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martes, 26 de agosto de 2014

REUNIÓN CON PASTORES DE TALARA



Con los pastores de Talara preparando el programa.

LA HORCA QUE PREPARARON, SERÁ TU BENDICIÓN PARTE 3


Hnos de Casa Grande
He conversado por facebook con un hermano de la fe, que está sumamente débil; se encuentra en el valle de sombra de muerte, un cáncer atacó su cuerpo. Él me dijo: “En estos días, Dios me ha traído a mi memoria muchas escenas de mi vida, cosas que hice o dije de las que no me acordaba, para que yo le pida perdón por cada una de ellas”. Le señalé que así es Dios y que él debía aprovechar esa situación en la que se encontraba para limpiar su corazón, porque el Señor lo estaba preparando y es así como Él prepara a la iglesia. Porque si no confiesas tus pecados y le pides perdón a Dios por ellos, no puedes entrar a su reino. 
¡Qué favor de Dios, qué gracia y qué misericordia que Él te lleve a ese punto del valle de sombra de muerte para que tú tengas tiempo de orar, de hablar con Dios, de acordarte de aquello que habías olvidado o que tenías escondido y pudieras escuchar la tierna voz del Señor haciéndote acuerdo de todo aquello que hiciste o dijiste y tener la posibilidad de pedirle perdón! Me dijo que le ha pedido a Dios que lo sane, pero si no quiere hacerlo, también está bien porque Él es dueño de hacer lo que quiera.
En los detalles más pequeños, Dios busca siempre la manera de ayudarte y de favorecerte. Quizás te quejas y es porque no conoces la verdad. Tú dices que las circunstancias te son contrarias pero Dios las está usando para bendecirte. ¡Él, algo está haciendo a tu favor! Yo agradezco a Dios el haber podido hablar con este hermano porque la Biblia señala que uno aprende más en la casa de luto que en la que está de fiesta (Eclesiastés 7:4). 
Posiblemente estás en una encrucijada difícil pero tú tienes que tener una visión de Dios acerca de lo que Él está haciendo en medio de tus circunstancias, ¡Porque Dios siempre estará obrando a favor de los suyos! ¡Él no quiere maldecirte sino bendecirte! ¡Él te ama eternamente y no por un tiempo, y aunque te tenga que condenar, te seguirá amando!
Volviendo al relato del libro de Ester, vemos cómo Amán pasea a Mardoqueo en el caballo del rey y después se va corriendo a su casa a cambiarse porque tiene una cena con la reina. Les dijo a sus parientes antes de ir, que se sentía agraciado porque la reina lo invitó, era un privilegio estar al lado del rey y de la reina pero cada vez que le veía la cara a ese Mardoqueo se le quitaba las ganas de vivir. Entonces, en medio del banquete, el rey le pregunta a Ester qué es lo que deseaba y le ofreció hasta la mitad del reino. Ella, llorando le respondió: “Si mi pueblo fuese vendido para ser siervos, yo no diría nada, pero hemos sido vendidos para el exterminio yo y mi pueblo y esto sería un gran problema para el rey y su reino”. Entonces Asuero se enojó mucho y preguntó quién era ese malvado que tramó semejante cosa y Ester le respondió: “El enemigo y adversario es este malvado Amán…” El rey se encendió en ira y dijo: “¿Así que has estado tramando contra el pueblo de mi esposa?” Se levantó y se fue al huerto del palacio para calmarse y meditar acerca de este asunto y adentro se quedaron Ester y Amán. Éste le suplicó a la reina por su vida y cayó sobre el lecho en donde ella estaba; en eso entró el rey y al ver semejante escena, le dijo: “¿Querrás también violar a la reina en mi propia casa?”
