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lunes, 23 de abril de 2012

VERDAD QUE CAMBIA LA VIDA


Oro para que lo que tenga que compartir
contigo te ofrezca una verdad que te cambie la vida.
 


No hace muchos años, prediqué un mensaje acerca de la necesidad de mostrar caridad a los más cercanos a nosotros. En ese mensaje, hablé del pecado de ser fácilmente provocado.

Tenía tanta convicción de lo que el Señor me había mostrado en esta área, que estaba determinado a tratar de raíz con este pecado en mi vida. Después de mucha oración y buscar a Dios, estaba convencido de que había obtenido la victoria. Incluso pensé: "por la gracia de Dios, nunca voy a ser fácilmente provocado otra vez". Siempre me detengo y oro, cuento hasta diez y confío en que el Espíritu Santo va a calmar mi espíritu. El me va a ayudar a poner la otra mejilla y a alejarme".

Pero bueno, mi victoria duró sólo pocos días. Fue entonces cuando recibí una llamada telefónica de un amigo cercano -una llamada que me tomó por sorpresa. Mi amigo me dijo algo que sentí como si me estuviera cortando. Me perturbó tanto, que cortó la conversación. No le colgué, pero sabia que me había provocado en verdad.

Esa conversación encendió un fuego bajo mi piel. Estaba perturbado, herido, agitado. Y todos mis jugos carnales empezaron a derramarse: enojo, indignación, dolor. En breve, Empecé a hervirme en mis propios jugos! Empecé a caminar alrededor, tratando de orar -pero estaba tan molesto y perturbado, que a duras penas podía concentrarme en el Señor. Y oré: "Dios, esa llamada vino directamente del infierno! Mi amigo me decepcionó, y no había razón para ello. Tenía que ser el diablo tratando de provocarme. No tengo que escuchar ese tipo de basura!".

Dejé cocinar esos pensamientos cerca de una hora. Entonces, finalmente, vine al punto de ebullición -y clamé "Señor, Estoy realmente hirviendo en esto! Estoy hirviendo, molesto -y humeando realmente!". Fue entonces cuando escuché la pequeña y tranquila voz de Dios, diciendo, "Israel, apaga el estofado, apaga esa llama ahora mismo! Te estás hirviendo en tus propios jugos de dolor, enojo y odio, porque has sido herido profundamente. Pero lo que estás haciendo es peligroso, y no te atrevas a seguir preocupándote!". 

Hace mucho tiempo aprendí que cuando el Espíritu Santo habla, me conviene escuchar. Me arrepentí de inmediato y le pedí perdón. Después me senté y empecé a pensar: "¿Qué fue lo que me provocó tanto? Y ¿Porqué mantuve las cosas calentándose e hirviendo por dentro? No puedo permanecer enojado con este amigo -hemos sido amigos por mucho tiempo. Y ahora voy a perdonarlo. Así que, ¿Porqué estoy tan enojado?

De repente, se me iluminó el cerebro: el estar hirviendo por dentro no era el resultado de esa conversación dolorosa. No - Estaba enojado porque me permitió a mi mismo ser fácilmente provocado de nuevo!. Estaba perturbado, agitado conmigo mismo, porque rápidamente había caído en el antiguo hábito y pensaba que ya lo había conquistado.

Cuando vi que no había aprendido la lección del todo, que todavía era fácilmente provocado, clamé, "Señor, Nunca voy a aprender! Me diste este mensaje, y lo prediqué a muchas personas. Pero todavía no tengo la victoria en mi propia vida!"

Me sentí como un corredor que se hubiera caído en la carrera. Empecé a llorar por dentro, "Señor, tengo tantos deseos de ganar el premio de ser conformado a Tu imagen. Pero ahora veo que nunca lo voy a lograr! Después de todos este tiempo de caminar contigo, de recibir tu revelación y disfrutar de tu comunión, todavía no me acerco a la marca. Todavía tengo enojo en mi corazón -y todavía reacciono con auto justificado orgullo. Oh Dios, ¿Iré algún da a ser como Jesús?

En esta semana les hablare lo que el Seor me mostró en aquel tiempo de quebrantamiento deseando se mas como él.

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