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viernes, 1 de febrero de 2013

ORAR UNOS POR OTROS




Dios nos manda a orar los unos por los otros
(ver Santiago 5:14-16).


En el Antiguo Testamento, los sacerdotes de Israel llevaban los nombres de todas las tribus de Israel sobre su coraza. Esto significaba que las necesidades del pueblo eran llevadas continuamente en el corazón del sacerdote en oración  Para los cristianos de hoy, esto ofrece una imagen maravillosa de Cristo llevándonos en su corazón y presentando nuestras necesidades al padre. Mas aún, cada cristiano en la actualidad es un sacerdote al Señor. Y debemos siempre llevar las necesidades de los demás en nuestros corazones.

Pablo estaba tan consciente de su necesidad por las oraciones de los santos, que él rogaba por compañeros de oración por todas partes. Él le rogó a los romanos, Les ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu  que se unan conmigo en esta lucha y que oren a Dios por mí. Pídanle que me libre (Ro. 15:30-31). Y le pidió a los tesalonicenses, Hermanos, orad por nosotros. (1 Tes. 5:25).

En griego, la palabra lucha aquí significa luchar conmigo como compañero en oración  pelear por mi en oración  Pablo no estaba pidiendo una mención rápida ante el trono. Él estaba rogando, Pelea por mí en oración  Haz lucha espiritual tanto por mí, como por el evangelio.

Cuando Pablo estaba en la prisión  listo para entregar su vida, les rogó a los filipenses por sus oraciones: porque sé que, gracias a las oraciones de ustedes y a la ayuda que me da el Espíritu de Jesucristo, todo esto resultará en mi liberación  (Fil. 1:19). Pablos sabía que era un hombre marcado que las huestes de Satanás estaban dispuestas a destruirlo. Y tal es con cada verdadero ministro del evangelio. Cada pastor, predicador y evangelista necesita ayudantes en oración quienes intercedan por el continuamente.

Les aseguro, yo no estaría escribiendo esto hoy si no fuera por los compañeros en oración que han estado a mi lado a través de los años. Fui recordado de esto recientemente mientras estuve en una campaña evangelística. Todo el tiempo, el Espíritu de Dios me mantuvo consiente de que era llevado por las oraciones de muchas gentes.

En la última campaña no tenía un bosquejo ni mensaje concreto para predicar esa noche, así que oré
 de antemano, Señor, qu digo? Y cada vez, el Espíritu me susurraba, El pueblo está orando. Estoy convencido que el poder de la oración era la fuerza detrás de muchas decisiones por salvación de las que fuimos testigos en ese viaje.



Muchas veces nos hemos sentido movidos a orar por alguien sin saber lo que le está pasando en su vida, y casi siempre terminamos enterándonos que fue librado de un momento duro de prueba. Dios obra de maneras inesperadas.

Cuando tu tomas el ministerio de compañero en oración  Dios te despertará con la carga de orar por otros. Y él te dirigirá en forma maravillosa en tu oración por ellos.

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