Si lees el libro de Ester podrás apreciar qué precioso fue lo que Dios hizo con esta mujer huérfana, una esclava que no valía nada, pero con quien tenía planes para salvar a su pueblo. ¡Es hermosa la trama que Dios arma en toda esta historia!
Le cubren el rostro a Amán y ya se determinó por parte del rey, que moriría. La reina Ester era muy amada, especialmente por los eunucos que la servían y uno de ellos dijo al rey: “En la casa de Amán hay una horca de cincuenta codos que él hizo para colgar a Mardoqueo”. Y el rey respondió: “¡Cuelguen a Amán en ella!”
En la visión de Amán, esa horca era para Mardoqueo pero en la de Dios esa misma horca era para Amán. ¡En esa destrucción que está preparando algún demonio o ese mal que está tramando contra ti, ahí va a caer ese mismo demonio! ¡Dios está a tu favor! ¡Este mensaje es para los que pueden creer en el poder y el amor de Jesucristo a favor de su pueblo!
Algunos dudan si esto es realmente para ellos y seguro que no lo es pero puedes hacerlo tuyo hoy, invitando a Cristo a tu corazón, poniendo tu vida y tus problemas, poniendo tus pecados, tus angustias, temores y soledades en las manos de Dios. ¡Las mejores manos!
Leemos en Ester 7:10: “Así colgaron a Amán en la horca que él había hecho preparar para Mardoqueo; y se apaciguó la ira del rey”. ¡Y eso no es nada! En tus dificultades, Dios no tiene problema en bendecirte y prosperarte. Ester 8:1 y 2 agrega: 1El mismo día, el rey Asuero dio a la reina Ester la casa de Amán enemigo de los judíos; y Mardoqueo vino delante del rey, porque Ester le declaró lo que él era respecto de ella. 2Y se quitó el rey el anillo que recogió de Amán, y lo dio a Mardoqueo. Y Ester puso a Mardoqueo sobre la casa de Amán”.
¡Los bienes que le pertenecían al que te odiaba pasarán a ser tuyos! ¡El mal que tramaron contra ti Dios lo deshace y la horca en la que te querían colgar a ti, Dios la usa para colgar a quien te quería destruir a ti!
¡A mí me encanta esto y no tanto por Ester sino por ti que estás creyendo esta palabra! Porque Dios te ama y formas parte de su pueblo. El verdadero pueblo de Dios, los descendientes de Abraham son los que tienen la fe de Abraham, los que creemos como él creía. ¡Somos el Israel espiritual de Dios! Hay un linaje que es según la sangre pero hay otro que es según la fe. Y nosotros hemos sido constituidos hijos de Dios por la sangre de Cristo, tenemos su ADN y Él es el descendiente anunciado que pertenecería al linaje de Abraham. ¡Dios quiere que hoy abras tu corazón y recibas la bendición! No hay otra manera de recibirlo, no es una cuestión de suerte sino de fe, no es cuestión de duda, a ver si el Señor lo hace o no, y no lo hará si estás dudando. Si estás creyendo y dices que esto es para ti, en tu maldición, Dios está tejiendo bendición, en tu muerte, tu enfermedad, tus deudas, Dios está tejiendo bendición.
Los reyes, a sus mejores amigos y más valerosos príncipes, les hacían anillos que eran señal de dignidad. Amán tenía un anillo que caracterizaba la dignidad que el rey le había dado pero se lo quitó y se lo dio a Mardoqueo. ¡Un simple esclavo termina siendo la persona más importante del reino después del rey Asuero! Leemos en Ester 10:2 y 3: 2Y todos los hechos de su poder y autoridad, y el relato sobre la grandeza de Mardoqueo, con que el rey le engrandeció, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Media y de Persia? 3Porque Mardoqueo el judío fue el segundo después del rey Asuero, y grande entre los judíos, y estimado por la multitud de sus hermanos, porque procuró el bienestar de su pueblo y habló paz para todo su linaje”.


