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lunes, 7 de enero de 2013

CAMBIO DE SEMBLANTE

El segundo efecto de ver la Gloria de
Dios es un cambio de semblante!

"Y veían los hijos de Israel el rostro de Moisés, que la tez de su rostro era resplandeciente; y volvía Moisés a poner el velo sobre su rostro, hasta que entraba a hablar con El." (Ex. 34:35).

El semblante de una persona es la expresión de lo que hay en su corazón. Y el rostro de Moisés simplemente reflejaba la gloria de Dios en su alma! 

Anteriormente, Moisés se había encerrado con el Señor por cuarenta días y noches, sin ningún cambio en su semblante. En ese tiempo, él salió de la santa presencia de Dios para tratar con la idolatría de Israel hacia el becerro dorado. Nadie vió su rostro resplandecer. Pero después, cuando la revelación de la gloria de Dios se hizo realidad para él, cambiósu semblante!

Puedes pasar todo el tiempo que quieras en la presencia de Dios. Pero es un asunto completamente diferente cuando su gloria es revelada. Pablo testificó, "...Dios me había apartado desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia. Cuando él tuvo a bien revelarme a su Hijo para que yo lo predicara..." (Ga. 1:15-16). 

Pablo dice, "Yo tengo en mí mucho más que una doctrina que alguien se imaginó, más que conocimiento acerca de Cristo. Tengo una revelación de quién Cristo es, una revelación de su gracia, misericordia, y amor. Y esta revelación se ha convertido en la misma fuente de todo lo que soy y hago. Es la misma esencia de mi vida!"

La revelación de la gloria de Dios es ciertamente maravillosa. Sin embargo, muchos han convertido esa revelación en una licencia para pecar. Judas describe a estas personas de la siguiente forma "...cambian en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan a Jesucristo..." (Judas 4).

Según Pablo, tales personas pecan "para que la gracia abunde." En esencia estan diciendo, "Si a Dios le agrada expresarse a través de la misericordia y el perdón, entonces le voy a dar toda oportunidad. Voy a pecar y que él me siga amando, para que la gracia fluya. Que testimonio al mundo será este. Ser objeto de todo ese amor decendiendo del cielo!" 

Tales personas son fáciles de reconocer. Su semblante los delata. Isaías habló de Israelitas que, "...para irritar los ojos de su majestad. La apariencia del rostro de ellos los convence..."(Is. 3:8-9). En otras palabras, el profeta estaba diciendo, "Tu pecado testifica contra ti. Lo que está en tu corazón se revelará en tu semblante!" 

Por otro lado, los pecadores más endurecidos pueden reconocer cuando has "estado con Jesús." Cómo lo saben? Tú no te pareces a nadie! Ellos dicen, "Eres diferente. Te conduces con humildad. Y nada acerca de ti está escondido. No tienes cosas escondidas, en tus ojos no hay secretos. No pareces llevar resentimientos o amarguras. Si fuera así, yo lo supiera. Tu vida es un libro abierto!"

El pecado, por el contrario, lleva consigo una apariencia en particular. Ninguna sonrisa lo esconde. Y su voz tiene el sonido del vacio, el eco del metal, un címbalo resonante.

Pero aquellos que se han apropiado de la gloria de Dios son cambiados todos los días. Su semblante es cada vez más como el del Señor Jesús!

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