Te he mostrado algunas de las consecuencias al destronar a Cristo, pero ahora déjame mostrarte los gloriosos beneficios para aquellos que lo mantienen en el trono de su corazón!
Quizás estás diciendo. "Yo quiero que Jesús sea rey en mi vida.
Quiero hacer todo lo que el me mande!" Déjame mostrarte las bendiciones
maravillosas que caen sobre todos los que ponen a Jesús como rey en
sus vidas:
1. Aquellos que se someten al señorío de Cristo serán llenos de su
santidad. Las escrituras nos dicen que si tú te sometes a Jesús,
esperando recibir su consejo y dirección, serás participe de su santidad:
"Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos
disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedecemos mucho mejor
al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por
pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para
lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad."
(He. 12:9-10).
Pablo nos manda ir a Jesús, pidiéndole que nos dé dominio sobre
todos nuestros pecados y temores:
"ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos
de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre
los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.
Porque el pecado no se enseñore de vosotros; pues no estáis bajo la
ley, sino bajo la gracia." (Ro. 6:13-14).
Dios está diciendo, "Si quieres conocer la vida abundante, una vida
plena y verdadera, entonces somtete a mi. Te daré vida sin temor, culpa
o condenación!"
2. Aquellos que se someten al señorío de Cristo caminaran en paz.
Los cristianos sometidos no viven en temor, desorden o ansiedad. Están
vestidos de paz:
"Que, librados de nuestros enemigos, sin temor le serviramos en
santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días... Por la
entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó desde lo
alto la aurora, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra
de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz."
(Lc. 1:74-75, 78-79).
¡Qué maravillosa promesa! Si sometemos nuestras vidas a él, él
iluminar nuestras tinieblas con su luz. El quitara la sombra de muerte
de nuestras vidas y nos guiara a la paz y el descanso. El dice, "Quitaré
toda confusión de tu vida y podrés caminar en paz!"
Puedes notar cuando una persona ha puesto a Cristo en el trono de su
corazón. Esa vida produce una paz que sobrepasa conocimiento y puedes ver
esa paz en el rostro y comportamiento de esa persona. "Y el mismo Señor
de paz os dé siempre paz en toda manera..." (2 Tes. 3:16).
3. Aquellos que se someten al señorío de Cristo tienen la fortaleza
y el conocimiento del Señor en abundancia. Literalmente obtienen una
nueva fuerza mental y física No desmayan en el camino, porque Jesús derrama
su propia fuerza en ellos mientras van en el camino:
"para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo,
llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de
Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria,
toda paciencia y longanimidad" (Col. 1:10-11).
4. Dios mantendrá sin culpa hasta el día de la venida de Cristo a
aquellos que se someten a su señorío. Si nos sometemos a Jesús haciendo
sus mandamientos, sin apoyarnos a nuestra propia prudencia, nunca nos
faltara nada. El suplir todo lo que necesitamos para agradarle a él.
¡El Señor mismo nos sostendrá y nos mantendrá sin culpa, hasta el fin!
"porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda
palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha
sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún
don, esperando la manifestacin de nuestro Señor Jesucristo; el cual
también os confirmara hasta el fin, para que seis irreprensibles en el
día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis
llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor"
(I Cor. 1:5-9).
Hemos de confiar nuestras vidas al cuidado de Jesús. Entonces se
convierte en su responsabilidad el sostenernos y cuidarnos: "Pero fiel
es el Señor, que os afirmara y guardara del mal." (2 Tes. 3:3). El
dice, "Si me mantienes en el trono de tu corazón como Señor, te
mantendré sin culpa hasta mi venida. Te guardaré de caer!"
"...encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien."
(I Pe. 4:19).
El Salmo 121 resume la actitud que debemos tener:
"Alzar mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi
socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra. No dará tu
pie al resbaladero, Ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se
adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel. Jehová es tu guardador;
Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día,
ni la luna de noche. Jehová te guardara de todo mal; El guardar tu
alma. Jehová guardar tu salida y tu entrada desde ahora y para
siempre." (Sal. 121:1-8).
¡Pon a Cristo en el trono de tu corazón hoy y vive!
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