Mardoqueo era un creyente y él le dijo a la reina: “Mira que no has venido a ser reina para disfrutar del palacio; has llegado a donde estás, para esta hora y te tienes que jugar la vida para salvar a tu pueblo; y si tú no haces nada, de algún lado vendrá salvación para el pueblo de Israel, pero tú perderás”. La reina escuchó sus palabras y pidió que orasen por ella porque decidió entrar a la corte del rey aunque no lo podía hacer a menos que fuera llamada. Pero se animó y entró; y solamente se salvaba si el rey extendía el cetro hacia ella. ¡Realmente quedó claro que el corazón del rey estaba inclinado hacia Ester y que ella gozaba de su gracia! ¿Sabes cómo puedes caerle en gracia al rey? ¡Amándolo y creyéndole! La gente se pregunta qué tienen que hacer para agradar a Dios y creen que haciendo algo van a tener el favor de Dios. ¡Tú tienes que amarle y creerle! ¡La fe le agrada a Dios! Quien duda, no recibirá nunca, nada de Dios, pero el que cree, recibe. ¡Dios habla, y el que cree, recibe!

jueves, 7 de agosto de 2014

LA HORCA QUE PREPARARON, SERÁ TU BENDICIÓN PARTE 2


Hubo un hombre, llamado Amán, uno de los príncipes más importantes cercano al rey, quien era una persona muy importante por lo cual se había decretado que, cuando él pasara por algún lugar, los demás príncipes debían hacerle reverencias. ¡Pero Mardoqueo hacía reverencias sólo a Dios! Lejos estaba de saber que por no hacerle reverencia a Amán, éste iba a odiarlo, y no solamente a él, sino a todos los judíos y buscaría la destrucción de ese pueblo. 
Pero, para Mardoqueo era más importante la fidelidad hacia Dios y él actuó en consecuencia, por lo que no se inclinó delante de Amán. Llegó a oídos del príncipe, que no se inclinaba delante de él y se llenó de ira y odio, entonces dijo: “Poco es para mí odiar a Mardoqueo”. Entonces comenzó a odiar a su pueblo, tanto que tramó la manera de lograr una ley que los destruyera, con la aprobación del rey Asuero, a quien le comentó: “Hay un pueblo en todas las provincias que no te sirven para nada y hay que exterminarlos”. Le tejió toda una historia y como era un hombre de mucha confianza del rey, éste le dio su consentimiento, le entregó su anillo y lo autorizó para crear el decreto que quisiera, el cual también podía firmarlo de parte del rey y enviarlo. De esa manera el decreto fue despachado a todas las provincias, en todos los idiomas, de 127 nacionalidades, el cual señalaba que en determinado día todas las personas que conocían a algún judío, podían entrar a su casa o a su tierra y matarlo, y quedarse con todas sus pertenencias. Cuando se enteró de esto Mardoqueo lloró mucho, y habló con Ester, la nueva reina; él no podía entrar a hablar con el rey y le había pedido a ella que no le diga a nadie cuál era su identidad y cuál era su nación, por lo que nadie sabía que la reina Ester era judía. Así que se comenzó a complicar la cosa grandemente y Ester se dio cuenta para qué vino a ser reina.
La historia de la reina Ester se asemeja a la historia de la iglesia. Tú no estabas tan bien cuando Dios te buscó, cuando te eligió para pertenecer a su linaje, para ser su pueblo santo y escogido, para vivir y reinar con Él. Nosotros somos linaje escogido y nación santa; Dios nos sacó de la basura y nos ha hecho príncipes. La promesa de Dios es que nosotros vamos a reinar juntamente con Él.
Yo identifico la vida de la reina Ester, con cada uno de nosotros; una niña que no tenía esperanza, ni futuro, ni propósito, sólo contaba con un primo que la había recogido el cual se constituyó en su padre, quién la educó y la guió hasta que llegó a ser reina. La historia de Ester es la de cada uno de nosotros, porque somos la iglesia, la esposa del rey, su amada. Aunque no lo entiendas bien, digamos que has caído en gracia a los ojos del rey y Él te eligió a ti. ¡Habiendo muchos para elegir, nos eligió a nosotros! Este mensaje está dirigido a aquellos que Él ama y cuida.
