¡Envidia del respeto y honor de otros cristianos entre los hombres!
Algunos creyentes están celosos de la aprobación y gran estima que reciben otros cristianos--alguien que es honrado por encima de ellos. Desafortunadamente, este tipo de actitud se extiende por toda la iglesia. También ocurre constantemente en el ministerio. Pastores que no han entregado su corazón completamente a Jesús siempre están chismoseando y tramando contra personas que Cristo ha exaltado en su lugar. Ellos no pagaron el precio--¡y ahora aparece alguien que es altamente honrado por Dios!
El libro de Ester nos dice que Amán se deleitaba en el honor que recibía del rey Asuero. Amán era un consejero a servicio del rey--pero él no estaba satisfecho con la riqueza y el honor que había obtenido de su posición. Verás, había una persona en el reino que irrataba a Amán--un Judío llamado Mardoqueo.
Amán usualmente recibía humilde reverencia del pueblo. Pero Mardoqueo ni se arrodillaba ni se inclinaba ante Amán ni se ponía de pies en su presencia. Mardoqueo no tenía temor de nadie sino de Dios--y se inclinaba ante nadie sino ante Dios.
Como resultado, Mardoqueo tenía el respeto y el honor del pueblo. Era conocido como una persona honesta y franca, un hombre que no se podía sobornar. Y eso molestaba al extremo el orgullo de Amán. Una ira estaba creciendo en Amán--¡porque el observó como Dios honraba a otro por encima de él!
Las Escrituras dicen que Amán “…se llenó de ira contra Mardoqueo” (Ester 5:9). Y él permitió que los celos lo consumieran. Él era un hombre rico, honrado por el rey, invitado al palacio por la reina Ester. Él estaba en alto. Pero nada de eso le importaba. Al contrario, sus pensamientos estaban consumidos por los celos: “…Pero todo esto de nada me sierve cada vez que veo al judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey.” (verso 13).
Pronto Amán comenzó a tramar para coger a Mardoqueo en una trampa. Fue una trama increíble inventada para destruir a todos los judíos, y a Mardoqueo en el proceso. Amán estaba tan lleno de celos que emprendió a destruir a todo un pueblo ¡sólo por acabar con un hombre!
Pero al final, los celos de Amán le costaron la vida. Cuando su intriga fue descubierta, fue colgado en la horca que había preparado para Mardoqueo. ¡Qué precio pagó!
La advertencia de la Biblia es muy clara: cualquier cristiano que sea consumido por los celos por la bendición y aprobación de Dios sobre otra persona terminará como Amán--¡atrapado en su propia trampa!
“…hoyo han cavado delante de mí; en medio de él han caído ellos mismos.” (Sal. 57:6).
“…Su poder será exaltado en gloria. Lo verá el impío y se irritará; crujirá los dientes, y se consumirá. El deseo de los impíos perecerá” (Sal. 112:9-10).
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