a favor de los suyos! ¡Él
no quiere maldecirte sino bendecirte! ¡Él te ama eternamente y no por un
tiempo, y aunque te tenga que condenar, te seguirá amando!
Volviendo al relato del libro de Ester, vemos cómo Amán pasea a
Mardoqueo en el caballo del rey y después se va corriendo a su casa a cambiarse
porque tiene una cena con la reina. Les dijo a sus parientes antes de ir, que
se sentía agraciado porque la reina lo invitó, era un privilegio estar al lado
del rey y de la reina pero cada vez que le veía la cara a ese Mardoqueo se le
quitaba las ganas de vivir. Entonces, en medio del banquete, el rey le pregunta
a Ester qué es lo que deseaba y le ofreció hasta la mitad del reino. Ella,
llorando le respondió: “Si mi pueblo fuese vendido para ser siervos, yo no
diría nada, pero hemos sido vendidos para el exterminio yo y mi pueblo y esto
sería un gran problema para el rey y su reino”. Entonces Asuero se enojó mucho
y preguntó quién era ese malvado que tramó semejante cosa y Ester le respondió:
“El enemigo y adversario es este malvado Amán…” El rey se encendió en ira y
dijo: “¿Así que has estado tramando contra el pueblo de mi esposa?” Se levantó
y se fue al huerto del palacio para calmarse y meditar acerca de este asunto y
adentro se quedaron Ester y Amán. Éste le suplicó a la reina por su vida y cayó
sobre el lecho en donde ella estaba; en eso entró el rey y al ver semejante
escena, le dijo: “¿Querrás también violar a la reina en mi propia casa?”
Si lees el libro de Ester podrás apreciar qué precioso fue lo que Dios
hizo con esta mujer huérfana, una esclava que no valía nada, pero con quien
tenía planes para salvar a su pueblo. ¡Es hermosa la trama que Dios arma en
toda esta historia!
Le cubren el rostro a Amán y ya se determinó por parte del rey, que
moriría. La reina Ester era muy amada, especialmente por los eunucos que la
servían y uno de ellos dijo al rey: “En la casa de Amán hay una horca de
cincuenta codos que él hizo para colgar a Mardoqueo”. Y el rey respondió:
“¡Cuelguen a Amán en ella!”
En la visión de Amán, esa horca era para Mardoqueo pero en la de Dios
esa misma horca era para Amán. ¡En esa destrucción que está preparando algún
demonio o ese mal que está tramando contra ti, ahí va a caer ese mismo demonio!
¡Dios está a tu favor! ¡Este mensaje es para los que pueden creer en el poder y
el amor de Jesucristo a favor de su pueblo!
Algunos dudan si esto es realmente para ellos y seguro que no lo es pero
puedes hacerlo tuyo hoy, invitando a Cristo a tu corazón, poniendo tu vida y
tus problemas, poniendo tus pecados, tus angustias, temores y soledades en las
manos de Dios. ¡Las mejores manos!
Leemos en Ester 7:10: “Así colgaron a Amán en la
horca que él había hecho preparar para Mardoqueo; y se apaciguó la ira del
rey”. ¡Y eso no es nada! En tus dificultades, Dios no tiene
problema en bendecirte y prosperarte. Ester 8:1 y 2 agrega: “1El mismo día, el rey Asuero dio a la reina Ester la
casa de Amán enemigo de los judíos; y Mardoqueo vino delante del rey, porque
Ester le declaró lo que él era respecto de ella. 2Y se quitó el
rey el anillo que recogió de Amán, y lo dio a Mardoqueo. Y Ester puso a
Mardoqueo sobre la casa de Amán”.
¡Los bienes que le pertenecían al que te odiaba pasarán a ser tuyos! ¡El
mal que tramaron contra ti Dios lo deshace y la horca en la que te querían
colgar a ti, Dios la usa para colgar a quien te quería destruir a ti!
¡A mí me encanta esto y no tanto por Ester sino por ti que estás
creyendo esta palabra! Porque Dios te ama y formas parte de su pueblo. El
verdadero pueblo de Dios, los descendientes de Abraham son los que tienen la fe
de Abraham, los que creemos como él creía. ¡Somos el Israel espiritual de Dios!
Hay un linaje que es según la sangre pero hay otro que es según la fe. Y
nosotros hemos sido constituidos hijos de Dios por la sangre de Cristo, tenemos
su ADN y Él es el descendiente anunciado que pertenecería al linaje de Abraham.
¡Dios quiere que hoy abras tu corazón y recibas la bendición! No hay otra
manera de recibirlo, no es una cuestión de suerte sino de fe, no es cuestión de
duda, a ver si el Señor lo hace o no, y no lo hará si estás dudando. Si estás
creyendo y dices que esto es para ti, en tu maldición, Dios está tejiendo
bendición, en tu muerte, tu enfermedad, tus deudas, Dios está tejiendo
bendición.
Los reyes, a sus mejores amigos y más valerosos príncipes, les hacían
anillos que eran señal de dignidad. Amán tenía un anillo que caracterizaba la
dignidad que el rey le había dado pero se lo quitó y se lo dio a Mardoqueo. ¡Un
simple esclavo termina siendo la persona más importante del reino después del
rey Asuero! Leemos en Ester 10:2 y 3: “2Y todos los hechos
de su poder y autoridad, y el relato sobre la grandeza de Mardoqueo, con que el
rey le engrandeció, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes
de Media y de Persia? 3Porque Mardoqueo el judío fue el segundo
después del rey Asuero, y grande entre los judíos, y estimado por la multitud
de sus hermanos, porque procuró el bienestar de su pueblo y habló paz para todo
su linaje”.
Mardoqueo era un creyente y él le dijo a la reina: “Mira que no has
venido a ser reina para disfrutar del palacio; has llegado a donde estás, para
esta hora y te tienes que jugar la vida para salvar a tu pueblo; y si tú no
haces nada, de algún lado vendrá salvación para el pueblo de Israel, pero tú
perderás”. La reina escuchó sus palabras y pidió que orasen por ella porque
decidió entrar a la corte del rey aunque no lo podía hacer a menos que fuera
llamada. Pero se animó y entró; y solamente se salvaba si el rey extendía el
cetro hacia ella. ¡Realmente quedó claro que el corazón del rey estaba
inclinado hacia Ester y que ella gozaba de su gracia! ¿Sabes cómo puedes caerle
en gracia al rey? ¡Amándolo y creyéndole! La gente se pregunta qué tienen que
hacer para agradar a Dios y creen que haciendo algo van a tener el favor de
Dios. ¡Tú tienes que amarle y creerle! ¡La fe le agrada a Dios! Quien duda, no
recibirá nunca, nada de Dios, pero el que cree, recibe. ¡Dios habla, y el que
cree, recibe!
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