Satanás es tan sutil y hábil en sus tentaciones,
Que usa a nuestros seres más cercanos para provocarnos!
Que usa a nuestros seres más cercanos para provocarnos!
Considera la experiencia de Job. ¿Quién, si no el diablo pondra tales
dolorosas palabras en la boca de la esposa de este hombre? En medio de su
horrible sufrimiento, ella le dijo a Job: "Maldice a Dios y murete!"
Imagínate lo profundamente que estas palabras han de haber herido a este
hombre de Dios, especialmente cuando estaba tan decaído y en necesidad de
ánimo.
Fue también el diablo quien habló tan duramente a David a través de sus
hermanos. Cuando el padre de David le envió a las líneas de batalla a
llevarle comida a sus hermanos, Eliab, el hermano mayor de David dijo:
"¿...Para que has descendido acá? Y ¿A quien has dejado aquellas pocas
ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón,
que para ver la batalla has venido". (1 Samuel 17:28). En otras palabras:
"Tu estás aquí sólo porque quieres ver el espectáculo de la guerra!".
¿Quién, sino el diablo pudo haber tomado la lengua de Eliab para decir
tan inferiores palabras a un joven que tenía el llamado de Dios? Gracias a
Dios, David no hirvió en esas palabras y se regresó a su casa. De otra
manera, el plan de Dios podía haber abortado!
También pienso en las airadas y acusadoras palabras que los hermanos de
José le dijeron. Satanás inspiró esas palabras, porque quería que José se
amargara y pasara años hirviendo en sus jugos de enojo, venganza y odio.
Gracias a Dios, José lo rindió todo. No le permitió que hirviera!
Aun los hermanos de Jesús le dijeron palabras dolorosas. Lo desafiaron a
clamar su divinidad, diciendo, "...Si estas cosas haces, manifistate al
mundo" (Juan 7:4). En otras palabras, "Si eres realmente el Mesías, ¡Pruébalo entonces! Ve y haz tus milagros en Jerusalén, así todo el mundo
podrá ver".
"Porque ni aun sus hermanos crean en el" (versculo 5). No hay nada tan
doloroso como el que tu familia piense que eres un fraude. Sólo el diablo
podría haberle hablado a Cristo en esa manera, a través de sus propios
hermanos. ¡Quería provocar a Jesús en enojo!
De la misma manera lo intentará contigo y conmigo una y otra ves, usando personas que amamos y servimos, amigos y familiares cercanos. Que nada de lo que te digan te contriste, recuerda que debes cuidar tu corazón de las reices de amargura, pues muchos por amargura escogen alejarse y eso termina destruyendo su comunión con Dios.
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