Foto: Misión en caserio "santa rosa"
¡Dios dejó que Israel hiciera las cosas
a su manera y fracasaron!
a su manera y fracasaron!
Egipto nunca respondió al pedido de ayuda de Israel. La nación que una vez fue poderosa vino a ser una caña rota. Mientras tanto, Senaquerib y el ejército asirio había rodeado a Jerusalén. Y en ese momento Ezequías decidió: "No vamos a apoyarnos en el brazo de la carne esta vez. ¡Vamos a hacerlo todo a la manera de Dios!"
Inmediatamente, el rey se humilló y buscó a Dios en oración: "Aconteció que cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestiduras, y cubierto de cilicio entró en la casa de Jehová" (Is. 37:1). Ezequías confesó: "Señor, yo sé que no tengo nada que darte excepto mi fe. Yo no puedo pelear con Senaquerib. Estoy desvalido, aún en mi propia fuerza. Señor, todo tiene que venir de ti. Así, ¿qué haremos ahora? Estamos rodeados por nuestros enemigos. ¡Por favor, danos tu dirección!"
Ezequías sabía que Isaías tendría la palabra de Dios para guiarlos. Así que esta vez envió sus emisarios al profeta. Estos hombres dijeron a Isaías: "Este día es día de angustia, de reprensión y de vergüenza; porque los hijos están a punto de nacer, pero no hay fuerzas para dar a luz" (verso 3). En otras palabras: "Esta vez queremos hacer todo según Dios. Pero tienes que saber que estamos extremadamente débiles. Nuestras defensas están exhaustas, sin reservas. ¿Qué haremos?
Isaías tenía la palabra de Dios para ellos. El profeta dijo: "...No temas por las palabras que has oído, ...haré que en su tierra (Senaquerib) caiga a espada" (versos 6-7). Dios estaba diciendo: "Cualquier enemigo tuyo es ahora mi enemigo - ¡porque me has entregado tu batalla! Si alguien habla en tu contra, te hiere o abusa de ti, es un ataque contra mí. ¡Y yo me haré cargo de ese enemigo sea mortal o sea demoniaco!
"...No entrará en esta ciudad; no tirará en ella ni una sola flecha. No vendrá frente a ella con escudo, ni construirá contra ella terraplén" (verso 33). Dios dice: "Otros estarán cayendo a tu alrededor, pero eso no significa nada. Tú andarás en pacto conmigo. ¡Y he prometido hacer batalla contra todo enemigo que te ataque!"
Creo que Dios tiene un gran sentido del humor - porque envió un solo ángel para poner el ejército asirio a la fuga. La Escritura dice: "Entonces salió el ángel de Jehová e hirió a 185,000 en el campamento de los asirios. Se levantaron por la mañana, y he aquí que todos ellos eran cadáveres" (verso 36).
¡Que vista espectacular debió haber sido aquella! Esa mañana los asirios se levantaron para encontrar más de 185,000 de sus compañeros muertos - sin trazo alguno en sus cuerpos de haber sido heridos. ¡Y todo esto sucedió sencillamente porque los israelitas se humillaron y buscaron a Dios!
La Biblia nos dice que los asirios huyeron de Judá. "Entonces Senaquerib, rey de Asiria, partió..." (verso 37). No sólo los enemigos de Israel fueron esparcidos, sino que también Dios se aseguró que fueran destruidos. La Escritura nos dice que poco tiempo después Senaquerib fue asesinado por sus dos hijos mientras este adoraba en su templo pagano. (verso 38).
¡Qué tremenda demostración nos ha dado Dios de su poder para librarnos de nuestros enemigos en nuestra carne! El enemigo puede dispararnos flechas ardientes, pero éstas no darán en el blanco. Satanás podrá atacarnos ruidosamente con un ejército de lujurias y tentaciones, pero a la postre él huirá. Dios ha declarado: "¡Yo defenderé a todo hijo mío que confíe en mí lo suficiente como para deponer de su propia espada!
Amado santo, el Señor urge de ti: "Únete a mí en medio de tus batallas. Tu victoria es toda cuestión de fe en el poder de Dios y su voluntad para librarte. Cuando el enemigo te abruma, te oprima, ven a mí y desahógate conmigo. Búscame de todo corazón y yo daré la batalla por ti. Yo te protegeré mientras andes en pacto conmigo. Tu parte es simplemente humillarte ante mí, creer firmemente las promesas de mi pacto y buscar mi rostro. Entonces recibirás dirección por medio de mi palabra. ¡Y verás a todos tus enemigos huir de ti! Tu único camino para alcanzar la victoria total es por la fe que mantengas en los tiempos de crisis!"
La batalla nunca es nuestra. ¡Es siempre del Señor! Fe y sólo fe - fe en la promesa de Dios para librarte de caer, que pondrá en ti la voluntad de hacer lo correcto - este es el camino a una libertad gloriosa.
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