La historia se puso interesante porque Amán tramó contra el pueblo de Dios e ideó un decreto con una fecha estipulada para su destrucción. Él se saboreaba por lo que había logrado, y ésta era su venganza por causa de un hijo de Dios que no se inclinaba delante de él sino sólo delante del Señor. ¡Mardoqueo honraba solamente a Dios!
Así fue que la reina Ester, un buen día, entró a donde estaba el rey, con la intención de contarle todo lo que estaba sucediendo; que ella era judía, que había un decreto en el que se estipulaba que su pueblo sería exterminado. No obstante, no sabía cómo hacer para hablarle, así que le dijo a Asuero que quería hacerle un banquete para agasajarlo, pero sólo debían ir él y Amán, el príncipe malvado. Entonces Amán comenzó a divulgar que iba a ir a un banquete con el rey y que al único que invitó la reina fue a él. Era un hombre al que le gustaba hacer fiestas y alardear de las riquezas y el poder que tenía, y del favor con el que contaba de parte del rey. Se relamía porque se acercaba la fecha indicada en el decreto y se dispuso a preparar una horca para Mardoqueo de cincuenta codos de altura, unos veinticinco metros, cosa de que si fallaba la cuerda, se terminaría estrellando contra el suelo. ¡¡Amán esperaba ansioso el día del decreto y había preparado esa horca para Mardoqueo porque lo odiaba a él y a su pueblo!!
Estaba él en esos preparativos y decide pedir una entrevista con el rey para contarle que había hecho una horca para Mardoqueo por motivo del decreto que se había dictado ya que formaba parte del pueblo judío, aunque debía esperar a que el rey le concediera la entrevista ya que nadie podía presentarse delante de él así nomás. Pero esa noche, el rey no pudo dormir; tal como nos sucede a veces a nosotros que nos desvelamos y no podemos conciliar el sueño, entonces nos ponemos a leer, pero como el rey no tenía Biblia, pidió que le leyeran las crónicas del reino. Le estaban leyendo los acontecimientos sucedidos en el reino y por ahí aparece que Mardoqueo había librado al rey de morir en un complot que idearon dos personas. En eso, el rey preguntó qué honra se le dio a Mardoqueo en esa oportunidad, y los oficiales le respondieron que no se ha hecho nada al respecto. Quiso saber quién estaba afuera y le respondieron que Amán esperaba en el patio para entrar a hablar con él, entonces Asuero lo mandó buscar. Él tenía toda la intención de contarle que había construido flor de horca para Mardoqueo, pero se adelanta Asuero y le pregunta qué se debía hacer al hombre a quien el rey quería honrar, entonces Amán pensó: “¿A  quién otro va a querer honrar más que a mí?”, y le respondió que a tal persona había que ponerle las vestiduras reales y la corona real, y que debían pasearla por toda la ciudad pregonando delante de él: “Así se hará al varón cuya honra desea el rey”. El rey pensó que era una buena idea y lo envió de prisa a buscar el vestido y el caballo para  hacer tal como había dicho, al judío Mardoqueo. ¡A Amán le salió el tiro por la culata! ¡Y eso es lo que siempre le pasa a satanás cuando está preparando alguna horca para un creyente!
Amán tuvo que ir él personalmente a buscar el vestido real, la corona, vestir a Mardoqueo y pasearlo en caballo por toda la cuidad con gente que iba pregonando adelante: “Así se hará al varón cuya honra desea el rey”. Tuvo que volver Amán como dice el dicho popular, “con la cola entre las patas” a su casa y esa noche tenía la segunda cena con el rey porque en la primera, la reina Ester no se había animado a decir nada, aunque éste le ofreció lo que quisiera, pero ella no estaba segura de pedir nada, sólo lo invitó que volviera otro día con Amán porque les iba a preparar un banquete.

