El segundo efecto de ver la Gloria de
Dios es un cambio de semblante!
Dios es un cambio de semblante!
"Y veían los hijos de Israel el rostro de Moisés, que la tez de su
rostro era resplandeciente; y volvía
Moisés a poner el velo sobre su rostro, hasta que entraba a hablar con
El." (Ex. 34:35).
El semblante de una persona es la expresión de lo que hay en su
corazón. Y el rostro de Moisés
simplemente reflejaba la gloria de Dios en su alma!
Anteriormente, Moisés se había encerrado con el Señor por cuarenta
días y noches, sin ningún cambio
en su semblante. En ese tiempo, él salió de la santa presencia de Dios
para tratar con la idolatría de Israel hacia
el becerro dorado. Nadie vió su rostro resplandecer. Pero después,
cuando la revelación de la gloria de Dios
se hizo realidad para él, cambiósu semblante!
Puedes pasar todo el tiempo que quieras en la presencia de Dios.
Pero es un asunto completamente
diferente cuando su gloria es revelada. Pablo testificó, "...Dios me
había apartado desde el vientre de mi madre
y me llamó por su gracia. Cuando él tuvo a bien revelarme a su Hijo para
que yo lo predicara..." (Ga. 1:15-16).
Pablo dice, "Yo tengo en mí mucho más que una doctrina que alguien
se imaginó, más que
conocimiento acerca de Cristo. Tengo una revelación de quién Cristo es, una
revelación de su gracia,
misericordia, y amor. Y esta revelación se ha convertido en la misma
fuente de todo lo que soy y hago. Es la
misma esencia de mi vida!"
La revelación de la gloria de Dios es ciertamente maravillosa.
Sin embargo, muchos han convertido esa
revelación en una licencia para pecar. Judas describe a estas personas
de la siguiente forma "...cambian en
libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan a Jesucristo..." (Judas
4).
Según Pablo, tales personas pecan "para que la gracia abunde." En
esencia estan diciendo, "Si a Dios le
agrada expresarse a través de la misericordia y el perdón, entonces le voy
a dar toda oportunidad. Voy a pecar
y que él me siga amando, para que la gracia fluya. Que testimonio al
mundo será este. Ser objeto de todo
ese amor decendiendo del cielo!"
Tales personas son fáciles de reconocer. Su semblante los delata.
Isaías habló de Israelitas que, "...para
irritar los ojos de su majestad. La apariencia del rostro de ellos los
convence..."(Is. 3:8-9). En otras palabras, el
profeta estaba diciendo, "Tu pecado testifica contra ti. Lo que está en
tu corazón se revelará en tu semblante!"
Por otro lado, los pecadores más endurecidos pueden reconocer
cuando has "estado con Jesús." Cómo
lo saben? Tú no te pareces a nadie! Ellos dicen, "Eres diferente. Te
conduces con humildad. Y nada acerca
de ti está escondido. No tienes cosas escondidas, en tus ojos no hay
secretos. No pareces llevar resentimientos
o amarguras. Si fuera así, yo lo supiera. Tu vida es un libro abierto!"
El pecado, por el contrario, lleva consigo una apariencia en
particular. Ninguna sonrisa lo esconde. Y
su voz tiene el sonido del vacio, el eco del metal, un címbalo resonante.
Pero aquellos que se han apropiado de la gloria de Dios son
cambiados todos los días. Su semblante es
cada vez más como el del Señor Jesús!
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