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domingo, 12 de junio de 2011

APRENDIENDO DE LAS AFLICCIONES

 

El Salmista escribe, Bueno me es haber sido humillado (afligido) Para que aprenda tus estatutos. (Salmo 119:71). Te puedes preguntar, como he hecho yo - Qué clase de teología es esta? Es realmente bueno para mi ser humillado o afligido? 



La palabra hebrea para aflicción aquí significa, intimidar, molestar, rebajado, castigado, manchado, dolido, humillado, debilitado, deprimido. Y todo ha sucedido por un propósito para que yo aprenda los estatutos del Señor!


La palabra estatutos en este verso significa, ley grabada. El Salmista esta diciendo, Es bueno que pase todos estos problemas porque en el proceso Dios estaba grabando sus leyes y sus caminos en mi corazón.

Ahora bien, es cierto que el Señor permite que tribulaciones vengan para probarnos. Pero ese no es su propósito primordial al permitirlas. Mas bien, nuestros problemas y aflicciones son para enseñarnos a caminar rectamente ante el. La Biblia nos dice, Muchas son las aflicciones del justo (Salmo 34:19). Y, según el Salmista, el objetivo de todas nuestras aflicciones es para que aprendamos de ellas.

Déjame darte un ejemplo de lo que quiero decir con esto de aprender a través de las aflicciones.

Hace mucho tiempo pase una semana preparando un mensaje titulado, La mezquindad de la religión. La palabra mezquindad significa, mente pequeña, trivial. Yo estaba entusiasmado con este mensaje, lista para tronarlo desde el púlpito.

Sin embargo, mientras trabajaba en el mensaje, leí un boletín de una pareja misionera, ellos habían escrito acerca de la situación en su país, donde ellos se están preparado para mudarse.
Mozambique ha sido nombrada por las Naciones Unidas como uno de los países mas pobres de la tierra. Su situación ha empeorado por una larga y sangrienta guerra civil. La infraestructura de la nación ha sido destruida. Calles, puentes, pueblos, escuelas y hospitales han sido bombardeados. La gente ha sido torturada y matada salvajemente, y varios millones de personas han muerto en el conflicto. Millones han huido como refugiados. Estos creyentes tenían que vivir y servir al Señor en medio de un lugar hostil para ellos y compartir los sufrimientos de los pobladores.

Después de leer estos increíbles sucesos y el reporte de tanto sufrimiento me pregunte, Cómo podemos los cristianos peruanos comparar nuestras aflicciones a la de esta gente? Cómo pueden nuestros sentimientos heridos y problemas financieros apilarse contra sus horribles tribulaciones? Nuestros problemas parecen tan insignificantes, tan triviales.

Es cierto que nos incomodamos cada vez que tenemos un día de pelo feo en el trabajo. Gritamos, alguien me calumnió! El jefe me insultó! Y pensamos que la vida termino cuando las facturas de nuestra tarjeta de crédito comienzan a amontonarse, estoy trabajando mas duro que antes, sin embargo, me sigo atrasando. No puedo lograrlo!

Muchos creyentes hablan acerca de sus terribles luchas con la depresión de sentirse desanimados, tristes, incapaces de sacudir esos sentimientos terribles. Sin embargo, después de leer el boletín de estos misioneros, pensé, Cómo puede alguien comparar la depresión con el hambre, encarcelamiento, cuerpos mutilados, casas quemadas, familiares asesinados?

Por supuesto, que no hay comparación. Muchas de nuestras llamadas aflicciones pueden justamente llamarse triviales o de mente pequeña. Y yo estaba preparado para ponerme de pies en el púlpito de nuestra iglesia y predicar ruidosamente contra cristianos que se enfocan en sus problemas emocionales y heridas personales. Yo quería azotar a aquellos que dicen ser afligidos con depresión, mientras que el resto del mundo sufre en formas desconocidas para los peruanos.


Pero, entonces algo me paso. Me levante un mañana y enfrente algo muy extraño para mi - depresión! Una tristeza profunda y oscura me azoto. Caminaba por las calles pensando, Qué sucede? No hay razón para esto. Nunca había sentido tanto dolor, tristeza, temor y auto compasión.

Según estudios, estar muerto de miedo, es un desaliento extremo. Es un temor tan poderoso que te obliga a evitar hacer cualquier cosa, ir a algún sitio, no querer ver a nadie o tomar cualquier decisión. Sencillamente, - es la vieja depresión simple y llanamente.

Decidí tratar de caminar para sacudirla. Así que camine muchas cuadras pero solo se puso peor. Me dije, Señor, Qué esta pasando aquí? Estoy supuesto a predicar acerca de lo insignificante y trivial que es la depresión comparada con los problemas en Mozambique. Y sin embargo estoy caminando completamente enfocado en mi depresión!

Cuando regrese a casa, comencé a llorar y no podía parar. No sabía porque lloraba pero yo sabía que no era trivial. Era vida o muerte! Clame a Dios a todo pulmón, Oh, Señor, esto duele tanto. No es insignificante. Ayúdame - librame! Pero Dios no me libero.

Y les digo, fue bueno para mí --porque aprendí de eso!

Primero, aprendí que no podía pararme en el púlpito y azotar a nadie por su depresión porque yo sé que la depresión no es insignificante ni trivial. De hecho, no puedo imaginarme cuan dolorosa debe ser una depresión clínica. Yo solo probé por un día lo que muchos cristianos tienen que soportar por semanas, meses y hasta años.

También aprendí que nuestro Padre celestial se compadece con los sentimientos de nuestros padecimientos, sin importar cual sea nuestro padecimiento. Sea hambre, desamparo o depresión, a él le importa todo. Él es un Señor compasivo que se preocupa de sus hijos. Y él esta involucrado directamente con nuestro dolor!

Esta semana compartiré contigo algunas de las otras lecciones que he aprendido a través de las aflicciones.

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