El día en que Amán tuvo que pasear a Mardoqueo estaba enojadísimo y le contó todo a su mujer, entonces ella le dijo: “Si de la descendencia de los judíos es ese Mardoqueo delante de quien has comenzado a caer, no lo vencerás, sino que caerás por cierto delante de él”. Ponte por un momento en el lugar de Mardoqueo, porque aquí podemos apreciar la obra de Dios a favor de su pueblo. A veces la gente no sabe o no entiende lo que Dios hace a favor de su pueblo. Imagínate que Mardoqueo, cuando se enteró de ese decreto, lloró, se vistió de cilicio y de ceniza y fue por la ciudad clamando con amargura porque él no veía con claridad ni tenía tanta confianza en Dios y así le sucede a los que no tienen una clara visión del amor que Dios tiene por nosotros y de cómo Él nos cuida. ¡Dios te dice hoy que te ama y te cuida! ¡No se dormirá el que te guarda! ¡Tú te podrás descuidar pero Él no! Yo he visto el amor y los detalles de Dios a favor nuestro, en cada situación.

viernes, 1 de agosto de 2014

LA HORCA QUE PREPARARON, SERÁ TU BENDICIÓN PARTE 1



El libro de Ester es uno de los más lindos de la Biblia. ¡A mí me ha inspirado muchísimo! ¡Amo este libro porque nos deja ver el gran amor de Dios por su pueblo y su cuidado! Éste nos habla acerca de una niña que quedó huérfana y que fue adoptada por un primo, el que se constituyó en su papá. Dios la encaminó hasta que llegó a ser reina. Una mujer sin papá y sin mamá, que no era nadie y sólo formaba parte de un grupo de esclavos, llegó a ser la esposa del rey Asuero, rey de los medos y los persas, un imperio formado por ciento veintisiete provincias, unos ciento veintisiete reinos que ese rey doblegó y que gobernó desde la India hasta Etiopía. ¡Es una extensión territorial extraordinaria! Asuero, fue un hombre que desarrolló un poder bélico impresionante. Los medos y los persas llegaron a constituir un imperio muy violento y conquistador.


El rey Asuero se quedó sin esposa en una de esas noches de farra. Estaba tan contento con todo lo que había logrado que hizo una fiesta de ciento ochenta días para mostrarle a los príncipes y al mundo, su poder y su gloria. Había dictado una ley especial que permitía a todos los que participaban de su fiesta tomar todo el vino que quisieran, y si no querían beber, no los iban a obligar. A los ciento ochenta días, cuando culminaba el festejo, decidió hacer otra fiesta por siete días más. Y dice la palabra de Dios que el rey, en el fragor del alcohol, les quiso presentar su esposa a los príncipes, una mujer muy hermosa llamada Vasti, así que mandó a siete eunucos a buscarla. Se ve que la reina pensó que estaba borracho por lo que se rehusó a ir. ¡Se armó un lío tremendo en el reino! Todos los consejeros del rey dieron su opinión acerca de lo ocurrido y le aconsejaron lo que debía hacer. Uno se levantó y le dijo: “Oh rey, no solamente ha pecado contra ti sino también contra todos nosotros porque ahora todas las mujeres se van a enterar de lo que hizo la reina y despreciarán a sus esposos, así que debemos hacer algo ejemplar”. Entonces le propusieron al rey que Vasti no se presentara más delante de él y que éste haga reina a otra mejor que ella. Así que trajeron de todas partes del reino, de las ciento veintisiete provincias, a las vírgenes de buen parecer; eran cientos y cientos de doncellas. Ellas tenían que estar doce meses preparándose para ir al encuentro del rey. Pasado un año le traían una doncella cada noche para que él eligiera entre ellas quien sería la reina. Aquella que le cayera en gracia al rey sería nombrada reina. Y Ester, que no tenía papá ni mamá, conquistó el corazón de Asuero, y no fue la primera que se presentó delante de él, ¡cuántas mujeres habrán pasado por las manos del rey! Pero Ester tocó su corazón y él la eligió como reina. Lo que no sabían ni el rey ni ella ni tampoco el primo Mardoqueo, quien pasó a ser su papá, que toda esta historia la estaba tejiendo Dios, para salvar a su pueblo.